Por Laura Glesby
Un niño de 7 años se lanzó a los brazos de su madre a la salida de la escuela Fair Haven, la víspera del Día de Acción de Gracias.
Su hermano de 6 años iba de un lado a otro, sin entender nada, hasta que su madre lo abrazó. Los abrazó a los dos y lloró.
La madre, Gladys Tentes-Pitiur, regresaba a casa después de casi cinco meses en un centro de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Luisiana.
En esos cinco meses, vivió innumerables noches de insomnio en la misma abarrotada habitación. Oía los gritos de los guardias y las peleas en la cola del microondas. Fue testigo de cómo una persona tras otra perdía la esperanza. Con llamadas telefónicas escasas y costosas mantenía contacto con sus hijos. Ayudó a su abogada a reunir pruebas de que había sido perseguida violentamente en Ecuador. Para distraerse, hacía adornos con bolsas plásticas.
Y entonces, en una situación cada vez más inusual, un juez le concedió asilo.
A los treinta días de esa decisión, el 19 de noviembre, Tentes-Pitiur quedó en libertad. Iba a cumplir 24 años. Volvió a New Haven con un uniforme blanco de detenida y utilizando tres autobuses.
En Ecuador había sobrevivido a la persecución por ser una mujer indígena shuar. Ella y su abogado lograron convencer al juez de que había venido a Estados Unidos huyendo porque su vida corría peligro.
“Esto realmente le salva la vida”, afirmó su abogada, Brenda Wylie. Ha sufrido un nivel de violencia incalificable. Esa violencia la ha perseguido aquí en Estados Unidos y de la que ha tratado de escapar desde que tenía 15 años. Cuando creía que lo había logrado, la violencia la encontraba de nuevo.
“Esta es realmente la primera vez en 10 años que ella va a poder encontrar algo de seguridad”, dijo Wylie, quien señaló que no había tenido con éxito ningún otro cliente que consiguiera el estatus de asilo en 2025. “Conceder en este momento asilo a un solicitante es algo muy audaz por parte de un juez de inmigración”.
Tentes-Pitiur recuerda que, la primera noche que pasaron juntos tras reunirse, su hijo de seis años le preguntó si la policía volvería a llevársela.
Ella recuerda haberle dicho que no, porque tiene asilo y podrá quedarse.
Tentes-Pitiur cuenta que “Me dijo, ‘No te creo. Tú te vas a ir en la noche’”.
Esa noche los dos niños se negaron a salir de su cama, una de las muestras de ansiedad por separación ahora que su madre ha vuelto a casa.
“Y los dos se acostaron ahí, los dos. Ninguno de los dos se quería mover” dijo ella.
Detenida fuera del tribunal
Foto que circuló a través de Reddit, que muestra a agentes de ICE arrestando a Tentes-Pitiur. Crédito: Reddit
Seis meses antes, su hijo de seis años decidió montar su nueva bicicleta en la calle frente a su casa en Fair Haven. Un vecino lo vio montando solo y llamó a la policía, desencadenando una serie de hechos que concluyeron con la detención de Tentes-Pitiur por el ICE.
La noche anterior, según Tentes-Pitiur, se quedó hasta tarde trabajando, en un nuevo trabajo limpiando una casa recién construida. Esa mañana de lunes, se quedó dormida. Al despertarse, se dio cuenta de que su hijo de 7 años llegaría tarde a la escuela de verano, que estaba a varias cuadras de distancia. Se levantó corriendo para acompañarlo.
Su esposo no estaba. El más pequeño, todavía dormía. Tentes-Pitiur Se preguntaba si debía despertar al niño de 6 años o dejarlo dormir. Decidió dejarlo, pensando que, en 10 minutos, al regresar de la escuela, todavía estaría durmiendo.
Para aquel entonces, Tentes-Pitiur ya había salvado la vida de sus hijos más de una vez.
Ella prefiere no hablar sobre la violencia que enfrentó en Ecuador, porque todavía tiene familia allá. Ella cuenta que, durante tres meses, atravesó, con sus dos pequeños, siete países, viajando a pie, en autobús, en coches de caballos y en mototaxis.
Tentes-Pitiur relató que, durante su travesía por México, miembros de un cártel los secuestraron, método de extorsión que suele afectar a los migrantes que se dirigen a Estados Unidos. Les retuvieron por un mes exigiendo miles de dólares de rescate por cada uno.
Tentes-Pitiur recuerda que les tenían recluidos en una casa que estaba parcialmente en construcción.
Los dos pisos de arriba de la casa de tres pisos estaban sin terminar, dijo, mientras que ella y sus hijos estaban retenidos en la planta baja. Su familia no tenía con que pagar a los secuestradores.
Un día vio la oportunidad de escapar cuando los hombres que la vigilaban salieron fuera. Había descubierto un agujero en una pared a medio construir que daba a la casa de otra persona, y sacó a sus hijos a través de la pared. Quienes vivian en la otra casa no tenían ni idea del secuestro que se estaba produciendo en la casa de al lado, dijo, y la ayudaron a escapar.
Gladys y sus hijos llegaron a New Haven, la ciudad donde vivía su marido, un día después del Día de Acción de Gracias, el 24 de noviembre de 2023.
Casi un año y medio después, en mayo de 2025, decidió dejar que su hijo menor durmiera en casa mientras llevaba a su hijo de 7 años a la escuela.
Pero el niño de 6 años despertó, agarró su bicicleta y cuando Tentes-Pitiur regreso a su casa, la policía la estaba esperando.
Segun el informe policial, fue arrestada. Los agentes de la policía de New Haven le colocaron “esposas con doble cierre”, la registraron y la llevaron a la comisaría central, situada en el número 1 de Union Avenue.
Fue acusada por “riesgo de lesiones a un menor”.
Tentes-Pitiur pensaba utilizar el dinero recibido por trabajar limpiando, pagando a un abogado de inmigración para que le ayudara con su solicitud de asilo. En cambio, tuvo que usarlo para pagar la fianza del arresto.
Mes y medio más tarde, el 7 de julio, llegó al tribunal de Elm Street, para comparecer ante el tribunal en relación con la detención.
Antes de que pudiera entrar, los funcionarios de inmigración la detuvieron en las escaleras del juzgado. Se habían centrado específicamente en ella.
Tentes-Pitiur recuerda que personas que pasaban, comenzaron a tomar fotos. Una de esas fotos termino en Reddit y, eventualmente, en este periódico.
remembered seeing pedestrians take photos of the arrest. One of those photos ended up on Reddit, and eventually in this newspaper. La organización local de defensa de los derechos de los inmigrantes Unidad Latina en Acción (ULA) localizó a la familia y les puso en contacto con un abogado.
Mientras tanto, ICE llevó a Tentes-Pitiur a una instalación en New Hampshire y rápidamente la trasladaron al centro penitenciario privado Richwood Correctional Center, situado en Monroe, Luisiana.
En un comentario hecho a the Independent acerca de la detencion de Tentes-Pitiur, la portavoz de ICE Tricia McLaughlin se refirió a su detención por “poner en peligro la integridad física de un menor.
“Seguiremos persiguiendo a los peores entre los peores”, escribió McLaughlin, “incluidos quienes abusan de menores”.
Detenida durante 135 días
Richwood Correctional Center le pareció a Tentes-Pitiur como un asilo. Todas las paredes blancas y todos los detenidos con uniforme blanco.
“Yo no estaba preparada para todo lo que me tocaba enfrentar”, dijo ella. La tenían con aproximadamente otras 125 mujeres, en una gran habitación Dormían en literas, que tenían entre dos y tres niveles de altura.
Muchas de las mujeres detenidas fueron arrestadas cuando trataban de entrar desde México. Como Tentes-Pitiur ya cerca de un año residiendo en New Haven, algunas de las mujeres le preguntaban que cómo era la vida en Estados Unidos. Ella les decía que vivía en un lugar agradable pero que el presidente era errático.
En un informe publicado en agosto por USA Today, las mujeres detenidas en Richwood dijeron que a menudo pasaban hambre debido a las pequeñas raciones y, en ocasiones, a la comida rancia que les daban. Tentes-Pitiur dice que instant ramen era un alimento habitual para ella y sus compañeras detenidas.
Solo había dos microondas para el grupo de 125. Ella recuerda que a veces había peleas por el uso de los microondas. A veces las peleas eran por saber quién usaría primero el baño. No había privacidad para bañarse ni usar el inodoro.
Era difícil dormir. Algunas personas sufrían pesadillas. Una mujer se rascaba y ladraba por las noches, como imitando a un perro. Nadie quería ayudarla a bañarse, porque le temían.
Muchas mujeres cayeron en depresión. Algunas habían estado detenidas entre ocho meses y un año, según Tentes-Pitiur.
Quienes llegaban contaban sus propias historias y “Y nosotros nos poníamos peor de lo que ya estábamos”, dice Tentes-Pitiur.
Las mujeres podían salir al patio por una hora diaria. Algunas jugaban, otras se echaban en el piso a conversar.
Aunque algunas mujeres trabajaban en la biblioteca o la cocina, Tentes-Pitiur decidió no intentar que le dieran trabajo. Ella dice que escuchaba a algunos guardias gritándole a las mujeres. Ella no comprende mucho inglés y no quería que la fueran a maltratar. (Un representante de ICE no respondió a las preguntas de The Independent a tiempo para la publicación de este artículo).
De vez en cuando pudo escuchar las voces de sus niños por el teléfono. Las llamadas eran costosas y dependía de que su marido estuviera en la casa para responder. Durante un mes y medio de los casi cinco meses que estuvo detenida, no pudo comunicarse directamente con su familia. Preocupada por ellos, recibía noticias de sus niños a través de vecinos y otros familiares.
Para distraerse, Tentes-Pitiur, dibujaba personajes de dibujos animados de memoria, como el extraterrestre Stitch de Disney, y hacía pulseras con bolsas de plástico transparentes.
“Ella misma ganó su caso”
Tentes-Pitiur con su abogada, Brenda Wylie. “Ella misma
Mientras Tentes-Pitiur se adaptaba a la situación de detención, su abogada, Wylie, se dedicó a trabajar en su caso de asilo. Ella sabia que no era un caso fácil.
Mientras Tentes-Pitiur se adaptaba a la situación de detención, su abogada, Wylie, se dedicó a trabajar en su caso de asilo.
“El asilo siempre ha sido difícil” dice. “Pero bajo esta administración es increíblemente difícil.”
Desde el primer día de su segundo mandato presidencial, Donald Trump ha actuado para cerrar efectivamente los procedimientos de asilo en la frontera (una cuestionada política que la Suprema Corte ha aceptado revisar) al tiempo que restringe drásticamente las posibilidades de obtener asilo para quienes ya se encuentran en Estados Unidos.
Según datos de TRAC, los tribunales de inmigración de Luisiana concluyeron 2378 casos de migrantes detenidos el pasado mes de agosto, de los cuales solo 74 culminaron en asilo u otra forma de amparo.
Para evitar la deportación y obtener asilo a través del sistema judicial, Tentes-Pitiur necesitaba declarar directamente ante un juez sobre sus experiencias, además de someter por escrito los peligros que entrañaba regresar a Ecuador. Y Wylie tenía que conseguir todas las pruebas posibles para respaldar las afirmaciones de Tentes-Pitiur.
“Tuvimos muchos problemas para poder acceder a ella” recuerda Wylie.
A finales de agosto Wylie presentó una solicitud formal ante el sistema judicial como abogada de Tentes-Pitiur, solo pudo hacer contacto con su clienta el 11 de septiembre. Pero la situación de Tentes-Pitiur no era única en la abarrotada instalación de Luisiana, “donde hay numerosos abogados de otros Estados intentando acceder a sus clientes”, dice Wylie.
Cuando finalmente pidieron juntarse, le permitían solo 30 minutos diarios en el teléfono, un tiempo que a Wylie le pareció demasiado corto para hablar de los recuerdos traumáticos de Tentes-Pitiur. “Apenas comenzábamos a entrar en terreno y ya había que cortar”.
Wylie recuerda que, al principio, “dedicamos un par de sesiones a hablar sobre su preocupación por sus hijos, que era lo que más la preocupaba, información que yo obtenía con su hermana, en lugar de ocuparnos de la preparación de su solicitud de asilo”.
“Los casos particulares de asilamiento requieren muchísimo trabajo, Este fue un esfuerzo comunitario. Sus hermanos y hermanas ayudaron a conseguir evidencias”.
ULA organizó eventos en su nombre, recaudando alrededor de 10 000 dólares para ayudar con los gastos relacionados con su detención y las consecuencias para su familia. “Había alguien traduciendo documentos toda la noche, porque el plazo de presentación era muy corto”, recuerda Wylie.
Wylie recurrió a los tribunales para obtener acceso al celular de Tentes-Pitiur, que había sido incautado por y que ella pensaba tenía información importante. Pero no lo logro, lo que ella calificó de “violación del debido proceso”, porque el gobierno mientras la mantenía detenida, retenía una posible evidencia relacionada con su caso.
Wylie presento argumentos para el derecho de asilo, fundamentando tanto sobre la violencia que Tentes-Pitiur enfrentaba en Ecuador, como violencia domestica sufrida en Estados Unidos. (Dijo no querer publicar detalles sobre esto último, debido a un caso judicial en curso).
Utilizar lo de violencia domestica tenía pocas posibilidades ya que, en julio, después de su detención, la Junta de Apelaciones de Inmigración del Departamento de Justicia de Trump, decidió que la violencia de género ya no es motivo suficiente para solicitar asilo en Estados Unidos, lo que fue confirmado el 17 de octubre por el juez que se ocupaba de su caso. Pero le otorgó el asilo basado en la violencia que sufrió en Ecuador.
Un abogado del gobierno anuncio entonces que apelaría, lo que implicó de inmediato que Tentes-Pitiur tuviera que permanecer encarcelada por otro mes. La apelación no se produjo y el 17 de noviembre ella quedó libre.
Al final, “Ganamos este caso porque Gladys es una persona increíblemente sincera y cálida” y pese al trauma sufrido, aún pudo explicar con claridad al juez todo lo que le había sucedido”, dijo Wylie.
Muchos casos de este tipo dependen de como la persona solicitante es capaz de presentar su caso de manera convincente al juez.
El regreso a casa en autobús
Tentes-Pitiur, su hijo mayor, y John Lugo.
Cuando Tentes-Pitiur salió del centro de detención, no tenia ni teléfono, ni ropa, por eso viajo con el uniforme blanco, gracias a los tickets de autobús para New Haven que le envió UCLA. Primero de Luisiana a Baltimore, perdiendo la conexión, pero, con ayuda de un empleado, consiguió otro, vía Nueva York.
Ella dice que le tomó tres días el viaje hasta New Haven, pero no sentía apetito, solo sed pues no le gustaba el sabor del agua del centro.
El 21 de noviembre llegó a Union Station de New Haven, donde la esperaba John Lugo, organizador principal de ULA, llevándola a casa de una hermana, en Danbury. Ella todavía no había avisado a los niños que regresaba, porque quería sentirse segura. Días mas tarde, Tentes-Pitiur fue a la escuela a recoger a sus hijos.
“Mantener la Esperanza”
Ahora, Tentes-Pitiur trata de reconstruir su nueva vida en New Haven, basada por la sensación de seguridad en su hogar y en el mundo, de salir a la calle donde quiera y durante el tiempo que desee con la protección que le brinda su nueva condición jurídica.
Recuerda que cuando llego a New Haven, en noviembre de 2023, no se sentía bien. Todo le era extraño, sentía temor frente a otras personas. Ahora prefiere New Haven a Danbury. Por el momento vive con una voluntaria de la ULA en la ciudad, mientras busca un apartamento que pueda permitirse. Espera poder quedarse en New Haven, donde su hijo mayor va al colegio.
Pasa bastante tiempo con personas de ULA, queriendo conocer a quienes la ayudaron mientras estaba detenida.
“Ha sido intenso el camino con este caso en particular”, dice Lugo. “Verla libre es una grata sensación. Estamos muy contentos”.
“En estos días hay tantas historias negativas en Unidad Latina”, agregó Lugo. “Pero tener una historia positiva demuestra que vale la pena el esfuerzo”.
Tentes-Pitiur desea que quienes lean sobre su experiencia, piensen en quienes aún siguen bajo detención por ICE. “Sé que hay muchas familias que están pasando por lo mismo también”, dijo.
Exhortó a cualquier persona con riesgo de ser detenida por el ICE, a que tenga a tiempo todas las pruebas y la documentación que pueda necesitar para el juicio y a ponerse en contacto con organizaciones que lucharán por ellos. “Para que no tengan la desesperación que yo tuve cuando estuve adentro”, Y que quienes aun siguen bajo detención, no perder la esperanza.
Ella es un ejemplo vivo, dijo, de alguien que estuvo detenida durante mucho tiempo —desde el 7 de julio hasta el 19 de noviembre— y finalmente consiguió su libertad.
“Entonces, que puedan agarrar esa esperanza de tener, esa fuerza de seguir luchando”, les dice.