“Economía de guerra” es denominada a la adaptación del sistema productivo de un país, al esfuerzo que demanda un conflicto bélico cercano o no a su territorio, porque logra cierta ventaja al venderle a los países beligerantes. Es un fenómeno que ha moldeado el desarrollo de las naciones a lo largo de la historia. En la actualidad es una prioridad para muchos países, en especial para las potencias globales y regionales. Este gasto no sólo refleja la capacidad defensiva de un país, sino que también tiene implicaciones económicas, políticas y sociales profundas. En este artículo, exploraremos el impacto del gasto militar en la economía global, plasmando datos estadísticos recientes sobre el gasto en armamento y defensa de algunos países de importancia en el mundo.
El Gasto Militar Global en Cifras
De acuerdo al último informe del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), publicado el 11 de marzo del año pasado con datos hasta el 2023; el gasto militar mundial aumentó en 6,8% con respecto al año anterior, lo que significan 2,4 billones de dólares. Es el más marcado desde 2009, lo que ha implicado el gasto general más alto registrado por el SIPRI en sus 60 años de historia. Este monto representa aproximadamente el 2,2% del PIB global, lo que evidencia la importancia que los gobiernos otorgan a la defensa y la seguridad en un contexto internacional marcado por tensiones geopolíticas, conflictos regionales y la competencia entre potencias. Otra de las peculiaridades del informe en mención es que el aumento del gasto militar se ha registrado en los cinco continentes de nuestro mundo: África, Europa, Asia, Oceanía y América.
Los dos países que encabezan la lista son Estados Unidos y China; cuyos gastos representan el 37% y el 12% de la cuota global. Le siguen Rusia (4,5%), India (3,4), Arabia Saudita (3,1%) y el Reino Unido (3,1%). Llama la atención el gasto descollante en gasto militar realizado por la República Democrática del Congo, con un 105% de incremento en relación al año anterior, mientras que Sudán del Sur lo ha hecho con un 78%.
Como se puede apreciar, Estados Unidos sigue siendo el mayor gastador militar del mundo, con un presupuesto de defensa que superó los 916 000 millones de dólares. Este monto es más del triple del gasto de China, el segundo país en la lista, que destinó aproximadamente 296 000 millones de dólares a su defensa en el mismo año. Rusia, a pesar de su economía más pequeña, ocupó el tercer lugar con un gasto militar de 109 000 millones de dólares.
En Europa, el gasto militar ha aumentado significativamente en respuesta a la guerra en Ucrania. Países como Alemania, Francia y el Reino Unido han incrementado sus presupuestos de defensa. Alemania, por ejemplo, gastó 66 800 millones de dólares; mientras que el Reino Unido destinó 74 900 millones de dólares a defensa en 2023, Francia lo hizo con 61 300 millones de dólares. Por su parte la India destinó 83 600 millones de dólares a defensa en 2023, convirtiéndose en el cuarto mayor gastador militar del mundo. Japón, aprobó un aumento histórico en su presupuesto de defensa, que alcanzó 50 200 millones de dólares; en un esfuerzo por contrarrestar la creciente influencia de China en la región.
Impacto Económico del Gasto Militar
El gasto militar tiene un impacto significativo en la economía de los países. Por un lado, puede estimular el crecimiento económico a través de la inversión en tecnología, investigación y desarrollo, y la creación de empleos en el sector de la defensa. Por ejemplo, en Estados Unidos, la industria de defensa emplea a millones de personas y es un motor clave de innovación tecnológica.
Sin embargo, el gasto militar también tiene costo de oportunidad. Los recursos destinados a la defensa podrían utilizarse en otros sectores críticos como la educación, la salud o la infraestructura. En países con economías más pequeñas o en desarrollo, el gasto militar excesivo puede desviar fondos esenciales para el desarrollo social y económico.
Además, el gasto militar puede exacerbar las desigualdades económicas. En muchos casos, los contratos de defensa benefician a grandes corporaciones y élites políticas, mientras que los ciudadanos comunes no siempre ven los beneficios de estas inversiones; lo que puede desembocar tensiones sociales y económicas, especialmente en países donde la pobreza y la desigualdad son problemas graves.
La Carrera Armamentística y sus Riesgos
El aumento del gasto militar también alimenta una carrera armamentística global, particularmente entre las grandes potencias. Estados Unidos, China y Rusia están invirtiendo fuertemente en tecnologías avanzadas como armas hipersónicas, inteligencia artificial y sistemas de defensa cibernética. Esta competencia no sólo aumenta el riesgo de conflictos, sino que también tiene implicaciones económicas a largo plazo.
Por ejemplo, la rivalidad entre Estados Unidos y China en el ámbito militar está impulsando un aumento en el gasto de defensa en la región de Asia-Pacífico. Países como Australia, Corea del Sur y Taiwán están incrementando sus presupuestos militares en respuesta a las amenazas percibidas. Esta dinámica puede llevar a una escalada de tensiones y a una mayor inestabilidad regional.
La economía de la guerra es un fenómeno complejo que tiene implicaciones profundas para la economía global.