Estimada tía:
Le texteo desde Cabo Rojo, Puerto Rico, con sus aguas del mejor color azul del Caribe. Tuve la inmensa suerte de leer su interesante y seductora columna en el portal www.lavozhispanct.com y sentí como usted nos ayuda a nosotras las jevas de media estación a lidiar con los rollos sentimentales.
Leyendo su periódico de un modo digital he logrado notar el adelanto y progreso pujante de la comunidad hispanohablante de esos caminos de Dios, a pesar de los esfuerzos de algunos mequetrefes los cuales se mencionan en la página policial que deterioran la vida presente, pero también la del pasado, allí donde la historia en ocasiones duele más que la muela del juicio trizada y con el nervio expuesto, pero esto no es lo que me acongoja. Me refiero a los años 2017 y 2020. ¿Usted me entiende?
Resulta que tengo un novio que me hablaba con marcado acento gringo y me confundía en los diálogos entrecortados del matre donde me decía “yo adorrarte muchou,” pero tuvo que regresar a Connecticut por un tema de divorcio, dice. Hummmm.
Resulta querida tía que soy una muchacha atrayente, de 5.8 de estatura, de ojos verdes, simpática, agradable y muy profesional. Según dice la gente tengo carisma y personalidad y me luciría en cualquier evento o bailes organizados por la Parada Puertorriqueña de Connecticut de la que me han hablado mucho.
Mis medidas son casi perfectas, y según me decía un enamorado que era pintor, pero que lamentablemente se trastornó y que ahora se cree el chupacabras; soy una diosa de perfil, de espaldas y de frente.
Sin embargo, hay un detalle triste que me hace pensar que debo irme con Gerald al frío y condenado invierno de Connecticut, y lo digo con respeto.
Por una razón que solo conoce el Todopoderoso, de la rodilla para abajo tengo serios problemas. La parte posterior de mis piernas en el sector esqueletal de la tibia y el peroné son más flacas que bejuco prematuro y me explico. La pantorrilla se me ve muy bien, pero la batata es marcadamente exigua y cuando uso medias negras para levantar, parezco mosca en leche.
Como en Puerto Rico siempre hace un calor de madre, me es imposible disimular este defecto que me aleja de potenciales novios apenas me ponía la tanga en la playa y me despojaba de la bata. Aunque uso trajes largos, tarde o temprano mis pretendientes se dan cuenta de mis batatas flacas y ya en mi barrio me tienen como sobrenombre “jirafilla.”
Mi madrina me dice que esos son detalles, pero lo que pasa aquí en Puerto Rico es que como habemos más mujeres que hombres, “no paso la inspección” y los machos se aprovechan para regodearse. ¿Usted me entiende? Lamentablemente mi novio Gerald se mudó a Connecticut, no no ha hablado nada de matrimonio porque está separado de su esposa Carol que le ponía cuernos con un chino y la cosa pinta para un divorcio, dice. Hummmmmm.
Pensándolo bien y si estuviera en la Nueva Inglaterra, ya a partir del mes de noviembre y hasta abril podría usar botas altas y pantalones, y en seis meses podría elegir mejor. .
Tema distinto es mi busto que, aunque abundante y pródigo, su peso se me tiende a caer como las peras maduras. Yo sé que usted me hablará de la cirugía plástica en Santo Domingo que es más barata y todas esas madres, pero su opinión para mi valdrá mucho y me ayudará a cambiar mi triste destino y ser finalmente feliz en los brazos de Gerald, colorado, apasionado y peludo y quien tiene tantos pelos en los hombros que pareciera que tuviese los sobacos al revés. Hay veces que teníamos que comunicarnos en la intimidad con un diccionario Larousse o dibujitos.
Saludos a todos ustedes y con anticipación, Feliz Dia de San Valentín. A propósito de preguntas, ¿de qué color es usted?
Karen
RESPUESTA:
Mira Karen Batatita:
Tu pregunta acerca del color no tiene importancia para los efectos legales y que una sea blanca, negra o mestiza tiene tanta importancia como comer asopao muy caliente utilizando una cuchara de palo o tratar de peinar a tu novio que es calvo.
En tu misiva no mencionas cuantas lunas han pasado por tu vida, pero por lo del busto, me pareciera que no son pocas, aunque yo podría equivocarme ya que hay muchachas de 18 pepas con el busto más caído que mentón amonguillado y que deben usar sostenes reforzados, también llamados refajos turgentosos AK-3.
Pero vayamos primero al primer punto para no perdernos dentro de este tu contexto complejo y más enmarañado que una sopa de calamares con cabello de ángel: tus batatas.
Me dices que en la Isla los muchachos se regodean y que por cualquier defecto pierden el interés en ti debido a que tus piernas de las rodillas para abajo parecen sorbetos, o como decía Enrique Guzmán, popotitos, que cantaban los cuates hace 70 años.
Pero, ¿es qué en Cabo Rojo no hay muchachos que solo vivan solo pendientes de la poca vergüenza y no se hayan embelezado con tu simpatía que florece a raudales con tu sonrisa atípica de la foto que me enviaste? ¿Tan bajo hemos caído en la Isla que estos manganzones no aprecien lo que producen tus células grises y se tienen que estar solo fijando en tus batatas exiguas? ¿Donde está el ser romántico e idealista que escribía esas imágenes que comparaban los dientes de su dama con perlas, y los labios con tiernos pétalos de rosas? ¿Y que pasó con los boleros románticos Perfume de Gardenia y Querube? ¿Es que lo que sale por las radios es ¿música? de perreo y o del condenado reguetón excremental?
Mija, te diré que por acá por Connecticut y específicamente New Haven las cosas no están mejores ya que el irresponsable y el inmaduro brotan como callampas en cada esquina del Green aunque haga frío.
Sin embargo, en lo de los inviernos largos y fríos tienes razón ya que las botas y los pantalones vaqueros han sacado a muchas de apuro y ya están casadas. Seguramente te habrás ya enterado de unos jeans que tienen unas almohadillas en cada nalga que según tú no se aplican a tu caso.
El problema estriba en que cuando llega el verano la gente tiene una tendencia significativa de irse a lagos y a las mal llamadas playas de por acá que tienen menos gracia que un bus escolar por debajo. Allí expuesta a los 100 grados F y a cánceres a la piel no podrías usar botas, salvo que recurras nuevamente a esas faldas playeras con la que parecerás gitana escandalosa.
Sin embargo, enfrentemos la realidad. Si te casas con Gerald, el blanco peludo o con un boricua, no puedes casarte con botas, salvo que te matrimonies en Texas o con un chino y siempre viene la noche de bodas o el momento sórdido de la verdad, las sorpresas y muchas veces la desilusión amarga, también llamada como dicen los de Colombia, la gota fría.
Karen, no es malo probar, aunque a veces si te vas a un pueblo tranquilo como el Guabate, o Orocobis, quizás te encuentres con hombres más serios y religiosos, quizás poetas o periodistas; que aprecien más tu intelecto que tus batatas mínimas.
Yo hice una encuesta rápida entre varios jevos en Hartford, y más del 73.02% de los encuestados me respondieron que lo de las batatas puede pasar, no así las muchachas que de perfil son más planas que una tabla de planchar y parecen chinas.
¡Explora m’ hija! y en último caso, no faltará un gringo menos exigente que estos tipos narcisistas que se creen Adonis y atraigas a otros pretendientes con tus mohines, arrumacos, y monerías.
Suerte y por favor, no regreses a Newark en Nueva Jersey un pueblo más feo que buey de espaldas.
Tu tía que te quiere y te desea lo mejor en tu destino de batatitas flacas.
Julia
Comentario a los Sabios Consejos de la Tía Julia.
Me dicen Pipote y vivo en Manchester, Connecticut. Con el frio se me pone todo lacio incluso aquello. Este problema me tiene cada vez más turbado porque me simplifica el paquete. Ahora como mucho ajo para contrarrestar el mal, pero tengo que comer mucho chicle y a las jevas no les gusta.