Nos sentimos agobiados examinando cada día reportes de la policía que indican recientes muertes o severos abusos de chiquitos indefensos perpetrados por los padres biológicos a quienes se les debería preguntar y exigirles una respuesta, ¿para que engendran hijos?
Es que ya las noticias de una niñita cuyo padre biológico azotó a la criatura de meses en contra de las paredes del baño porque lloraba demasiado va más allá de lo increíble porque la madre no intervino.
Estos hechos en Connecticut no nos resbalan ni dejaran impávidos como sucede ya con los homicidios semanales en las calles y avenidas de las grandes ciudades.
Tenemos muchas preocupaciones.
No sabemos todavía en que quedó el caso de ese sujeto de apellido Francisquini de quien dicen, sufría de problemas mentales, y en un ataque de rabia insana desmembró con un cuchillo a su hijita de dos años en el sótano de la casa donde vivían abuelos y otros adultos.
Una enfermera del servicio de emergencia del Hospital de los Niños aledaños al hospital de Hartford decía que ya no puede soportar la llegada de criaturitas con graves fracturas o cuerpecitos sangrantes cuyos padres para evitar las consecuencias legales dicen que “se cayó de la cuna.”
En estos lamentables ejemplos concluimos en que desde el nacimiento hasta que por primera vez el niño o niñita son enviados a un Centro de Cuido de Niños o a una sala cuna, estarán expuestos a la violencia de no algunos, sino de decenas de padres y madres que no debieran engendrar si es que no son capaces de controlar su rabia y decepciones que pagan con su vida los seres indefensos.
Ahora que tanto se habla de “trabajadores esenciales” que merecen incentivos económicos, nos informamos de la huelga de los empleados de Centros de Cuido de Niños que además de salvaguardar la salud y vida de los niños, protegen de abuso a los infantes quienes comienzan a dar sus primeros pasitos. Es inconcebible que deban ir a una huelga porque los padres pagan cada día más y los empleados y empleadas reciben cada día menos salario.
Es que los centros de cuido de niños al igual que los lugares donde viven adultos mayores en necesidad de asistencia constante, se han convertido en un negocio más del cual especulan los propietarios e inversionistas sin importarles nada más que sus ganancias.
Por los riesgos que vive actualmente la infancia, los Centros de Cuido de Niños requieren de más apoyo pues su función es vital en el caso de familias violentas o donde los padres requieren servicios de salud mental y no DEBIERAN estar en contacto con infantes. Estos trabajadores son los primeros en detectar los abusos.
Pero ¿qué sucede con DCF, agencia que recibe la carga de velar por los niños y jóvenes?
La Abogada de los niños en Connecticut ha manifestado su preocupación y la seguirá expresando cuando se producen infanticidios y se inicia el correcorre de abogados.
Por esto debe evaluarse la capacidad y eficiencia del servicio jurídico con el cual los trabajadores sociales de DCF van a los tribunales para que la ley se haga cargo de padres criminales, familias que no cuidan o protegen a la infancia o con individuos con fama de abusadores.
La pregunta es si el servicio jurídico de esta agencia es eficaz para enfrentar legalmente a los abogados de abusadores como esta mujer y su esposo que han mentido llegando al Hospital de los Niños diciendo que la “bebita se había caído de la cama” pero después esta victima aparece mal enterrada en un parque.
La abogada del estado que defiende a la niñez se enteró de que la infante estaba en un hogar provisorio de protección, pero que se la habían entregado nuevamente a la madre una semana antes del deceso y sepultación clandestina. ¡Oh! pero ella tiene un abogado que la defiende quien prolongó un proceso de protección de la menor ahora fenecida.
Se debe legislar para penar la negligencia de adultos que ya no lidian apropiadamente con sus hijos menores de doce baños dejándolos solos y exponiéndolos a abusos y potenciales secuestros perpetrados en el infame mercado del tráfico humano.
Ahora el trabajo extra de las abuelas.
Una abuela le advirtió a su hija que ya había concebido a dos hijos, que no contara más con ella para cuidarlos. “Hasta ahora te he ayudado pera los abuelos por el lado de tu esposo no se hacen responsable y soy yo que debo todavía trabajar y hacerme cargo de tus nenes.” Así le leyó la cartilla a la hija de 34 años.
Hace poco nos informó que esta hija esta nuevamente embarazada y se ha ofendido cuando la abuela le dijo que desde busque ayuda en otra parte.
Datos estadísticos del Censo federal informan que hay 7.1 millones de estadounidenses que están viviendo con un nieto menor de 18 años. Se informa además que 2.3 millones de esos abuelos y abuelas son responsables por nietos y nietas, muchos de los cuales son menores de 6 años.
Con la crisis de la Pandemia se calcula que 140,000 niños quedaron huérfanos y tienen que vivir con sus abuelos y preferentemente con la abuelita. La explosión en el uso de drogas altamente adictivas y potencialmente fatales como el fentanilo ha aumentado la presión sobre los abuelos porque sus hijos o hijas estan en la cárcel o son absolutamente irresponsables en el cuido de sus vástagos.
Muchos de estos niños menores de 16 años tienen ya condiciones intelectuales o emocionales severas y requieren medicamentos y consejería, pero, otra vez, ellos están bajo el cuido de las abuelitas.
En conclusión, en este tema escabroso del que no hablan a menudo los políticos de profesión, hay un círculo vicioso que se inicia con embarazos prematuros de jovencitas inmaduras y novios ausentes, parejas con problemas de adicción, adultos que no trabajan, agencias que no dan abasto para proteger a la niñez, crímenes en contra de la infancia y la explotación de abuelitas. ¿Cómo y cuándo se romperá este círculo? Pregúnteselo a los candidatos a la alcaldía.