Por Allan Appel
Primero sofríe los ajíes, el ajo y las cebollas. Agrega su mezcla básica de condimentos caribeños, Adobo, pone la olla a hervir Agrega los gandules, o guandules, el arroz, tapa la olla y lo deja cocinar a fuego lento por cerca de una hora, y ¡voila!, como se dice en español: arroz con gandules.
José Jiminián preparó una ración el martes en su restaurante J&J, ubicado en 244 Grand Ave., donde lleva diez años haciendo comida casera, en particular este plato nacional de República Dominicana.
Pese a la popularidad del plato, en las últimas tres semanas, desde la inauguración del presidente Trump, la ansiedad, los temores y los rumores sobre las medidas represivas contra la inmigración, mantienen a muchos clientes en sus casas.
Jiminián dijo que ha notado un descenso del 40% en los negocios ubicados en el corazón comercial de la comunidad inmigrante de New Haven, en el barrio de Fair Haven.
Una reducción similar se sitúa entre el 25 y el 50 por ciento a lo largo de Grand Avenue, en todo tipo de negocios, explica Lee Cruz, defensor comunitario de los inmigrantes, que compartió con este periodista en J&J un desayuno tardío y un almuerzo temprano el pasado martes.
“Tengo que seguir adelante”, dice Jiminián, de 40 años, que tomó el mando de sus padres al frente del restaurante. “Pero la cosa está muy mala”.
Especialidad de J&J, arroz con gandules y maduro.
Por lo demás, el arroz con gandules, ¡es realmente sabroso! Vale la pena venir a probarlo.
Es un plato fuerte y salado. Lo compensé con los plátanos, que Jiminián dijo que estaban tan maduros que solo los dejaron freír por un corto tiempo.
Estaban dulces, pero no blandos y cumplieron muy bien la función de equilibrar.
En periodos de malestar político y emocional, comida tradicional, como el arroz con gandules, servida en el ambiente casero de J&J, puede ayudar a reducir la tensión.
Jiminián dice que el negocio ha estado tan lento que ha tenido que reducir las horas de sus seis empleados.
Los precios tampoco bajan.
“Ese plato”, dijo señalando el que yo tenía delante, “si se le echara pollo o algo de carne, se vendería por nueve dólares”.
Si aumenta el costo un 10% más o menos, el mismo plato costaría entre 11 y 12 dólares, lo que es mucho para sus clientes.
Si vienen menos clientes, si se quedan en casa, por temor a los ICE, se crea un ambiente de ansiedad que no beneficia a nadie.
Jiminián dice que es lamentable la caída del 40 por ciento del negocio de J&J, porque aproximadamente en los últimos seis meses, la Grand Avenue había mejorado.
«“Tengo la esperanza de que mejore”, dijo.
J&J restaurant está ubicado en el 244 Grand Ave. Abre de 7 a.m. a 9 p.m., de lunes a viernes; de 8 a.m. a 8 p.m. el sábado; y está cerrado los domingos.
En este vídeo de 2023, Steve Hamm analiza el floreciente distrito comercial de Fair Haven.