Por: Waldemar Gracia
Hace unos meses escribimos un artículo que narraba la situación de Ricardo, un joven de 16 años que al parecer lo tenía todo. Su familia tiene una casa muy bonita, en un buen vecindario, tres vehículos nuevos, buena ropa, buena escuela, bueno de todo. Mas, sin embargo, la queja principal de Ricardo es que añoraba tener un hogar.
Por virtud de la posición socioeconómica de su familia tanto su padre como su madre tenían que trabajar horas muy largas en sus puestos ejecutivos. Ricardo consideraba a su “familia” como un grupo de extraños simulando que se conocen, pero solo comparten un techo en que viven a distintas horas, pero rara vez coinciden a la vez. Ricardo recuerda la “última cena” familiar cuando fueron a comer luego del funeral de su abuela 5 años atrás.
En el mismo grupo se encontraba Jennifer, una joven de 15 años, hija de una madre soltera, que la utiliza a menudo para cuidar a sus hermanitos menores mientras ella, su madre, sale a divertirse los fines de semana.
Johnny, otro joven de 15 años, contaba en el grupo como era obligado a “buscar” dinero en la calle para comprar alcohol a su madre que es alcohólica. Rosa, joven de 17 años, la mayor en el grupo comparte su mezcla de tristeza y alegría. Rosa está embarazada de su “boyfriend” que tiene 16 años. Rosa lamenta el no haber seguido los consejos de madre.
Todos estos jóvenes son el reflejo de lo que está pasando en nuestra sociedad. No hablamos de la sociedad de “por allá”, hablamos de jóvenes y familias colombianas, puertorriqueñas, dominicanas, peruanas y de toda nuestra representación latina aquí en Connecticut.
Los especialistas en psicología dividen las familias en dos grandes tipos:
- Las “disfuncionales” o “tóxicas” se componen de personas habitualmente autolimitadas, cuyas personalidades parecen inhibidas, empequeñecidas o subdesarrolladas, en estas familias, la comunicación suele ser deficiente, inexistente o se expresa mediante comportamientos destructivos o incluso violentos.
- Las funcionales son aquellas en las que sus miembros se muestran seguros acerca de quienes son, tienen una autoimagen positiva, y se comunican libremente.
Tal parece que en nuestra sociedad moderna predomina la primera categoría: la disfuncional. Pero también es cierto que una familia puede ser funcional o disfuncional en diversos grados. Los síntomas en estas familias pueden serle algo familiares. Por ejemplo; viven bajo el mismo techo; entran y salen por la misma puerta, y todos, pasiva o activamente, contribuyen a que la relación familiar se llene de presiones emocionales y sicológicas que la van desgastando y debilitando, dirigiéndola hacia a un colapso total. A veces nuestras actitudes y aportes dentro del seno del hogar están contribuyendo a la solidez y salud de la familia o si, a pesar de nuestras mejores intenciones, estamos robándole su vigor y negándole, por nuestras acciones, el éxito que tanto le deseamos.
La Voz de la Conciencia quiere dejar unos pensamientos positivos para el lector. No todo es tan malo, no todo está perdido. Consideremos unos pequeños consejos llenos de sentido común. Usted comprobará que no hay que ser un experto en psicología para darse cuanta de lo que debe ser normal en nuestras relaciones familiares.
¿Qué es lo que debe ser normal en nuestras familias?:
1. Los padres son y se comportan como padres y los hijos son y se comportan como hijos.
2. La organización jerárquica es clara. Padre y Madre comparten la autoridad y en forma alternada.
3. Los límites familiares son claros, se cumplen y se mantienes.
4. Cada miembro de la familia tiene la capacidad para identificar y resolver sus problemas.
5. La comunicación debe siempre ser clara y directa.
6. Los miembros de la familia tienen identidad propia, y se aceptan unos a otros tal cual son.
7. Cada cual puede expresar lo que siente sin que sé creen conflictos entre los miembros.
8. Se admiten las diferencias o discrepancias de opiniones.
9. La conducta de cada miembro es cónsona con sus mensajes y su persona.
10. Cada miembro invierte en el bienestar de otros.
11. El control de la conducta es flexible.
Según los expertos, la familia que funciona bien se caracteriza por:
- Escucharse unos a los otros, hablando claro.
- Se aceptan las diferencias, los desacuerdos y los errores de cada quién.
- Se acepta la individualidad.
- Se promueve la madurez.
- Se ven la cara cuando hablan.
- Hay armonía en las relaciones.
- Demuestra y manifiestan mucho contacto físico unos a otros.
- Hacen planes juntos y disfrutan el compartir juntos.
Estos consejos parecen muy sencillos, pero sabemos que no son fáciles de practicar. Se requiere compromiso, pero sobre todo el deseo de cambiar. ¿Quién debe cambiar primero? ¿Tú, o los demás? Si necesitas ayuda, encontrar llamando al 211 (Info-line).