POR RENE CARRASQUILLO
Para mi hermano Orlandito…
Don Miguel fue uno de los personajes más pintorescos en Mi Pueblo Brujo para los años 60. Era un hombre blanco, alto y fornido con una voz de trueno tan potente que parecía provenir más bien de un megáfono. Nacido en Galicia, España a principios de siglo, llegó a Guayama aun siendo niño. Décadas pasaron cuando heredó de sus padres un puesto para la venta de pollos frescos en la calle San Antonio cerca a la calle Derkes.
…Se destacó en nuestra comunidad como un negociante honesto, astuto y próspero. Vestía un “flu” de lino blanco cuando iba de misa junto a su esposa e hijos… era un devoto católico. Contaban en el pueblo que una vez regresó a su casa en España a visitar parientes. Su estadía en la madre patria no le bastó. Le dio con ir a Roma a conocer al Papa Juan XXIII. Cuando llegó al Vaticano, tuvo la suerte de encontrar al mismísimo Sumo Pontífice caminando. Lo detuvo, se arrodilló y le besó el anillo. Cuando regreso a Guayama, ninguno de sus amigos gallegos le creyó el cuento. Dejo de hablarles, su disgusto para con ellos perduró por muchos años.
…Desde ese día, dejó de asistir a la Logia Masónica del pueblo localizada en un antiguo edificio pintado de blanco que localizado en la misma calle de su negocio… casi frente a la casa de Don Pedro Ami,un anciano de pelo blanco recortado con un “flat top” del ejército que todos conocíamos.
…Don Miguel era un buen hombre, muy trabajador y honesto. Aun así, todos aprendimos desde niños a tratarlo “de lejito” y con respeto… a este gallego se le subía el “bioco” en la cabeza muy a menudo y no era fácil “tajurearlo”. Su carácter tan serio, era como el de un ser amargado; causaba miedo en no pocos de sus clientes, sus gritos se escuchaban a veces hasta en la plaza del Mercado. Su mal humor lo seguía como si fuese su sombra que lo acompañaba a todos lados
…En aquel pueblo costero de mi Isla bella no había muchas familias ricas, casi todos éramos gente pobre y humilde; nacidos para el trabajo. El pollo fresco, limpio, sin grasa y aun tibio por su súbita muerte era uno de nuestros platos favoritos en nuestras mesas; frito, guisao, al horno …no importaba como lo consumíamos, los pollos de Don Miguel sabían a manjar de ricos, no había ni que adobarlos. Bueno, el problema era don Miguel, él era el único que vendía pollos frescos en el pueblo, no teníamos más remedio, aquel gallego había que “chupárselo”.
…A Don Miguel le gustaban las carreras de caballos y apostaba en ellas. También jugaba a la Lotería. Todas las semanas compraba un billete completo. Su secreto era comprar el mismo número siempre. Pensaba que jugando cada vez el mismo número, aumentaba la posibilidad de “pegarse con la gorda”.
…Era interesante verlo los miércoles en la mañana dándole vueltas a la Plaza, Iba siempre solo, conduciendo su Cadillac color rojo con asientos de cuero blanco. Iba paseando lento, mirando a la gente de lejos, con un cigarro en la boca humeando. Siempre la misma rutina: un par de vueltas alrededor de la plaza subía por la Ashford y bajaba por La Calimano. Cuando venía bajando, se paraba frente a La Farmacia Anglade donde se estacionaba. Entonces leía con cuidado el número del boleto premiado de la Lotería. Este aparecía escrito con tiza en una pizarra instalada en el lintel de la puerta del establecimiento. Sacaba una libreta negra y un lápiz y lo apuntaba, no sé por qué lo hacía pues Don Miguel se sabía su número de memoria.
…Un día que resultó inolvidable para todos, Don Miguel estaba frente a la Farmacia, permanecía inmóvil con los ojos brotados. Parecía una momia, una estatua sentada en su asiento blanco. De momento, se escuchó un alarido tan alto que se oyó hasta el Barrio Blondet; parecía un estallido. El pobre gallego tenía un ataque súbito de risas y gritos…acababa de leer su número en la pizarra, y no podía creerlo.
…Incrédulo, casi en pánico, lo leyó tres veces y aun lo dudaba, no le creía a sus ojos que de placer ya lloraban
…Se desmonto del auto corriendo para poder ver más cerca la pizarra preguntándose “Serán estos los mismos que llevo tantos años jugando? No lo puedo creer, Dios Santo
…Leyó los números por última vez, en voz alta. Permaneció quieto por un rato, sus ojos abiertos, su boca balbuceando palabras. De momento dio un salto en el aire, corrió de vuelta a su carro, encendió el motor y arrancando “a las millas de Chaflán”, regresó a su negocio. Dicen que “se comió tos los pares en las intersecciones por donde pasaba y que iba chillando las gomas mientras lloraba de gusto”
…Corriendo entro a su tienda llamando a gritos a su mujer. “¡Bendito sea Dios, carajo! Nos pegamos con la gorda, mi amor …hay que celebrarlo” ….
…Ella no podía creer la gran noticia, miraba a su esposo y dudaba …“estas seguro, Miguel?” …“chequeaste” bien el número? “No te creo, mi amor, dímelo otra vez que estoy soñando” …“Te digo y te repito que son los mismos números, mujer. Los leí más de tres veces, créeme carajo. Te digo que somos ricos,que somos millonarios” …“qué vamos a hacer Miguel?… “Que es lo que vamos a hacer? pues vamos todos a celebrarlo”.
…Abrió la nevera y sacó un pollo, lo tomo en las manos y se lo mostró al primer cliente que encontró a su paso. Lo miró a los ojos y lo abrazó en silencio, llorando. Le dijo: “tómalo, te lo regalo. Hoy es el día de “los pollos regalados”.
…No había pasado mucho rato cuando la tienda se llenaba de comensales, la voz se había regado en el pueblo y en todos sus barrios. Don Miguel los recibía alegres, ofreciéndoles su vino y sus tabacos. Los abrazaba a todos uno a la vez, entonces les regalaba un pollo, entero o picado. Los clientes, todos asombrados, se iban acomodando en fila sin pensarlo.
…Bueno, Doña Mary, la Señora de la Plaza logró enterarse, llamó a Borrero, el alcalde, para avisarle que algo pasaba pues veía mucha “muchachería” cruzando la Plaza que iban corriendo como si fueran camino al Hospital. El alcalde brinco en la ambulancia “por si acaso” y llamó al Cuartel de la policía pidiendo que despacharan al Sargento Lugo, en su Jeep, y al Sargento Laboy, en su motora Harley Davidson para que dirigieran el tránsito pues la línea de comensales poco a poco se iba extendiendo “demasiao”
…El problema era que la gente que iba para la fiesta de Don Miguel venía desde todos los barrios. Resulta que de camino pasaban por frente al bar “El Suarito”, por frente al “Coffe Shop” del Campoamor, por “El Calipso” en la calle Calimano y por el “Club Los Chavales en la calle Duque
Bueno, los dos Sargentos tenían que bregar con aquellos que dejaban la fila por una “fría”; aquel día,la calor estaba de madre. Y como la fila era tan larga, ya había algunos que estaban “tocaditos” y se les “notaba la nota”
…Cuenta mi gente que las filas se llegaron a extender tanto que las colas comenzaban en “El Bar la Roca”, allá en mi Guamani bello, en el bar El sombrero de Don Leopoldo Angeli y desde el club La Guaguita en Salinas
…Mientras tanto el gallego montó mesas y sillas plegadizas en la acera, se construyó una tarima, se trajo al Chef del Rest. El Molino para la cena, fue Don Miguel quien atendía las mesas sirviendo paellas de todo tipo en finos platos de porcelana. El mismo servía el fino tinto y el “pitrinche” fermentado que guardaba por años en su casa de campo.
…Alguien dijo: “como que falta una musiquita, compay”. Allí mismo Don Miguel mandó a buscar a Tito Casanova para que amenizara la fiesta, Tito le contestó que lo más que podía hacer era conseguirle un “vente-tu”. Les digo que ese día tocaron “por la mace”. Quique “Trompeta” quien era apenas un chamaco,se botó soneando”, Simoncito descubrió que iba a ser cantante. Cacholo, Nole Echandy y Cesar Blondet cogieron una juma de siete pares, entonces decidieron que lo “dellos” era el baile, y se treparon en la tarima con maracas y cencerros para completar la orquesta.Aquel día se bailó salsa,flamenco y merengue; de todo menos boleros.
…Nunca antes en nuestra vida habíamos visto a un gallego contento. Don Miguel fue el primero. Su esposa lo miraba de lejos y le sonreía; en los años que llevaban casados era la primera vez que lo veía tan feliz. Al caer la noche, aún se veían bailando vecinos de Carite, de Branderi, del “Puerto eh Jobos” y un “cocolo” del barrio “Gualdaraya” que se quedó “a pie”
…Fue un poco después de la media noche que alguien se le acercó al gallego y le susurró al oído: “Don Miguel, usted no se pegó na, lo que pasó fue que los títeres de la Plaza se dieron cuenta de su rutina de los miércoles, es más todos en el pueblo sabíamos de su maña. Bueno, estos chamacos averiguaron su número y ayer en la mañana sin que Don Luis Anglade se diera cuenta, fueron y borraron el número en la pizarra, escribiendo el suyo. Esto ocurrió un minuto antes de que usted llegara”.
…“No me joda buen hombre…y quien fue el que les dio el número?” “Yo no se pero la gente sospecha que está entre Melitona y don Goyito, pues los dos andan “prendios en fuego” con usted desde que comenzó a vender periódicos en la pollera. Eso es lo que se dice en el Pueblo, pregúntele a su Señora pa que le cuente y usted verá lo que yo le digo”.
…Pasaron años sin que nadie volviera a ver a Don Miguel en el Pueblo. Poco después de aquel triste incidente, cerró su negocio y se retiró en el campo. Una noche de luna y estrellas falleció en su lecho mientras dormía y soñaba. Dicen que murio con una sonrisa en sus labios. El gallego había encontrado su felicidad ansiada mirando la eternidad que lo esperaba.
…Miles de Isleños asistieron a su sepelio. Llegaron al pueblo ricos en limosinas largas, otros trepados altos en la caja de “camiones de tumba”. Llegaron hombres a caballo, familias enteras llegaron a pie, todos guardando luto, en silencio, solo se oían murmullos.
…Gente cargando ramos de flores en ambas manos, jíbaros de las montañas, de todos lados. De Lares bajaron en una “guagua” pintada con la Bandera Patria, venían a rendir sus respetos pues bien sabían que este gallego no era como “los malos” que conocieron en su histórico pasado. Don Pepe Colon vestido con un “flu” negro y Purungo a su lado, vestido de blanco. Ambos en paz; fue la única vez que no estaban peleando…
Cortadores de caña con sus machetes debajo del brazo y las pavas colgando de las manos. Todos juntos mantuvieron un minuto de silencio frente a su féretro. Parecían soldados. Los comerciantes del pueblo guardaron luto por siete días. Todos lloraron. Mi Plaza linda se cubrió de gente, dolientes en silencio; todos quietos, todos llevando flores en sus manos. Vino el Obispo de San Juan y nos dio un bello mensaje…
…Más fue el Sacerdote del pueblo quien verdaderamente “nos tocó por dentro” con sus palabras despidiendo al gallego. Después que “lo pintó tal y como era”, dijo así: Don Miguel era también un hombre noble que acumulaba por dentro amor y una gran bondad, nadie lo sabía pues lo mantenía en secreto. Un día se creyó rico, millonario. Pudo haber regresado a su Galicia amada y retirarse. Mas no fue así, Don Miguel compartió su suerte & fortuna primero con sus clientes, con el extraño, con sus compueblanos. Que sea recordado así siempre, como un hombre generoso y de noble corazón …que descanse en Paz
…Que lindo era mi pueblo Brujo en aquellos años, que gente tan amable y noble: hombres, mujeres y niños …y todos sus ancianos. Tanto los unía la fiesta como los unía la muerte; con la misma pasión, y fidelidad.
Pues seguro que sí, …si eran brujos cristianos