Conocí a través de Marcela, una mente brillante, el filme sueco de Bekas 2012, que relata la fascinante historia de dos niños huérfanos Kurdos , Zana y Dana , que residen en Medio Oriente y al ver una película, de Superman, deciden lanzarse a la aventura en búsqueda que el héroe americano, resucite a sus padres, víctimas de las guerras de Sadam Hussein contra los kurdos.
El vacío existencial, que tienen los huérfanos, los lleva a emprender un peregrinaje, un éxodo, una salida que muestra que el ser humano, en toda cultura y en todos los tiempos; que a pesar de los condicionamientos y fundamentalismos ideológicos de su cultura y época, encuentra en la familia el sentido y la fuerza para emprender este viaje. Esta propuesta respira actualidad, independientemente de la cultura en la que este inserta, la vida, es un camino de ansia hacia la eternidad.
Este par de niños, nos educan, respecto a lo que es verdaderamente importante en la vida; las personas y la búsqueda de sentido de la existencia.
Estos niños ignoran la visión que tienen los kurdos de los americanos, los grandes enemigos de Hussein, el gran enemigo moderno del pueblo kurdo, y viceversa, la visión occidental que tenemos de los problemas de las zonas del Medio Oriente son una constante en las noticias diarias, signadas por las guerras, por el fanatismo y por los atentados, colocan a las personas como enemigos y adversarios.
Liberados de estos prejuicios por su inocencia infantil, Zana y Dana, armados de ilusiones, emprenden una particular y curiosa jornada de carretera que mantiene al espectador en vilo, a pesar de la sencillez y de la precariedad de todo lo que pasa.
El Filme Sueco propone atrevidamente la “Amistad Familiar” como el principal eje articulador de la sociedad y con ello contribuye positivamente a crear un mundo mejor.
Efectivamente, la amistad familiar, está sujeta a vicisitudes, a oscilaciones, a pérdidas y a ganancias, pero que vale la pena construir y promover, ya que está en la base de la felicidad humana.
Se la presenta en momentos claves del filme, como aquel en que el abuelo manda al niño menor a recoger unos palillos para enseñarle, con ellos, que en la unidad familiar reside la fuerza colectiva, bien superior a la del individuo solitario y egoísta; o como aquellos en que el abuelo ciego nota la cercanía de los nietos y deja ver, con palabras y gestos, las emociones de un abrazo amoroso; y definitivamente, en los momentos de reencuentro en la carretera entre los dos hermanos, que se daban por perdidos. Se la presenta como una zona de refugio en la cual el ser humano encuentra fortaleza ante cualquier cosa que pase. Esta bella idea tradicional corre el riesgo de perderse en las circunstancias actuales de embate ideológico contra la familia.
Hace 100 años, Chesterton -el genio inglés- ,escribía: “Quienes atentan contra la familia, no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen”. El pensamiento Chestertoriano es profundamente humanista. La razón de su conversión al cristianismo, fue porque esta sitúa a la persona –como centro y como fin- decía que es la única que libera al hombre de la degradante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
Chesterton es un rebelde, y precisamente un rebelde contra las convenciones: no las convenciones sociales –que facilitan la convivencia- sino las convenciones ideológicas modernas –que diluyen a la familia y al sentido común.