Por Serena Crawford
NEW HAVEN.- Investigadores de Yale han descubierto que, a pesar de las nuevas políticas que abordan los costos de la insulina, la proporción de pacientes que racionan la insulina debido al costo permanece sin cambios.
Los hallazgos fueron publicados en el Journal of General Internal Medicine.
Para las personas con diabetes tipo 1, la insulina es necesaria para sobrevivir, explica la Dra. Kasia Lipska, MHS, autora correspondiente del estudio, de la Facultad de Medicina de Yale.
La insulina también es esencial para muchas personas con diabetes tipo 2, quienes la utilizan para controlar sus niveles de azúcar en sangre. Este medicamento, descubierto hace más de 100 años, debería estar disponible, accesible y asequible para todas las personas con diabetes, afirma Lipska.
Dra. Kasia Lipska, MHS
“Cuando las personas no tienen suficiente dinero para comprar insulina, pueden racionarla, lo que significa que toman menos de la recetada para que les dure más, o incluso la omiten por completo”, afirma Lipska, profesora asociada de medicina (endocrinología y metabolismo). “Esto puede tener consecuencias devastadoras para quienes dependen de la insulina para mantenerse saludables”.
Para el estudio, los investigadores realizaron una encuesta en el Centro de Diabetes de Yale para evaluar las tasas de racionamiento de insulina debido a barreras que incluyen el alto costo, las demoras en los seguros y la escasez en las farmacias.
Compararon las respuestas de 199 encuestados en 2024 con las de 199 encuestados en una encuesta anterior que realizaron en 2017. A pesar de las nuevas políticas gubernamentales que se han introducido desde 2017 para limitar los costos de bolsillo de la insulina, los investigadores encontraron que uno de cada cuatro pacientes en el centro racionaba la insulina debido al costo en 2024, una tasa sin cambios con respecto a 2017.
Si bien los investigadores examinaron las experiencias de los pacientes en el centro, los precios altos son un problema para muchas de los 38 millones de personas en Estados Unidos que tienen diabetes y para los médicos que los atienden, dice Lipska.
Los hallazgos sugieren que los cambios legislativos implementados para reducir el costo de la insulina pueden tener un impacto limitado, dice Lipska.
Como ejemplo, menciona la Ley de Reducción de la Inflación. Esta ley, que limita los copagos de insulina, se aplica únicamente a los beneficiarios de Medicare y no beneficia a la mayoría de las personas más jóvenes, ya que pocos menores de 65 años cumplen los requisitos para Medicare. Además, Lipska explica que cada límite de copago se aplica solo a un tipo de insulina, lo que significa que quienes usan varios tipos deben pagar copagos separados por cada uno.
Otros cambios de política, como los topes a los copagos estatales, no benefician a las personas que no tienen seguro o que están inscritas en planes autoasegurados o fuera del estado, dice Lipska.
“La gente asume que ya nadie paga más de $35 por su insulina, pero eso simplemente no es cierto”, dice Lipska. “Los pacientes siguen teniendo problemas, y esto nos indica que nuestras políticas actuales no son suficientes para cambiar la situación”.
Para empeorar las cosas, añade Lipska, muchos fabricantes de insulina han centrado su atención en medicamentos para bajar de peso más nuevos y rentables, lo que aumenta el potencial de escasez de este medicamento que salva vidas en las farmacias.
“Al combinar el racionamiento de insulina por tres razones (altos costos, escasez en farmacias y retrasos en las aseguradoras), descubrimos que el 37 % de los pacientes reportaron racionamiento durante el último año”, afirma Lipska. “El costo es sin duda el mayor problema, pero existen otras barreras para acceder a la insulina que debemos abordar”.
Los primeros autores del estudio son la investigadora de posgrado Sefia Khan y la jefa de residentes, Dra. Nadera Rahman. Otros autores de Yale son la Dra. Laura Nally y Darren Warren.
Endocrinología y Metabolismo, una de las 10 secciones del Departamento de Medicina Interna de Yale, trabaja para mejorar la salud de las personas con enfermedades endocrinas y metabólicas mediante el avance del conocimiento científico, la aplicación de nueva información al cuidado del paciente y la formación de la próxima generación de médicos y científicos.
Serena Crawford es directora asociada de Comunicaciones de la Facultad de Medicina de Yale. Esta historia se utiliza en colaboración con la facultad.