Por: Waldemar Gracia
¿Verdaderamente vale la pena darle una segunda oportunidad a alguien que nos ha causado daño? Darse una segunda oportunidad es una gran muestra de amor y compasión hacia nosotros mismos. En otras palabras; la segunda oportunidad no es para él o ella; sino para nosotros mismos. Sin embargo, a menudo nos resulta más fácil perdonar el daño que nos ha causado otra persona y darle una oportunidad para que enmiende su error que perdonarnos y volverlo a intentar.
¿Por qué nos negamos a dar una segunda oportunidad?
1. Porque somos demasiado exigentes con nosotros mismos
Cuando nos planteamos metas muy ambiciosas, contentarnos con menos nos resulta difícil. Por eso nos sentimos tan mal cuando nos equivocamos y nuestra primera reacción es renunciar, pensando que ya no podremos alcanzar lo que nos hemos propuesto
2. ¿Porque a veces exigimos demasiado a los demás?
En algunas ocasiones ponemos el listón muy alto, de manera que nadie lo puede saltar. Cuando esperamos demasiado de los otros, es fácil que terminemos defraudados o decepcionados.
3. Porque nos anclamos al pasado
Hay personas que no desean mirar al futuro porque se sienten cómodas en el pasado, aunque sean conscientes de que ya no existe. A estas personas les da miedo a salir de la zona de confort y, por disímiles motivos, prefieren vivir en el mundo de sus recuerdos.
4. Porque creemos que no lo merecemos
Algunas personas permiten que un error determine la imagen que tienen de sí. Cuando se etiquetan como “perdedores” o “fracasados” creen que no merecen cosas buenas, de manera que ni siquiera se esfuerzan por buscar una segunda oportunidad.
5. Porque nos asusta volver a equivocarnos
En muchas ocasiones darse una segunda oportunidad significa pasar página y seguir adelante, pero esa perspectiva puede resultar aterradora para algunas personas.
Las 5 claves para darse una segunda oportunidad
No siempre somos conscientes de que el mayor obstáculo para volver a ser felices somos nosotros mismos. Nuestra mente es compleja y a menudo nos tiende trampas en las que caemos con facilidad. No obstante, existen tres pasos bastante universales para darse una segunda oportunidad:
1. No tengas prisa por sanar. El mundo no acabará mañana, no intentes curar la herida poniendo un parche porque a la larga será peor el remedio que la enfermedad. Tómate el tiempo que necesites para sanar y empezar de nuevo. Las heridas emocionales no cierran tan fácilmente, de manera que no es necesario que tengas prisa por mirar al futuro.
2. Ábrete a las oportunidades. Uno de los mayores errores que podemos cometer es cerrarnos a las oportunidades. A veces donde menos lo esperamos nos aguarda una sorpresa que puede cambiar nuestra vida, o al menos parte de ella. Asegúrate de que ese golpe no te arrebate el deseo de descubrir y explorar.
3. Aprende realmente de los errores. ¿Te has equivocado? No pasa nada, reflexiona sobre las decisiones que te llevaron a ese punto e intenta tomar un camino diferente la próxima vez. Los errores son oportunidades para aprender y hacerlo mejor la próxima vez.
4. No permitas que el fracaso te limite. Los fracasos pueden ser golpes dolorosos difíciles de encajar. No cabe duda. Sin embargo, el verdadero fracaso no es el de un proyecto profesional o una relación amorosa sino dejar que ese revés determine para siempre nuestra vida. Somos personas en continua transformación, que evolucionamos y aprendemos, de manera que no hay razón para pensar que lo que ayer salió mal, hoy no saldrá bien.
5. Integra la experiencia de vida en tu historia vital. En primer lugar, necesitamos dar sentido a lo ocurrido y, en segundo lugar, debemos llegar a una resolución positiva y coherente. Ello “implica reconocer las emociones negativas del pasado y conectarlas con el desarrollo de nuevas formas de experimentar las emociones positivas en el presente”, como explican estos psicólogos.
¿Cuándo no vale la pena?
Sin embargo, no siempre es bueno dar una segunda oportunidad. Hay circunstancias en las que simplemente no vale la pena o podría ser una señal de terquedad o incluso masoquismo. Por tanto, piénsatelo dos veces antes de dar una segunda oportunidad cuando:
- El proyecto te ha dejado de interesar o ha perdido su razón de ser.
- No crees que la otra persona pueda cambiar.
- Existe un patrón de fracasos sistemático a lo largo del tiempo.
- No has madurado lo suficiente como para volver a intentarlo.
- No estás dispuesto a comprometerte al 100% y asumir los riesgos no te vale la pena.
Fuentes:
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Las opiniones vertidas por Waldemar Gracia no reflejan la posición de la Voz Hispana. Nombres, lugares y circunstancias han sido alterados para proteger la identidad de los personajes citados en la historia.
Nota : Si has encontrado esta columna útil o interesante, o si tienes alguna pregunta, puedes comunicarte con el autor por correo electrónico a : wallygracia@yahoo.com