BEIRUT (AP) — Un enviado de Estados Unidos reafirmó el apoyo de Washington al nuevo gobierno en Siria, afirmando el lunes que no hay “Plan B” para trabajar con las autoridades actuales para unir al país, que aún se recupera de años de guerra civil y ahora sufre un nuevo brote de violencia sectaria.
En una entrevista exclusiva con The Associated Press, Tom Barrack también criticó la reciente intervención de Israel en Siria, calificándola de inoportuna y diciendo que complicaba los esfuerzos para estabilizar la región.
Tom Barrack es embajador en Turquía y enviado especial a Siria y también tiene un mandato a corto plazo en Líbano. Ofreció sus declaraciones desde Beirut después de más de una semana de enfrentamientos en la provincia sureña de Sweida entre milicias de la minoría religiosa drusa y tribus locales de beduinos musulmanes suníes.
Las fuerzas del gobierno sirio intervinieron, aparentemente para restaurar el orden, pero terminaron apoyando a los beduinos antes de retirarse bajo un acuerdo de alto el fuego con las facciones drusas. Cientos han muerto en los combates, y algunos combatientes del gobierno supuestamente dispararon contra civiles drusos y quemaron y saquearon sus casas.
Israel intervino la semana pasada en nombre de los drusos, considerados como una minoría leal dentro de Israel y que a menudo sirven en su Ejército. Israel lanzó decenas de ataques contra convoyes de fuerzas gubernamentales en Sweida y también atacó la sede del Ministerio sirio de Defensa en el centro de Damasco.
Durante el fin de semana, Barrack anunció un alto el fuego entre Siria e Israel. Las fuerzas del gobierno sirio se han redistribuido en Sweida para detener los renovados enfrentamientos entre los drusos y los beduinos, y se esperaba que civiles de ambos lados fueran evacuados el lunes.
Enviado de EEUU sugiere que Israel quiere ver una Siria dividida
Barrack dijo a la AP que “los asesinatos, la venganza, las masacres en ambos lados” son “intolerables”, pero que “el gobierno actual de Siria, en mi opinión, se ha comportado lo mejor que puede como un gobierno incipiente con muy pocos recursos para abordar la multiplicidad de problemas que surgen al intentar unir a una sociedad diversa”.
En una conferencia de prensa más tarde, señaló que las autoridades sirias “necesitan rendir cuentas” por las violaciones.
Con respecto a los ataques de Israel en Siria, Barrack afirmó que “Estados Unidos no fue consultado, ni participó en esa decisión, ni era responsabilidad de Estados Unidos en asuntos que Israel considera de su propia autodefensa”.
Sin embargo, agregó que la intervención de Israel “crea otro capítulo muy confuso” y “llegó en un muy mal momento”.
Antes del conflicto en Sweida, Israel y Siria habían mantenido conversaciones sobre asuntos de seguridad, cuando el gobierno de Trump los había estado presionando para avanzar hacia una plena normalización de las relaciones diplomáticas.
Cuando estallaron los últimos combates, “la visión de Israel era que al sur de Damasco estaba esta zona cuestionable, por lo que cualquier cosa que sucediera militarmente en esa zona debía ser acordada y discutida con ellos”, dijo Barrack. “El nuevo gobierno entrante (en Siria) no comparte exactamente esa creencia”.
El alto el fuego anunciado el sábado entre Siria e Israel es un acuerdo limitado que aborda sólo el conflicto en Sweida, aclaró. No aborda los problemas más amplios entre los dos países, incluida la afirmación de Israel de que el área al sur de Damasco debería ser una zona desmilitarizada.
En las discusiones previas al alto el fuego, Barrack dijo que “ambas partes hicieron lo mejor que pudieron” para llegar a un acuerdo sobre cuestiones específicas relacionadas con el movimiento de fuerzas y equipos sirios de Damasco a Sweida.
“Si uno acepta que Israel puede intervenir en un Estado soberano es una cuestión diferente”, comentó.
Sugirió que Israel prefiere ver a Siria fragmentada y dividida en lugar de un Estado central fuerte en control del país.
“Los Estados nacionales fuertes son una amenaza, especialmente los Estados árabes se ven como una amenaza para Israel”, dijo. Pero en Siria, “creo que todas las comunidades minoritarias son lo suficientemente inteligentes como para decir, estamos mejor juntos, centralizados”.
Más tarde el lunes, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, publicó en X que los ataques de Israel “fueron la única manera de detener la masacre de los drusos en Siria, que son hermanos de nuestros hermanos drusos en Israel”.
Katz agregó: “Quien critique los ataques no está familiarizado con los hechos”. No estaba claro si estaba respondiendo a los comentarios de Barrack.
Desconfianza entre las minorías, incluidos los kurdos
La violencia en Sweida ha profundizado la desconfianza de los grupos religiosos y étnicos minoritarios en Siria hacia el nuevo gobierno en Damasco, liderado por exinsurgentes musulmanes suníes que derrocaron al antiguo gobernante autocrático de Siria, Bashar Assad, en una ofensiva relámpago en diciembre.
Las agresiones contra civiles drusos siguieron a la muerte de cientos de civiles de la minoría alauí, a la que pertenece Assad, a principios de este año en ataques de venganza religiosa en la costa siria. Aunque el presidente interino Ahmad al-Sharaa ha prometido proteger a las minorías y castigar a quienes van contra civiles, muchos sienten que su gobierno no ha hecho lo suficiente para detener esos ataques y lograr que los agresores rindan cuentas.
Al mismo tiempo, Damasco ha estado negociando con las fuerzas kurdas que controlan gran parte del noreste de Siria para implementar un acuerdo que fusionará las Fuerzas Democráticas Sirias lideradas por kurdos y respaldadas por Estados Unidos con el nuevo ejército nacional.
Barrack, quien habló con el líder de las SDF, Mazloum Abdi, durante el fin de semana, dijo que no cree que la violencia en Sweida descarrile esas conversaciones y que podría haber un avance “en las próximas semanas”.
La vecina Turquía, que quiere reducir la influencia de los grupos kurdos a lo largo de su frontera y tiene relaciones tensas con Israel, ha ofrecido proporcionar asistencia de defensa a Siria.
Barrack resaltó que Estados Unidos “no tiene una postura” sobre la perspectiva de un pacto de defensa entre Siria y Turquía.
“No es asunto ni interés de Estados Unidos decirle a ninguna de las naciones circundantes qué hacer entre ellas”, afirmó.
Desarme de Hezbollah sigue siendo un tema complicado
La visita de Barrack a Líbano se produjo en medio de la presión nacional e internacional para que el grupo político-paramilitar libanés Hezbollah entregue su arsenal restante luego de una guerra desgastante con Israel que terminó con un acuerdo de alto el fuego mediado por Estados Unidos en noviembre.
Hablando en una conferencia de prensa, Barrack dijo que el acuerdo de alto el fuego “no funcionó”.
Israel sigue lanzando ataques aéreos casi diarios hacia Líbano bajo el argumento de que están destinados a evitar que Hezbollah reconstruya sus capacidades. El grupo armado ha sostiene que no discutirá el desarme hasta que Israel detenga sus ataques y retire sus fuerzas de todo el sur de Líbano.
Si bien Estados Unidos ha estado presionando por el desarme de Hezbollah, Barrack describió el asunto como “interno” para Líbano.
“No hay consecuencia, no hay amenaza, no hay látigo, estamos aquí de manera voluntaria tratando de impulsar una solución”, dijo. Agregó que Estados Unidos “no puede obligar a Israel a hacer nada” en lo que respecta al alto el fuego.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.