Adviento es un término poco conocido entre los cristianos latinoamericanos. Significa “venida”. Los creyentes de la iglesia primitiva esperaban ansiosamente “el adviento del Señor”. El día glorioso en que el Mesías prometido vendría al mundo (Rom. 1:1-3).
En aquel tiempo, un ángel del Señor se le apareció a una joven virgen llamada María, que estaba comprometida para casarse con José, un descendiente del rey David. El ángel la saludó y le dijo:
«—¡Dios te ha bendecido de manera especial! El Señor está contigo.
María se sorprendió mucho al oír un saludo tan extraño, y se preguntaba qué significaba eso. Entonces el ángel le dijo:
—No tengas miedo, María, porque Dios te ha dado un gran privilegio. Vas a quedar embarazada; y tendrás un hijo, a quien le pondrás por nombre Jesús. Este niño llegará a ser muy importante, y lo llamarán “Hijo del Dios altísimo”. Dios lo hará rey, como hizo con su antepasado David; gobernará a la nación de Israel para siempre, y su reinado no terminará nunca» (Lc.1:26-30 TLA).
El amor misericordioso del Señor se manifestó con la llegada de Jesucristo a este mundo. «A lo Suyo vino, y los Suyos no lo recibieron. Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios» (Un. 1:11-14).
Gracias al amor redentor de Dios, el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros. (Jn.1:14) «Por cuanto agradó al Padre que en [Cristo] habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo mismo todas las cosas, tanto sobre la tierra como en los cielos, habiendo hecho la paz mediante la sangre de su cruz» (Col.1:19–20).
Debido a la muerte y resurrección de Jesucristo, los creyentes fuimos liberados de las cadenas del pecado y de la muerte; ahora tenemos paz con Dios. Jesús es nuestro sumo Sacerdote, quien se compadece de nuestras debilidades, poque fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado (Hab. 4:15).
Del mismo modo en que los creyentes de la antigüedad esperaban con expectativa la venida del Señor, los cristianos de este siglo esperamos la segunda venida de Jesucristo (Mt. 25:31).
La temporada de Adviento es un periodo previo a la Navidad. Durante esta época los creyentes nos preparamos para celebrar el nacimiento de Jesús. Si deseas sacar el mayor provecho de esta temporada prepárate de la siguiente manera:
Inicia un periodo de ayuno parcial. El ayuno parcial consiste en eliminar cierto tipo de alimentos. La idea es no comer en exceso o por placer. En la Biblia encontramos el ejemplo de Daniel, quien practicó este ayuno.
Lee la Biblia. Puedes comenzar por el primer capítulo del evangelio de Lucas. Escoge algunos versículos para memorizar. Por ejemplo, Lucas 1: 46-55.
Ora con acción de gracias. Todo lo bueno y perfecto que tenemos y disfrutamos, viene de arriba, de Dios (STG. 1:17). El más grande y maravilloso regalo que el Padre nos ha dado es Su Hijo Jesucristo. Enumera sus bondades, y dale gracias en tus oraciones.
Alaba a Dios. Mantén un estado de adoración y alabanza por medio de Salmos, himnos y cantos espirituales. Adora al Señor con todo tu corazón por Su bondad e infinita misericordia (Sal. 136).
Examina tu corazón. Arrepiente te tus pecados; confiésalos ante Dios y comprométete a vivir en obediencia y sumisión a Su Palabra. Lo que Dios quiere de sus hijos es que lo honren y sigan todos sus caminos; que lo amen y lo adoren con todo su corazón y con toda su alma (Dt. 10:12).
Humilla tu orgullo. Ofrece perdón a todas las personas que te han herido. Pide perdón si has sido tú quien ha obrado mal. «Si ustedes no perdonan tampoco vuestro Padre que está en los cielos perdonará sus transgresiones» (Mr.11:26).
Deja que el Espíritu Santo te guíe. No permitas que la algarabía de la festividad navideña te lleve a hacer compras impulsivas y a gastar excesivamente. No necesitas obsequiar cosas costosas. Sorprende a tu familia y amigos con galletas y postres preparados por ti.
Práctica la hospitalidad. Llama, recibe y visita a los ancianos, las viudas y los huérfanos. Durante estas fechas suelen sentirse muy afligidos. Pasa tiempo de calidad con ellos (Stg. 1:27 DHH).
Deleite en Dios. Disfruta de esta hermosísima temporada de Adviento. Cuenta con expectativa los días hasta Navidad. De esta manera, podrás apreciar lo que significa anhelar con todo el corazón la segunda venida de nuestro amado Rey. «Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo» (Fil. 3:20).
Si quieres leer más artículos, sígueme en mis redes sociales:
Facebook: Reflexiones Cristianas Vive la Palabra
Instagram: @lilivivelapalabra
Blog: Vivelapalabra.com