BRIDGEPORT.- El 26 de enero del 2025 fue fundado el grupo: “Hijas de Santa Mónica de la Catedral de San Agustín”, formado por 25 féminas que acogieron este nombre porque la mayor parte de mujeres de la agrupación se vieron reflejadas en la madre de San Agustín, quien nunca dejó de orar y doblar sus rodillas ante Dios por su hijo, quien vio cómo logró su conversión después de casi treinta años y quien luego se dedicó a estudiar a fondo las leyes de la iglesia, llegar a ser obispo y subir a los altares como un santo.
Según el Padre Arthur Crosby Mollenhauer, en la reunión del lunes a las siete de la noche en una de las aulas de la Catedral de San Agustín, después de que se formó el grupo de caballeros “Devotos de San José”, las mujeres también querían tener su agrupación como una forma de apoyarse a nivel espiritual.
Por eso optaron por el nombre de Mónica como su santa patrona, porque ella nunca se cansó de orar por su hijo y porque esas oraciones se transformaron en testimonio de fe y de ahí en Doctor en Teología de la iglesia, llamado posteriormente como San Agustín, a quien el mundo le reconoce la frase sobre la armonía: “El que canta ora dos veces”.
El grupo, acorde con el Padre Arthur es para orar, reflexionar sobre la Sagrada Escritura, además de compartir experiencias de vida entre sí; pero sobre todo para fortalecer su fe como una forma de vida.
“¿La idea es imitar las virtudes de Santa Mónica?”, dijo el sacerdote a manera de pregunta a las mujeres que estaban sentadas esperando iniciar el momento de oración para luego compartir las semejanzas de vida que tienen a diario.
La agrupación la conforman 25 mujeres, no todas viven en Bridgeport, vienen de iglesias de Monroe, Ansonia, Bethel y hasta de Stratford. No solamente se conocen porque acuden a la iglesia de San Agustín cada domingo sino también por sus jornadas laborales.
Teresa Castro de México, por ejemplo, llegó al grupo aun cuando vive en Ansonia, pero conoció sobre la agrupación por su amiga de trabajo, María Lasso, quien tiene una particular conexión con el Espíritu Santo y al que invoca constantemente en su vida.
“No solo comparten sus vivencias diarias. Comparten sus sacrificios, sus similitudes con el amor de madre que reparten, su dedicación a su hogar y a su trabajo”, repuso el Padre Arthur.
Tras ese pequeño testimonio de vida diaria, inmediatamente leyeron el evangelio del domingo sobre la aparición de Jesús después de la Resurrección para analizar la primera aparición en público del nuevo Santo Padre en el Vaticano.
“Las primeras palabras del Papa León XIV fueron que la paz esté con nosotros…, tal cual como lo hizo Jesús después de que resucitó y se les presentó a los apóstoles. Es un tema profundo sobre la importancia de conectar la paz con la alegría de la vida”, dijo el Padre Arthur al grupo de mujeres que escuchaban con atención la reflexión del sacerdote.
Vilma Blandón de Nicaragua, indicó que hay que llamar a más gente porque así fue cómo el Espíritu Santo se presentó a los apóstoles y ellos empezaron hablar otras lenguas para atraer a otros fieles de otros mundos. “Los cristianos (católicos) deben traer esa misión intrínseca, también”, dijo.
“Esa paz es tener ese poder de Dios de Jesús, de la Virgen María. Somos las hijas de Santa Mónica y debemos llevar un mensaje de paz”, indicó María Solano, la coordinadora de la agrupación.
Teresa Castro, nativa de México, insistió que los inmigrantes están cerrando las puertas a los cambios y oportunidades de la vida por miedo; por eso ve necesario fortalecer el Espíritu Santo para tener presente que siempre hay salida a todas las vicisitudes de la vida porque aún en las tragedias y en las penas hay que buscar la paz para tener tranquilidad.
“¡Ser como Santa Mónica!”, dijo Claudia Rivas, una joven salvadoreña que tiene 10 años de haber inmigrado a Bridgeport y acudir a la misa dominical en la Catedral de San Agustín; acotando que el futuro siempre tiene esperanza porque la luz siempre llega.
“Nuestros hijos necesitan más oración, nuestros esposos, hermanos. Todos tenemos por quién orar”, dijo Marlyn Corado, a lo que el Padre Arthur respondió: Me gustó su reflexión porque todos nos sentimos hostigados y no sabemos por dónde ir y muchas veces viene Jesús a nuestro encuentro y cuando Jesús llegó estuvo para la mujer pecadora, los ciegos… Jesús siempre llega en esos lugares donde esas puertas están cerradas por la dificultad; para liberarnos; porque el Espíritu Santo nos ayuda a abrir los ojos y nos ayuda a salir de la oscuridad y de la pesadez para llevarnos a la alegría. Que nadie nos quite la paz ni la alegría que Dios infunde porque podemos pasar por dificultades, pero tenemos que luchar para que no nos quiten la paz ni la alegría.