Por Raymond Frank Heredia
Especial para la Voz Hispana CT
De acuerdo a la Constitución de los Estados Unidos y de otros países regidos por los principios de la democracia hay tres poderes que permiten un equilibrio jurídico y contrarrestan el abuso o acciones ilegales. Estos son el Ejecutivo cuya cabeza es el presidente, el Congreso con sus ramas del Senado y la Cámara de Representantes, y el poder Judicial cuya máxima autoridad es la Corte Suprema.
Hoy día, Trump, actuando como un monarca y con los poderes absolutos de un dictador, hace y deshace amparado por la llamada inmunidad presidencial que le protege mientras ejerza la presidencia.
Pam Bondi a la que nombró como Abogada General en el Departamento de Justicia actúa sin embargo como una partidaria política del grupo MAGA/Republicano siguiendo las instrucciones y órdenes del presidente para CASTIGAR a exautoridades del gobierno demócrata del presidente Joe Biden y a miembros del poder judicial como es el caso de Letitia James. Esta jurista es la ex Abogada General de Nueva York que llevó adelante un proceso en contra del entonces hombre de negocios en la Gran Manzana, encontrando que Trump había cometido 34 delitos financieros a través de sus controversiales negocios.
El presidente no olvida ni perdona que se le haya declarado como un felón y que su rostro haya sido fotografiado por el sistema penal como un delincuente.
La esposa del presidente Melania, había advertido que su esposo no perdona ni olvida a sus adversarios políticos ni a quienes interfieran con sus negocios o lo denuncien. Tarde o temprano les castiga con retribuciones o demandas legales fabricadas por su equipo de abogados fieles y leales a sus costumbres legales o ilegales.
Amparado en su puesto de jefe máximo del poder ejecutivo, Trump, está ahora castigando sin una base legal a James Comey quien se desempeñaba como jefe del FBI cuando Trump dirigió el violento intento de insurrección del 6 de enero de 2021 para prolongar su estadía en el poder usando la mentira de que le habían “robado” la elección.
Agentes del FBI y videos permitieron identificar a la horda de atacantes, juzgarlos por ataques a guardias de seguridad y policía y daños a la propiedad en un craso acto de violenta insurrección. Durante años ha acusado a Comey, un funcionario de carrera, de haber cometido, sin ser más explicito, “terribles” errores durante su estadía como jefe del FBI. Ahora como presidente absoluto ordenó a la fiel Pam Bondi que nombrara fiscales para acusar a Comey de supuestos delitos. El trabajo de Pam ha sido difícil ya que cualesquier abogado, salvo que funcione bajo la égida y ordenes de Trump, distingue entre lo que es legal e ilegal.
Comey se ha declarado inocente de las vagas y peregrinas acusaciones, pero Trump con su inmunidad planea seguir adelante en su intento de venganza en el 2026. Pero esto no se detiene y el presidente continúa con su esfuerzo de utilizar al sistema judicial como un arma para vengarse de los que percibe dentro de su paranoia y enfermizo sentido de realidad que le hicieron daño u ofendieron.
Otros de sus candidatos a recibir venganza son Christopher Wray, en jefe del FBI durante la pasada administración del presidente demócrata Joe Biden, el Senador demócrata Adam Schiff, Chris Krebs y Miles Taylor.
Analistas políticos han advertido que a los ataques de venganza de tipo judicial en contra de los que Trump percibe como sus enemigos, agrega a lo que los expertos en medios de comunicación denominan “armas de castigo” a través de los programas de radio, televisión, redes sociales y prensa con orientación y fondos republicanos. Allí Trump ofende casi diariamente al expresidente Joe Biden y a su hijo, como asimismo a connotados demócratas a quienes les pone sobrenombres y dirige atrevidos insultos. “En estos medios, el presidente miente como es su costumbre e inventa acusaciones rebuscando con sus abogados en el pasado de sus víctimas.
Amante de conferencias de prensa en la Oficina Oval de la Casa Blanca o desde el avión que le lleva con su comitiva a distintos países, Trump insulta a periodistas profesionales que desean saber más detalles de su asociación con el depravado Jeffrey Epstein y su cómplice Chislaine Maxwell involucrados en la explotación sexual de menores.
Cuando los periodistas inquieren acerca de lo que él considera inconvenientes acerca de este tema, el presidente les interroga acerca de cuál medio representan. Si este medio no es de su agrado, se niega a responder calificando al o a la periodista como estudiantes de segundo grado de escuela elemental o de incapaces.
¿La verdad duele?
Con sus mentiras y la excusa de que hay ciudades donde es el delito y el crimen los que dominan a la población, no ha trepidado en enviar a tropas de la Guardia Nacional o inclusive del ejército para atacar a estados con gobernadores demócratas.
El presidente con el apoyo de seis miembros de la Corte Suprema y una frágil mayoría en el Cámara de Representantes y el Senado no cesará en sus esfuerzos de acabar con la democracia en Estados Unidos siguiendo el ejemplo de su mentor y cómplice internacional, Vladimir Putin de Rusia.