…El tiempo no pasa en vano, pero quedan huellas ¡Oh, Dios!
Querida e incomparable Tía,
Le envío este texto para informarle que me declaro su sobrino, aunque mi tía Mitita se pondrá celosa
Esperamos con mis colegas del Banco que la hayan vacunado y no haga caso a las bobadas que dice el descarado Robert Kennedy Jr. el secretario de “Bienestar y Salud” quien estudió para abogado y de salud no sabe nada de nada. Esperamos que tampoco la estén afectando las alergias que fastidian más que un mime en la oreja a los adultos mayores y un romadizo infernal también conocido como el síndrome del moquillo.
Fíjese tía que a mí cuando nene me vacunaron para evitar la poliomielitis, la viruela, el sarampión, la malaria y que a pesar de eso tengo un auto, pero no soy autista como dice este tipo Kennedy que cuando habla parece puerta cerrada y a quien ya en el Banco apodamos “ronconi.” ¡Ah! y también se pone guapo si lo critican cuando recomienda jugo de zanahoria con apio para combatir las hemorroides.
Sucede que, para acumular puntos en mi año final en la High, me inscribí en un curso intensivo de Primeros Auxilios para salvar existencias, explorar la posibilidad de ser dentista y ganar créditos extras. Allí, y aquí está el detalle, querida Tía, conocí a esta jevita de familia gringa.
Ella tenía el rostro semejante a una típica empleada de la farmacia de CVS en Fairfield (paso aviso), es decir rubita, blanquita, algo coloradita y cuyo cuerpecito, a pesar del delantal banco se veía monumental. ¡Oh, Dios!
Ruthy, que es el nombre que utilizaré en este exordio para referirme a esta mujercita, también se incorporó al curso y me sonreía luciendo una dentadura blanca como perlas y su voz era melodiosa y yo diría musical. Como usted podrá captar, me enamoré perdidamente porque para practicar teníamos que tomarnos el pulso y medir la presión arterial, practicando a veces la técnica del torniquete y ponernos vendas.
Así fue tía que llegó el fin del curso, la fiesta de graduación y el Prom y le pedí que yo fuera su parejo. Ruthy me dijo que estaba difícil porque al pai gringo no le gustaban los latinos, pero yo le pedí a un amigo gringo que me hizo el favor de invitarla, pero yo a cambio le conseguí a una amiguita latina a la que Richard le muy caía bien. ¿Cómo la ve?
Con Richard hicimos el intercambio y todo salió demasiado bien. Era una noche de luna llena, tenía el todoterreno de mi tío Lucho y usted comprenderá como zapatean las hormonas a los 17. Así pasó lo que pasó. Tía, yo me asusté y temí las consecuencias porque noté que Ruthy tenía más experiencia en el coso que yo. Así, seguí mi feliz aprendizaje con la nena hasta que mi familia se mudó a Queens y yo le re juré que volvería. Tía nunca cumplí y perdimos el contacto.
Una noche del pasado agosto recibí un texto que fue un tremendo choque emocional y que lo comparto con usted pues necesito de su consejo. He aquí el texto.
“Julián, you alegrarme de encontrrarr tu courreu electrunicou aunque mi estar contrariada because desaperechiste muchou y never you llamarme. Tu hijou tiene nueve años, perou yo no creer que tu ser un buen padre. Sigue your life y yo también. Juliancitou estar con me and my mother. Adios, Ruthy.”
Tía este texto me partió el alma y estoy muy enojado porque la gringuita me ocultó cuando pudo hacerlo, que estuviese embarazada y ahora no me quiere dar la oportunidad de ser padre. Yo quisiera matrimoniarme porque ahora la recuerdo mucho demasiado.
¿Tengo derecho a ser reconocido como padre? ¿Debiera demandar y pedir la prueba de paternidad en el programa de su colega la Dra. Polo?
Por favor aconséjeme que me duele el pecho de pena y el corazón me late mucho demasiado.
Su sobrino Julián Sufriente.
Respuesta
Mira, sobrino Julián Sufriente,
Para comenzar este exordio te diré que el asunto de las vacunas para prevenir las variables del Covid y el flu de otoño y a las que haces referencia, no son únicamente para los adultos mayores, sino que también a tipos como tú, a tus amigos del banco y a personas como yo, es decir, maduras, el mejor periodo de la vida.
Fíjate que tu caso es más raro que los ojos del Bad Bunny y más extraño que ver a Donald Trump donando sangre en la Cruz Roja. Noté también que para echártelas de “sabido” utilizas palabras que cogiste en la computadora y que ya no se utilizan.
Sin embargo, esto del curso de primero auxilios en la High es aceptable y porque no, el de esta muchachita quien por lo que me cuentas, aunque de 17 tenía más historias que gato de campo y suma experiencia en el arte del abrazo del oso usando la crema Penetrex.
Pero yo tengo un problema para creerte y es que no concibo que hayas sido más inocente que una paloma y más tímido y corto que manga de sostén y que la nena te haya puesto al día en lo del traqueteo matrearcal.
Julián Sufriente, lo que sucede es que como lo hacen muchos latinos enamorados y ardientes, hiciste la del cometa, es decir apareciste con mucha cola y después de los hechos en el lecho, te fuiste. Me ocultas que quizás al final hubo una disputa y que la gringuita vio los puntos que calzabas y te botó a la basura como antifaz de Halloween cuando te echaste a volar como murciélago y sin aviso.
En cuanto a lo de la paternidad, si hablas con algún abogado del patio y después de que se aclare que tú eres el padre en un 99.9% de la prueba, puedes tener derechos, pero la separación como novios fue brusca, y la gringuita no estará dispuesta a darte una segunda oportunidad por el bienestar del niño.
La pobre mujer está contrariada y desconfía de ti, Julián “el sufriente,” al que yo llamaría “el cometa.” Recógete y no revuelvas más las aguas que cuando suenan es porque piedras llevan y en la Corte viene lo de los pagos de la manutención.
Muchachos “cometas,” les dejo con un lema importante para que no sufran lo de mi sobrino Julián, “fíjense antes de proceder y no jueguen con los sentimientos de las nenas con o sin experiencia.”
Vuestra tía Julia, que, a pesar de todo, les compadece.