No se trata de copiar sino de identificar principios y prácticas que se observan como características de liderazgo, influencia que distinguen a las personalidades exitosas que a menudo se define como el Top número 1.
Existen cinco habilidades que consideran distintivas.
La primera implica un cambio de chip. Hablar para liderar, no para agradar. Es un giro mental, dejar atrás el necesito caer bien y adoptar más el actuar como líder, aunque los demás todavía no lo vean así. Es proyectar una seguridad, que viene de adentro y el efecto es casi inmediato, en cómo perciben la confianza y la autoridad que proyectas. La recomendación principal es hablar con convicción apoyándote en certezas. Es decir, lo que piensas y pensar lo que dices.
Es frecuente utilizar el lenguaje de la duda el “yo creo que o me parece”. Hay que cambiar un lenguaje más sutil por el de “creo que deberíamos intentar esto” es más directo, en lugar de pienso que esto podría funcionar. Es una estrategia que te llevará a un resultado concreto. Es quitar tu propia duda de la frase y presentar la visión con claridad y credibilidad.
La segunda habilidad es el dominio emocional, porque una desmedida sobre reacción emocional es igual a baja inteligencia. Los líderes efectivos, consiguen separar la emoción del momento del análisis de la situación. Eso les permitirá decidir con más lógica y claridad.
La tercera habilidad para tener autoridad es la presencia y una vida con propósito. El liderazgo es gestionar bien el tiempo. Cuando intervienen lo hacen con un objetivo claro en mente. Antes de entrar a una reunión preguntarte ¿qué hago yo aquí?, ¿cuál es mi objetivo?
Proyectar esa autoridad, no es solo estar es tener presencia sino tener intencionalidad.
La cuarta habilidad es crucial. La maestría en hacer preguntas. No necesitas tener todas las respuestas. Es preciso el arte de preguntar bien.
En lugar del típico ¿qué opinas?, se sugiere algo más específico y más onda como ¿cuál es el desafío más grande que tienes ahora mismo?. La calidad de la pregunta define la profundidad de la respuesta.
Finalmente, la quinta habilidad. Ser conciso y firme. Es cuestionable de hablar para suavizar y dar mil vueltas a un mismo tema. Se llama explicar de más, eso denota inseguridad y hace que el mensaje se diluya.
El consejo práctico es ser directo, claro y firme. Di lo que tienes que decir, sin rodeos y usando bien y moderadamente el lenguaje corporal, con una adecuada postura, te hace ver exitoso. A manera de ejemplo, derecho los hombros, con contacto visual firme. Evitar gestos nerviosos como mover los dedos o los pies en exceso. La proyección de la voz es fundamental.