A los urgentes problemas del acelerado cambio climático, la ola creciente de calores sofocantes, las intensas sequías, la paulatina desaparición de lagos y ríos, el rápido derretimiento de los polos, las inclementes lluvias e inundaciones, los constantes incendios en amplias regiones del planeta, y la guerra entre Rusia y Ucrania, preámbulo de una tercera guerra mundial; el mencionar que estamos al borde de una guerra atómica golpea nuestra conciencia que va despertando ante un peligro cada día más inminente.
Este fue el tema del Recordatorio Anual del bombardeo nuclear a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki utilizados como el argumento final que en 1945 conllevó a la rendición incondicional del Japón.
El evento recordatorio del aniversario número 77 del bombardeo tuvo lugar este pasado sábado 6 de agosto a las 6:30 de la tarde en el centro de reuniones de la congregación Amigos Cuáqueros.
Aunque esta actividad se ha efectuado por más de dos décadas, la de este año 2022 tuvo especial significación porque según los expertos, estamos al borde de una guerra nuclear entre potencias con capacidad de aniquilar lo que queda de nuestra desanimada y decaída civilización.
Cada año el Japón y grupos religiosos y cívicos recuerdan el único bombardero nuclear sobre dos ciudades donde las víctimas fueron una cantidad que fluctuó entre los 129,000 y 226,000 ciudadanos civiles afectados por primera vez por los efectos de las bombas que pulverizaron a quienes estaban cerca del lugar del estallido quienes fueron sometidos a temperaturas radiactivas superiores a los 1,000 grados Fahrenheit.
Fue difícil obtener un cálculo exacto de muertos porque la fuerza de la explosión de una sola bomba en Hiroshima hizo desvanecerse a millares de sus habitantes, decenas de miles murieron ahogados en fuentes de agua donde buscaban desesperadamente alivio para sus horrendas quemaduras, y otros miles fallecían a los pocos días sin ninguna atención médica debido a que los caminos, carreteras, hospitales y centros de salud fueron demolidos por el impacto de las bombas.
En el evento recordatorio se explicaron las señales de una muy posible catástrofe nuclear de proporciones que se anuncian con la aguda crisis energética causada en el mundo por el conflicto acelerado con el imperio ruso cuyo líder es Vladimir Putin quien ya no provee petróleo a los aliados de Estados Unidos. La ausencia de lluvias hace peligrar a la agricultura y las necesarias cosechas de trigo, cereales, vegetales y frutos para la humanidad.
Hemos nuevamente regresado al nefasto periodo de la “Guerra Fría” que se inicia cuando Rusia, Estados Unidos e Inglaterra fueron capaces de fabricar bombas nucleares, lanzarlas intercontinentalmente y repartirse su influencia geopolítica en el mundo.
“La amenaza de una guerra nuclear en el planeta y las consecuencias de múltiples explosiones radioactivas en la ya agotada atmósfera terrestre, crearon durante las décadas de guerra fría entre las potencias imperiales un equilibrio semejante al de un trapecista que camina por sobre una cuerda floja. Toda una generación a nivel mundial creció preocupada por los posibles y mortíferos ataques y recordamos en la década de los 50,’ como en las escuelas en los Estados Unidos llevaban a cabo ensayos de practica para el caso de bombardeos nucleares,” dijo Tom Connolly, reconocido activista en la campaña de educación acerca del peligro nuclear.
Las prácticas en si eran más bien simbólicas porque los estudiantes debían, al momento del anuncio de una ataque nuclear, meterse debajo de su pupitre y esperar. Hasta el día de hoy hay tres etapas recomendadas en caso de una guerra atómica. A. Ingresar al interior de su hogar o lugar de trabajo, B. Mantenerse en el interior y C. Escuchar las instrucciones por radio.
En la actividad de conmemoración del año pasado el Reverendo Obispo Emérito Peter Rosazza de la iglesia católica romana quien fue el orador principal, repasó minuciosamente el peligro actual de la guerra armamentista y los focos de conflictos que podrían activar una guerra en que se utilicen misiles nucleares.
Este año, António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas advirtió que esta civilización ha llegado a un punto crítico. “Una ausencia de cálculo, un error nos lleva a una aniquilación nuclear.”
Esta autoridad mundial hizo también alusión a la presente guerra en Ucrania en la que se enfrentan directamente Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Atlántico Norte y la Rusia de Vladimir Putin que se ha hecho presente en conferencias de prensa portando con sus ayudantes la fatídica caja negra que contiene los códigos para iniciar ataques y contrataques nucleares. El presidente de los Estados Unidos cuenta también en sus presentaciones con este siniestro artefacto que de ser activado significará el inicio del derrumbe de la humanidad.
Lo que informamos no son exageraciones, aunque la memoria de las nueva generaciones ha sabido de prolongados conflictos bélicos donde las grandes potencias encabezadas por Rusia, China y los Estados Unidos usan los últimos modelos de armamento que no es atómico pero que han prácticamente destruido a países como Afganistán, Siria, y Yemen.
En este sentido el análisis de Raúl Sohr, experto en temas militares, expuso en su libro “Las Guerras que nos esperan,” lo que ha sido una guerra fría moderna en cierto modo limitada a conflictos bélicos violentos pero aislados en las áreas de influencia que disputan las potencias.
Ahora la situación cambia porque aumenta sin cesar la beligerancia creciente entre Rusia, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN en Ucrania y las amenazas de guerra en Taiwán donde USA se enfrenta con China y su apéndice Corea del Norte.
Algo de historia.
Durante el periodo de la “guerra fría” entre los Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Soviéticas, se puso en practica la doctrina de la “Coexistencia Pacífica” en la que la potencia de Eurasia aceptaba el desarrollo del capitalismo en la sección occidental de la “cortina de hierro.” Este límite separaba a las naciones países europeas y los que controlaba la URSS en Eurasia. El bastión más visible de este periodo era el muro que dividía a la Alemania -la gran perdedora de la segunda guerra mundial- entre la URSS y USA.
Ha habido crisis semejantes a las que ahora enfrenta el mundo que acaecieron en octubre de 1962 en la recordada “Crisis de los misiles en Cuba” cuando los Estados Unidos descubrió usando una avión espía, la instalación de misiles nucleares en Cuba, en esos tiempos aliada militar con la URSS. USA, bajo el gobierno de John F. Kennedy inicia el bloqueo de la isla y hubo un casi enfrentamiento de barcos rusos con la flota estadounidense que encerraba a la isla.
La guerra nuclear estuvo a punto de producirse cuando el comandante de submarino ruso se preparaba ya para lanzar una bomba atómica al continente americano, cuestión que afortunadamente se logra evitar. Se había producido un error humano siempre posible en el sistema de comunicaciones y más aún en las actuales interferencias cibernéticas. Finalmente, Rusia abandonó su intento de armar a Cuba, se llevan de regreso los proyectiles nucleares, pero USA establece bases nucleares en Italia y Turquía cuestión que extendió la tensión de guerra fría entre las dos potencias.
Connolly en su discurso rememoró los actuales y vigentes avisos de alerta de desastres naturales y otras emergencias, incluido un ataque nuclear que se prolongan por un minuto y sesenta segundos en el espacio obligatorio de “Anuncio de Servicio Público” que podría, llegado el caso, alertar un posible ataque nuclear a la ciudad de Nueva York que sufriría un primer impacto.
Rusia cuenta ahora con unos 6,000 proyectiles nucleares y los Estados Unidos con 5,000 mientras se estima que Israel cuenta ya con proyectiles nucleares e Irán está en un proceso acelerado de acumulación de plutonio, elemento fundamental para construir una bomba atómica.
De acuerdo a un artículo de Tom Nichols titulado “No tenemos una estrategia nuclear,” éste describe el posible intercambio de ataques nucleares que funcionarían con ataque nuclear, respuesta nuclear, contraataque nuclear, y respuesta nuclear donde se irían devastando e irradiando radiación atómica en el planeta. Este interesante artículo lo publicó la revista Atlantic en su reciente edición de agosto 2022.
De lo que estamos seguros es que en una posible guerra nuclear no habrá vencidos ni vencedores y toda la humanidad será la gran perdedora.