Por Jabez Choi
Mientras un grupo de activistas de la calle Rosette celebraba una rueda de prensa para denunciar el intento de la ciudad de clausurar sus pequeñas viviendas, llegó un alguacil con una carta de cese y desistimiento de la administración Elicker, firmada por el funcionario de la ciudad Bob Dillon, ordenando el desalojo de las viviendas “ilegales” en 24 horas.
Es el último de los enfrentamientos entre la administración de Elicker y un grupo de activistas sin vivienda por los seis refugios prefabricados de menos de 30 metros cuadrados cada uno, ubicados desde el otoño pasado detrás de la Casa de los Trabajadores Católicos de la Amistad.
Tras meses de disputas, y luego de colaboración, el equipo de Rosette -dirigido en parte por Mark y Luz Colville, de Amistad, y por el vecino Jacob Miller- colaboró con la ciudad para conseguir que se aprobara la zonificación de los refugios.
También recibieron del Estado un permiso de 180 días, hasta el lunes, exonerando a las construcciones del Código de Edificación del Estado de Connecticut.
La carta decía: “Los refugios deben ser desmontados y no se permite su uso. Se les cortará la electricidad”. Aunque el martes, la compañía eléctrica no había cortado la luz. Y los residentes de Rosette no se iban a ir sin luchar.
“Debería darle vergüenza, alcalde Elicker”, dijo Suki Godek, residente en Rosette y activista en favor de los sin techo.
En una entrevista el martes, Elicker repitió lo que dijo a los periodistas el lunes: que su administración se limita a cumplir la ley estatal y las normas de salud y seguridad.
Tras una “jornada de reflexión” el lunes, los residentes de las pequeñas viviendas escribieron una declaración dirigida al alcalde Elicker junto con el colectivo Rosette Neighborhood Village, representado por Sean Gargamelli-McCreight.
La declaración destacaba la importancia de la comunidad como alojamiento transitorio eficaz para personas sin hogar.
Según la declaración, funcionarios locales y estatales ya se habían interesado en ver cómo funcionaría el modelo de comunidad de Amistad y cómo podría reproducirlo la ciudad.
Pero, según Gargamelli-McCreight, los vecinos no recibieron respuesta por parte de las autoridades municipales.
“La intransigencia de la ciudad vulnera el derecho a la vivienda de nuestros amigos y la práctica de nuestra fe y religión”, afirmó Gargamelli-McCreight.
Nieves llegó a la comunidad con problemas de salud. Afectado del corazón, con dificultades respiratorias y apnea del sueño, Nieves dice que “ha tenido problemas para sobrevivir”.
En los últimos 180 días con acceso a electricidad en las casitas de la calle Rosette, Nieves pudo utilizar una máquina para la apnea del sueño y descansar adecuadamente. “Sr. Alcalde, le pregunto, ¿acaso no soy humano?
Un gato blanco dormitaba en los escalones de una casita. Godek sostenía a su perro, llamado Ruckus.
Orlando Sánchez no tiene mascotas, pero, en cambio, tiene una rana imantada en la puerta de su pequeña casa.
Dentro de la casa, entre otros objetos, había dos ventiladores diminutos, una bandera de Puerto Rico y una figura de un toro: sus pertenencias. Señaló el lugar donde estaría el aire acondicionado, si el ayuntamiento continuara con el suministro eléctrico.
Afuera, Mark Colville, mostrando la carta de cese y desistimiento, movilizaba a los residentes para ir hasta el Ayuntamiento, donde devolverían la carta, junto con una copia de su declaración.
Colville tocó la puerta del alcalde y le pidió que saliera. Aunque el alcalde Elicker no se encontraba, un empleado municipal abrió para saludar a los manifestantes.
“El alcalde Elicker dijo que mi trabajo era hablar con alguien…”, empezó el empleado.
“Es una emergencia. Y necesitamos que el responsable venga y responda”, dijo Colville.
“Está bien, dennos una llamada”, respondió el empleado.
“No tenemos que llamarle. Sólo devolver al remitente esta abominable carta que trajo el alguacil”, dijo Colville, entregándole la carta y la declaración.
Según Gargamelli-McCreight, el Estado les había dicho que la prórroga del permiso dependería del funcionario municipal encargado de las construcciones. Es por la confusión, que la ciudad no ha considerado ampliar el permiso”.
Durante su entrevista telefónica con el Independent el martes, Elicker subrayó que, desde el primer día, el Estado había sido claro sobre el alcance del permiso de 180 días.
Sobre las críticas del equipo de Rosette, el alcalde mencionó otras opciones que tiene la ciudad para las personas sin techo – incluyendo un séptimo refugio para personas sin hogar y consultas individuales con la Oficina de Vivienda y Servicios para Personas sin Hogar.
Colville señaló que el grupo tiene intención de emprender acciones legales y no tiene intención de cesar y desistir, lo que les expone a multas de “no menos de 200 dólares y no más de 1.000 dólares”, según la carta.
“ Esto nunca ha sido sobre las viviendas pequeñas. Se trataba de la no personificación de quienes carecen de hogar”, dijo Colville.