A las pocas semanas de que el presidente Donald Trump, asumiera su segundo mandato; el mismo que estuvo lleno de expectativas optimistas en varios frentes, como por ejemplo; mejoras en la economía sustentada en variables como la generación de empleo, reducción de la inflación, recorte en las tasas de interés, un mercado de valores alcista, etc.; poner fin a los conflictos bélicos, en especial el de Ucrania con Rusia; fortalecimiento y protección de la industria nacional; entre otros. En el ámbito económico suena cada vez más fuerte una posible recesión en la primera economía del mundo. En el presente nos dedicamos a analizar algunas aristas que explican la probabilidad de que ésta ocurra en los próximos meses.
Aunque no existe una “definición oficial” de recesión, en concordancia con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se le denomina a aquella fase del ciclo económico en el que la actividad económica se contrae (reduce) en vez de incrementarse. Se considera por lo general que existe una recesión cuando la tasa de variación del Producto Interno Bruto (PIB), es negativa durante dos trimestres consecutivos.
Dentro de Estados Unidos, la organización encargada de declarar una recesión es la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés); una organización sin fines de lucro que cuenta con una red de más de 1800 economistas académicos, que realizan el análisis de los ciclos económicos de EE. UU. Sin embargo, la NBER señala que no tienen “una regla de tiempo fija” para determinar el inicio o el final de una recesión. Por ejemplo, la NBER declaró el inicio de la recesión del 2007-2009 hasta diciembre de 2008, mientras que la del 2020, entre febrero y abril de ese año, que fue causada por la pandemia, no se declaró hasta junio de 2020.
Es llamativo y sorprendente la rapidez con la que está cambiando el estado de ánimo sobre la economía estadounidense, si tan sólo apenas un mes atrás el mercado de valores se encontraba en máximos históricos, días atrás ha sufrido caídas pronunciadas. Aunque, es muy prematuro afirmar que se dará una desaceleración aguda; causada por la pérdida de empleos en masa, quiebras y ejecuciones hipotecarias; ya que en lo que va del primer trimestre de este año el mercado laboral se mantiene en crecimiento.
Pero hay que reconocer en concordancia con aquella voz de ‘mala noticia’, que el riesgo de recesión es una “posibilidad real”, así como lo ha dado a conocer el exsecretario del Tesoro Larry Summer en una reciente entrevista a CNN y Bill Dudley expresidente de la Reserva Federal de Nueva York, afirmó que el riesgo ha aumentado en definitiva. Entre algunas consideraciones precisas que hay por ahora, para que este rumor se siga extendiendo, es que las previsiones respecto al PIB del país se han ido recortando y ajustando en las últimas semanas, a tal punto que se estima una posible contracción del -2,4% en el primer trimestre de este año; lo confuso que ha resultado los planes arancelarios del actual presidente se suma como gran parte del problema; porque los aranceles surten dos efectos: subir los precios y hacer bajar el crecimiento económico. También hay que tener en cuenta los recortes del gasto federal y los despidos masivos de trabajadores federales.
Aunque el mercado de valores no es la economía, es importante porque muchas empresas e individuos realizan inversiones en él y con todo ese “trastabillar” de las última semanas; indicadores como el S&P 500 ha tenido su peor semana en seis meses, perdiendo casi un 3%; el Nasdaq cayó un 4% el día lunes 10 de marzo, su peor caída desde septiembre de 2022. Compañías como Tesla cayó 13%; en tanto que Nvidia, Apple y Alphabet han perdido más de 5% cada una. El peligro recae en que estas turbulencias dadas en el mercado de valores se extiendan a la economía real.
La confianza del consumidor, se ha desplomado en los últimos meses y podría ir incrementándose en la medida que los estadounidenses se adaptan a las turbulencias de mercado, lo que conllevaría a deprimir el gasto de los consumidores, que es el motor principal de la economía de USA.
Por citar casos concretos la firma financiera multinacional y líder global en banca de inversión, gestión de activos y servicios de valores Goldm Sachs, ha aumentado su pronóstico del 15% al 20% de probabilidad de recesión en los próximos 12 meses. La entidad en mención, cita el riesgo a la política arancelaria del actual presidente de la nación. Por su parte el economista Bruce Kasman, jefe global del banco de inversión JP Morgan, señaló que las probabilidades de recesión de este año son del 40%, un 10% mayor a lo que proyectaron a inicios del 2025.
Frente a este “rumor” que va ganando mayor atención de profesionales y medios de comunicación, nos mantendremos expectantes.