Sí todos necesitamos comunicarnos, es básico. Pero hacerlo bien, eso ya es otra co-sa.No es soltar información, es una estrategia. Comunicar va más allá de solo ha-blar. Dota significados más profundos, es el arte de la persuasión simbólica.
Pero porque la mayoría no conecta?…
Porque la clave no es ni pedir ni exigir sino seducir. El objetivo real es conectar, influir y persuadir. Por lo cual no hay que pedir ni exigir sino seducir.
El arte de la seducción significa que la otra persona entiende lo que siente con nues-tro mensaje. Eso es crucial.
Contrario a lo que se cree, la comunicación depende totalmente de quien recibe el mensaje o sea de la interpretación.
La frase de que cada cabeza es un mundo tiene todo el sentido. ¿Pero cómo lograrlo?
Siendo precisos y coherentes nada de abrumar con dato de más. Para ser efectivos en comunicación se aplica el principio de menos, es más.
Ser claro en el mensaje. Y no solo eso. Lo importante es que junto a la claridad se in-siste muchísimo en la pasión. Porque si uno no transpira lo que dice. Si no hay una conexión emocional propia con el tema difícilmente vas a conectar con los demás.
Eso suena casi como un deber sabes, como una responsabilidad. Si vives algo si lo estudias si trabajas en ello tienes que transmitir esa energía, esa convicción. Es que la pasión se contagia y la conexión emocional es el vehículo para lograrlo.
¿Y cómo se ejercita la pasión?
Como todo en la vida, entrenándola. Hay una frase redonda que lo dice todo.
“Si esperas poder darle todo a todos en vez de hacer algo a alguien terminará sin darle nada a nadie”. Es un empujón a compartir.
De ahí la importancia de compartir el conocimiento.
Es una llamada clara a la acción.
No pedir no exigir seducir si ya entendimos que la comunicación busca conectar in-fluir apelando a la interpretación y la emoción.
Pedir, se asocia a rogar a una postura como de necesidad, puede generar rechazo in-comodidad. La imagen a la mano extendida pidiendo en la calle o también rogar por amor. El amor no se pide se da o fluye. Pedir te pone en un lugar vulnerable quizás sumiso.
El otro extremo es exigir, demandar, pero desde una posición de autoridad de poder como imponer condiciones ahí no es la mano extendida pidiendo, sino el dedo señalando la mano que ordena tiene esa carga de imposición de fuerza. Eso tampoco genera una conexión voluntaria positiva, más bien resistencia ni pedir ni exigir son los caminos ideales para crear una comunicación profunda.
La vía adecuada es la seducción cómo la capacidad de atraer algo o a alguien, pero la clave es que esa atracción sea voluntaria por parte del otro. No es manipulación en el sentido oscuro de la palabra, es una acción intencional, y el giro fundamental es este dejar de pensar en uno mismo y poner el foco total en la otra persona.
Esto se logra en tres pasos:
Primero demostrar interés genuino en la otra persona, preguntar, escuchar de verdad; hacer que se sienta importante y comprendida.
Segundo: Generar confianza ser coherente, honesto, cumplir lo que dices; mostrarte fiable y confiable.
Tercero: Demostrar traer que puede ser útil que lo que ofreces le aporta valor a su vida a su situación.