La deuda pública de Estados Unidos ha sido un tema de preocupación desde hace décadas. Es la más grande del mundo, que supera los 31 billones de dólares por primera vez desde el año pasado. En este artículo se explorarán los principales factores que han llevado a esta situación, sus consecuencias y las posibles soluciones para reducirla.
La deuda del gobierno estadounidense, se compone en dos esferas: extra gubernamental; que son obligaciones contraídas con empresas, individuos y gobiernos extranjeros; e intergubernamental, contraída frente a departamentos que poseen títulos en la Cuenta de Estado. Dicho endeudamiento se debe en gran medida a las políticas de gasto del gobierno, incluyendo programas de ayuda social, gastos militares y reducciones fiscales para las empresas y los ciudadanos. Además, la pandemia de COVID-19 la ha aumentado notoriamente, debido a los programas de estímulo económico y ayudas para empresas y trabajadores afectados.
Nuestro punto de partida se remonta a 1945. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la deuda pública alcanzó su nivel más alto hasta ese entonces, llegando al 120 % de su Producto Interior Bruto (PIB). Desde ahí en adelante, la deuda disminuyó significativamente llegando a situarse en 1980 en el 34 % del PIB. En 1988 la deuda era la mitad (50 %) de la producción. Posteriormente crece y lo hace a tal extremo que entre 1989 y 2018, se incrementó en un 653 % según The Balance. En 2020, ésta representó el 124,4 % del PIB, según el Banco Mundial. El 19 de enero de 2023, Estados Unidos liderado por el presidente Joe Biden, alcanzó el tope de endeudamiento de 31,4 billones de dólares.
Las gestiones de dos presidentes destacan en esta materia; porque propiciaron que la deuda avance sin reparos. El fenómeno más representativo, es la del presidente Ronald Reagan (1981 – 1989), quien decidió disminuir los impuestos sobre la renta a las empresas, buscando incentivar el crecimiento económico, en tanto que al mismo tiempo aumentó el gasto público dirigido a las Fuerzas Armadas. Siendo así que la deuda creció tres veces más. La otra gestión “responsable” es la del presidente Barak Obama (2009 – 2017); quien asume el gobierno en 2009, encontrando al país en terribles condiciones económicas como consecuencia de la crisis financiera del 2007, los bancos y empresas más importantes se habían declarado en banca rota, la tasa de desempleo llegó al 10 % en octubre del 2009 (dato del Departamento del Trabajo de USA – Oficina de Estadísticas Laborales), la bolsa de New York colapsada; y el otro factor determinante, la implementación de sus políticas sociales. Según cifras oficiales, la deuda aumentó 87 %. Inició su presidencia con 10,6 billones y la dejó en 19,9 billones. Eso significa que la deuda pública estadounidense superó el 100 % del PIB del país.
Entre otros datos tenemos que la deuda pública de Estados Unidos, tiene una velocidad de $ 43 200 por segundo aproximadamente. Una deuda per cápita (por cada ciudadano) de $ 82 000. Al paso que va, según estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), en el año 2050 podría escalar hasta el 195 % del PIB. Desde 1960 a la actualidad, el límite de pedir prestado legalmente se ha elevado 78 veces. Los poseedores de deuda son tanto nacionales como extranjeros; dentro de los primeros y los mayores poseedores de la deuda total, en ese orden son ciudadanos estadounidenses y luego la Reserva Federal (FED). China (tercero en el ranking de la deuda total) es el mayor poseedor extranjero de la deuda pública de Estados Unidos ($ 1,13 billones; el 17% de lo recae en manos extranjeras), luego están Japón, Brasil, Reino Unido, etc.
Nuestros lectores factiblemente se preguntan ¿para qué tiene que endeudarse en demasía el país? La respuesta es para financiar los gastos del gobierno; y ¿por qué lo hace? porque con los ingresos federales no le es posible financiar sus actividades de gastos e inversiones del año fiscal en curso.
¿Cómo afecta la deuda nacional a la economía estadounidense? Puede afectar la estabilidad económica y la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis. Limita el crecimiento económico, porque restringe la capacidad del gobierno para invertir en infraestructuras, investigación y otros proyectos que lo impulsen. Además, la deuda puede aumentar la inflación y disminuir el valor del dólar, lo que puede afectar a la economía global.
Para disminuir la deuda; se debería optar por una política fiscal restrictiva, que consiste en aumentar los impuestos a empresas e individuos y reducir los gastos gubernamentales. Tratando de no sacrificar el crecimiento; aunque reconocemos que esta alternativa no deja de prestarse para el debate.
Finalmente, amerita una precisión. La deuda pública de Estados Unidos es la más grande del planeta, en términos de unidad monetaria; más no en términos de relación deuda/PIB. El Banco Mundial, en esta relación, ubica en el ranking a Japón como el país de más alta deuda, equivalente al 257 % de su producción económica. Otras economías desarrolladas con relaciones deuda/PIB muy altas son Grecia, con un 207 %, e Italia, con un 155 %.
A través de “un vistazo a la deuda pública de Estados Unidos”; señalamos que ésta es un tema crítico que requiere atención y soluciones efectivas, a fin de asegurar la estabilidad económica del país a largo plazo.