TORONTO (AP) — En “We Live in Time”, Florence Pugh y Andrew Garfield representan toda una relación, de las citas, el enamoramiento y tener un hijo a enfrentar el cáncer. Así que cuando Garfield se fue a un retiro de seis días en el bosque sin su teléfono, uno de sus primeros mensajes de texto fue para su coprotagonista.
“Salí y le envié un mensaje a Florence. Simplemente me sentí obligado”, dice Garfield. “Cuando te reconectas contigo mismo, te reconectas con un montón de cosas que te importan. Y yo estaba como, hombre, no le he dejado saber a Florence durante unos meses cuánto significaba para mí esta película y este tiempo con ella”.
“We Live in Time”, dirigida por John Crowley (“Brooklyn”, “The Goldfinch”) y escrita por el dramaturgo Nick Payne, es el tipo de película que provoca una respuesta emocional, incluso para sus dos estrellas. Al interpretar a sus personajes, Almut y Tobias, a lo largo de una década, “We Live in Time” condensa conmovedoramente y remezcla en una narrativa no lineal un amplio espectro de la vida. Están el sexo y el desamor, los momentos perdidos y los que cambian la vida, el nacimiento y la muerte.
Fue suficiente para que Pugh y Garfield, al ser entrevistados la mañana del estreno de la película en el Festival Internacional de Cine de Toronto el mes pasado, todavía estuvieran de luto.“Nunca me había pasado algo así de esta manera. Literalmente, hemos pasado los últimos dos días tratando de soltarlo y todos quieren que lo hagamos y no sabemos cómo”, dice Pugh. “Cuando terminamos la película, cada escena que se acercaba más y más al final, se hacía cada vez más difícil procesar que ya no íbamos a poder hacerlo”.
Como dos de los actores más solicitados de su generación, Pugh, de 28 años, y Garfield, de 41, se han transformado en todo tipo de papeles. Se han puesto trajes de Marvel y conjuntos de época, en el caso de Pugh incluso vestidos de flores en “Midsommar”. Pero “We Live in Time”, que A24 estrena en Estados Unidos el viernes, es una visión particularmente sencilla de dos de los mejores actores en activo. Es la primera película en la que Garfield ha usado su voz real.
“Son dos criaturas muy hermosas a la vista, y se han visto fantásticamente hermosos en la pantalla, y se ven muy hermosos en esto, sólo que no de una manera glamorosa y aspiracional”, dice Crowley. “También son actores británicos que han hecho incursiones significativas en el cine estadounidense, y para algunos, la gente sólo los conoce por eso. Hacer que hablaran con su propio acento permitió que esos roles se acercaran mucho más a ellos”.
La química puede ser algo difícil de precisar. Crowley, cuya película de 2007 “Boy A” fue el debut cinematográfico de Garfield, eligió a Garfield primero. Después vino Pugh. Crowley prefiere mantener los ensayos generales moderados con el fin de ahorrar energía para el rodaje. Pero hubo, dice, “destellos de algo muy especial” entre ellos.
“Al igual que dos tenistas de campeonato calentando, no podían golpear la pelota de vez en cuando de una manera extraordinaria y hacer que la otra persona le devolviera el golpe”, dice Crowley.
En una entrevista juntos, la conexión entre Garfield y Pugh fue muy clara. Su reacción al meme que surgió de la primera imagen de la película (en la que un caballo de carrusel parecía ser su coprotagonista no invitado), fue un video viral que insinuaba su patrón cómico natural. Sea cual sea la química, Garfield se inclina más a atribuirla a estar presentes como actores.
“No se puede predecir. Sabía que Florence era una actriz magnífica. Pero eso era todo lo que sabía. No sabía si íbamos a trabajar bien juntos. Ninguno de los dos lo sabía”, dice Garfield. “Pero para mí, honestamente, superó mis expectativas. Es algo incomparable. No hay forma de comparar mi experiencia con Florence con cualquier otra experiencia que haya tenido”.
“Le dije esto a Florence anoche, yo estaba como, ‘Es extrañamente, en cierto modo, una actuación. Es como si estuviéramos cosidos’”, agregó.
Para Pugh, la química consiste en mostrarse con las intenciones correctas.
“Estábamos dispuestos y queríamos hacer eso el uno por el otro”, dice Pugh. “Hay muchas veces en las que estás dispuesto a hacerlo y alguien no. Y eso también está bien porque también puedes crear tu propia química contigo mismo, supongo”.
“Pero es mucho más trabajo duro y mucho menos divertido”, agrega Garfield, sonriendo. “Igual que el placer propio”.
De alguna manera, Garfield y Pugh convivían con “We Live in Time” y experimentaban algunos de sus capítulos de la vida con sus personajes, aunque desde diferentes perspectivas. Cuando a Almut le diagnostican cáncer de ovario en etapa avanzada, se ve obligada a tomar decisiones difíciles que pesan sobre tener hijos y su ambición como chef.
“Si quieres tener éxito, si realmente quieres darle una buena oportunidad a tu carrera, vas a pasar por el momento que sea más óptimo para tener hijos”, dice Pugh. “Son cosas que ahora tengo que averiguar desde que hicimos la película, desde que se estrenó. Es para mujeres de todas las edades que están tratando de navegar por este dilema increíblemente complicado”.
Algunos de los retos a los que se enfrentaron Almut y Tobias eran profundamente familiares para los actores. La madre de Garfield murió de cáncer en 2019. Otros requirieron más imaginación. Ni Garfield ni Pugh tienen hijos, pero hay una larga escena de nacimiento, en el baño de una gasolinera, es el momento más espectacular de la película. Para experimentar el tratamiento contra el cáncer de Almut, Pugh estaba convencida de que necesitaba cortarse el cabello. Crowley filmó a Garfield cortando el pelo de Pugh para la escena.
“Quería que esto desapareciera, para saber cómo se siente en estas escenas que he leído en el guion y en las que he pensado”, dice Pugh, señalando su cabello. “Me encantó ese día. Fue un día muy poderoso”.
La experiencia ha dejado a ambos actores tratando de aferrarse a algo de “We Live in Time”. Garfield comenzó la entrevista abriendo un libro de poesía y luego leyendo en voz alta “Ser esclavo de la intensidad” del poeta indio del s XIII Kabir.
“Sólo para recordarme a mí mismo que soy una persona, supongo”, explica. “Y porque esta película trata sobre ser tan vital, vivo, como sea humanamente posible. Creo que a veces es muy difícil recordar cómo hacer eso, la mayoría de las veces. De hecho, todo está preparado en contra de que lo hagamos nosotros. Así que necesitamos prácticas que nos mantengan en contacto con eso”.
Si “We Live in Time” se trata en última instancia de hacer las paces con la naturaleza fugaz de todo lo que es precioso, y tratar de apreciar esos momentos cuando están sucediendo, Garfield está haciendo todo lo posible para mantener esa mentalidad y estar agradecido por el tiempo que él y Pugh pasaron juntos.
“Toda relación es sagrada. Toda intimidad profunda es sagrada”, dice Garfield. “Y creo que es algo tan asombroso y valiente decir: esto se acabó ahora. Estamos terminando esto ahora, al igual que Tobías y Alma tienen que hacerlo. Así que creo que todo se convierte en vida, arte, imitación, lo que sea”.