La América romántica se llena de gritos.
Por Dolores grita México. Cuba en Yara.
Puerto Rico grita en Lares.
Ese grito ha sido llevado en nuestras entrañas de pueblo durante muchos años.
Pero si la independencia ha gritado en toda América, y aun con una fortuna que sigue a nosotros negada, el mito en Puerto Rico se enriquece con una simbólica única.
El Grito en Puerto Rico se da en Lares.
Juan Antonio Corretjer
LARES
El 23 de septiembre del 2023 se conmemoró en Puerto Rico el 155 aniversario del Grito de Lares. Esta gesta libertadora no se dio por combustión espontánea o por caprichos del Dr. Ramón Emeterio Betances. Existieron circunstancias históricas en Puerto Rico que estimularon a que este evento ocurriese. Anteriormente al Grito de Lares hubo otros intentos libertarios y gestos simbólicos de efervescencia nacional que se dieron. Ejemplo de esto fueron las palabras en el 1809 de Juan Alejo de Arizmendi, primer y último obispo puertorriqueño, que la colonia española permitiera despedir al delegado puertorriqueño a las Cortes españolas, entregando su sortija obispal y recordándole “su obligación de proteger y sostener los derechos de nuestros compatriotas, de la misma manera en que yo estoy dispuesto a morir por mi rebaño”.
Entre 1798 y 1848 se registraron 26 conspiraciones, sublevaciones y protestas. En 1823 María de las Mercedes Barbudo, fue la primera mujer independentista desterrada y encarcelada (escapó de una cárcel española en Cuba) refugiándose eventualmente en Venezuela.
Estados Unidos nunca respaldó el movimiento separatista puertorriqueño porque ya tenía sus propios intereses en el área, recordando las palabras de Jefferson que “esperaba que la fruta madurara para tomarla”.
Para 1867 las autoridades españolas prometieron atender las necesidades económicas y políticas de Puerto Rico. Dos semanas después el gobierno de España le endilga a los puertorriqueños un impuesto adicional de un 18 %.
La burla estaba consumada, pero se abrió el camino a la Revolución.
Para 1867 Betances y Segundo Ruiz Belvis, exiliados en Nueva York se unieron a otros patriotas puertorriqueños que planeaban la independencia de Puerto Rico y Cuba.
Los puertorriqueños encontraron respaldo en Nueva York, levantando armas y toda clase de pertrechos para la lucha que se avecinaba.
Los esfuerzos del gobierno español, en conjunto con las autoridades coloniales danesas, impidieron la salida de Betances de Islas Vírgenes. Ante esas noticias los puertorriqueños tenían dos alternativas: esperar a que se los llevaran presos o anticipar la fecha del levantamiento. El plan original tuvo que ser rápidamente modificado.
Decidieron reunir a toda la gente el día 23 en las cercanías de Lares y desde allí las fuerzas revolucionarias (con Betances ausente), se dirigieron al pueblo. Esa noche luego de entrar a Lares se proclamó la independencia de Puerto Rico procediendo a constituir el gobierno provisional de la República.
2005
El viernes 23 de septiembre del 2005 mientras se conmemoraba el aniversario 137 del Grito de Lares se le informó al pueblo de Puerto Rico que el impacto de una bala asesina había segado la vida de Filiberto Ojeda Ríos, líder independentista que luchaba por la libertad de su nación.
Este planeado asesinato de Filiberto Ojeda, fue otro violento intento de destruir a los que creen en la independencia de Puerto Rico. Ese infame golpe sacudió de su marasmo al país, desenmascarando nuestra deshonrosa relación con los dueños del yugo colonial.
Pero los prepotentes norteños creyeron que a Filiberto Ojeda lo iba a doblegar una bala marcada por el miedo del imperio. Los sicarios escondidos en la penumbra y acechando como hienas sedientas asesinaron la poca credibilidad que tenían algunos ingenuos en la relación fraudulenta con el mayordomo del norte.
Filiberto, que vivía en aquella humilde casa en Hormigueros era la estampa de la vergüenza. Era y es el sueño de lo que los puertorriqueños anhelan ser. El hombre sencillo, serio, humilde y honesto. Siempre vertical en sus acciones. El pitirre que derrotó al guaraguao defendiendo su nido a pesar de sus 72 años y de su fragilidad física.
Filiberto Ojeda era para efectos de la ley de los Estados Unidos un prófugo de la justicia. Ya lo habían acusado anteriormente, sin que lograran encontrarlo culpable. Lo habían implicado en varios actos pero no le habían probado nada. Pero eso no impidió que necesitarán cientos de hombres armados con las más sofisticadas armas de la elitista fuerza de seguridad estadounidenses para ultimarlo. Necesitaron obscurecer a Hormigueros para que la verdad fuera silenciada. Pero esos agentes federales no estaban para transar, no estaban para negociar, no estaban para arrestar a nadie. Ni médicos, ni abogados, ni los medios de comunicación, ni el Secretario de Justicia, ni el gobernador tuvieron acceso a la víctima. Los dueños del mundo cumplieron su misión, pero jamás podrán hablar de justicia.
Filiberto, en el estruendo de su silencio llevó a cabo su misión revolucionaria, cumpliendo con su Patria y colocándose como ejemplo para la nación.
La misión era ahogar a Filiberto, era pertinente callar de una vez por todas a El Grito de Lares.
Erraron una vez más. El Grito nunca se había escuchado tan alto.
Les recuerdo que los héroes de la nación estadounidense fueron los que derramaron la sangre de los ingleses, los que conspiraron en contra de la corona británica, los que quemaron, emboscaron y ejecutaron a los enemigos de la naciente nación. Esos son los héroes de la revolución estadounidense. Los nuestros continúan siendo perseguidos por defender esos mismos ideales.
Los puertorriqueños ya están hartos de guardar silencio, de arrastrar cadenas.
Siguiendo el ejemplo romperemos el grillete que nos ata a la infamia.
¡Entonces, como nuestro pitirre, volaremos libres!