Con la inminente asunción de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, se vislumbran cambios significativos en la política económica, tributaria, comercial y geopolítica del país. Los mercados, los consumidores y la comunidad internacional ya comienzan a especular sobre las posibles implicaciones de su regreso al poder. A continuación, analizamos los puntos clave que marcarán su nuevo mandato.
Aranceles y proteccionismo ¿una nueva guerra comercial?
Trump ha anunciado su intención de implementar aranceles agresivos a productos provenientes de Canadá, México y China, que son los países con los que más comercio tiene. Su objetivo de dicha medida es proteger la industria estadounidense. Estas tasas podrían alcanzar hasta un 25% para México y Canadá y un 60% para China, y se aplicarían a todos los productos de estas naciones, a menos que tomen medidas drásticas contra problemas como el tráfico de drogas y la inmigración ilegal (Canadá y México).
Aunque, a decir verdad; las conversaciones que ha mantenido la última semana del mes de noviembre con Claudia Sheinbaum, presidenta de México y con Justin Trudeau el primer ministro de Canadá; las tensiones han bajado su intensidad y ambos mandatarios han señalado que dichas conversaciones han sido fructíferas.
Sin embargo, los expertos advierten que esta política podría tener efectos contraproducentes. Un dólar más fuerte dificultaría reducir el déficit comercial, y los aranceles podrían provocar una disminución en el crecimiento económico global debido a la ineficiencia en la producción y la redistribución del capital hacia sectores menos competitivos en EE. UU.
Nombres clave en el gabinete económico
Trump ha designado a figuras prominentes para liderar su estrategia económica:
Howard Lutnick, secretario de Comercio, es un empresario conocido por su postura crítica hacia China y su apoyo al proteccionismo. Se espera que implemente aranceles agresivos y promueva políticas para blindar la economía estadounidense.
Scott Bessent, secretario del Tesoro, tendrá la misión de gestionar la política fiscal y tributaria, como la promesa de campaña de bajar los impuestos a las sociedades del 21% al 15%. Gestionar la deuda pública que ha alcanzado el alarmante 127% del PIB en los últimos cuatro años. Además, será clave en la representación de EE. UU. en organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Ambos enfrentarán el desafío de equilibrar una economía pujante con una deuda pública creciente y gastos elevados en sectores como defensa y salud.
Mercados y perspectivas económicas para 2025
El optimismo inicial en los mercados estadounidenses es evidente. Índices como el S&P 500 y el Dow Jones han alcanzado niveles récord, y se prevé que la tendencia alcista continúe hasta 2025. Goldman Sachs y UBS proyectan cifras que oscilan entre los 6,500 y los 7,000 puntos para el S&P 500.
Sin embargo, la incertidumbre generada por las políticas arancelarias y la posibilidad de un crecimiento más lento podrían moderar este entusiasmo. La combinación de un dólar más fuerte, tasas de interés más altas y una mayor inflación representarán obstáculos significativos para la administración de Trump.
Retos en política fiscal y social
El gasto público descontrolado, particularmente en áreas como defensa y servicios humanos, será otro punto crítico. Los datos del Tesoro del primer mes del año fiscal 2025 (octubre) muestran un déficit mensual de 257 400 millones de dólares; porque gastó 584 200 millones de dólares y recaudó tan sólo 326 800 millones de dólares. De manera que este desbalance, sumado a la deuda es un reto muy serio para la nueva gestión del presidente Donald Trump.
Geopolítica y estrategia internacional
En lo que respecta a política exterior, no tendrá mayores cambios de dirección; especialmente en lo que respecta al apoyo y respaldo que dará a Israel; porque referente a Ucrania ha sido claro al decir que desea que esa guerra termine cuanto antes. Si hasta hoy se han destinado aproximadamente 175 000 millones de dólares en apoyo a ambas guerras. Esto plantea interrogantes sobre cómo afectará a sectores clave y a la posición de Estados Unidos en conflictos globales.
Finalmente, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca promete ser un periodo de cambios profundos y retos significativos para Estados Unidos y el mundo. Mientras los mercados celebran su llegada, las implicaciones a largo plazo de sus políticas proteccionistas y fiscales serán objeto de intenso debate. El impacto en el crecimiento económico global y la estabilidad geopolítica será determinante en los años venideros.