HARTFORD CT.- Los expertos en salud mental están dando a conocer como la inestabilidad política creada en los apenas siete meses de la actual administración del presidente Donald Trump, los despidos masivos de empleados en las agencias gubernamentales motivados por la visión demoledora de Donald Trump/Elon Musk, la política racista que afecta a millones de inmigrantes, las amenazas de privatización del seguro social y la decisión de Trump para intervenir militarmente a los estados en una acción anticonstitucional; son asuntos suficientes para que la ciudadanía de este país sufra un creciente estado de ansiedad e incertidumbre.
A todo lo anterior, se agregan los fenómenos climáticos, temblores, erupción de volcanes y anuncios de catástrofes sin que olvidemos las posibles y nefastas consecuencias de una disminución del acceso a vacunas ya anunciadas por John Kennedy Jr. el secretario de “salud y bienestar” de los Estados Unidos quien es un sujeto sin credenciales médicas y partidario de combatir las futuras pandemias con la exposición de los enfermos a la luz solar y el uso de yerbas y ajo.
Sin embargo, deseo agregar nuevamente un asunto adicional que está afectando a los Estados Unidos bajo el control de un gobierno con secretarios de estado incompetentes asustados por las rabietas del Sr. Trump quien nombra y despide de sus funciones a quienes tratan de disuadirlo de sus decretos leyes de tarifas que castigan y a modo de ejemplo, a la India, con un 50% de recargo en importaciones.
Nuevamente y repito, el problema de la disminución de viviendas tanto para adquirir o alquilar se está transformando en otra pesadilla emocional para la ciudadanía, especialmente en el caso de los adultos mayores o parejas jóvenes no solamente de nuestro estado.
Este aumento de demandas y la escasa oferta dan lugar al fenómeno económico de la “especulación,” que se define como “el obtener un beneficio aprovechando las fluctuaciones en el precio de los bienes o moneda. En el ámbito económico se considera a la especulación como una opción comercial aceptada pero que se realiza con el ánimo de obtener lucro y donde se compran bienes con la intención posterior de revenderlos a un precio mayor.
En los Estados Unidos la especulación es aceptada y se ha transformado en el eje motor de un sistema habitacional en crisis.
En pasadas décadas con más acceso a la compra de viviendas, los interesados se comunicaban directamente con el corredor de propiedades quien las ofrecía opciones de un modo más rápido, justo y menos especulativo que satisfacía al comprador y al vendedor.
El sistema ha cambiado y además de las dificultades de conseguir un préstamo hipotecario, se incorpora ahora al nuevo sistema el representante de compañías que otorgan el crédito y una casta de intermediarios que trabajan a comisión para los corredores de propiedades e involucran al potencial comprador en un programa de interminables visitas a propiedades, casas o condominios donde se lleva a lugar una sistema de competencia semejante a la típica subasta del “¿quién da más?”
Así dos parejas de adultos mayores que buscan una casa más pequeña que la que vendieron y donde vivieron más de dos décadas, han dedicado este verano a visitar más de treinta y cuatro ofertas si lograr un resultado. “Nos venden ilusiones,” dijo Freddy.
¿Como juega en estos casos el sistema de la especulación? Norberto y su esposa Lydia recibieron una invitación para ver una vivienda de un piso con un sótano amplio. “Nos enamoramos de una casa tipo rancho aledaña al área de West Hartford. El precio nos pareció alto, pero hicimos la oferta de 425,000 dólares pensando en un resultado positivo, pero caímos en lo que los corredores de propiedades denominan ahora el ”escalamiento.” ¿Qué es esto? A los pocos días nos llamó este intermediario cuya función es mostrar las casas y recibir las ofertas quien nos informó que ya había otra mayor de 450,000 dólares y recomendó aumentar en algo nuestra primera oferta que fue entonces de 475,000 dólares. A los pocos días Ronald nos llamó nuevamente diciéndonos que ya había otra oferta de 495,000.
Ya en esta cantidad Norberto se retiró de la subasta/escalamiento y en cuatro meses e pleno verano han recorrido 32 viviendas sin lograr buenos resultados.
“Ha sido un proceso agotador y por ahora estamos alquilando un lugar caro que podemos solventar, pero deseamos nuestra propia vivienda,” dijo Lydia que ahora se arrepiente de vender su casa.
Nuestros entrevistados y debido a los inacabables escalamientos tienen problemas para conciliar el sueño, están pendientes a los mensajes de nuevas “ofertas” por el celular, y han aumentado las discusiones entre ellos en este agotador proceso que no termina.
Para el caso de compra de condominios, el proceso es el mismo, pero allí están los gastos adicionales de la “asociación” que pueden llegar a la suma de 800 dólares extras al mes para que les limpien la nieve, recojan las hojas, mantengan el aseo de jardines y otros aspectos que hagan al condominio sus precios de venta pueden ser tan elevados como el de una casa de un piso denominadas ranchos.
En estos casos no existen posibilidades de reclamo porque la “especulación” en las sociedades capitalistas en un proceso comercial aceptado y si por suerte se triunfa con una oferta vienen los acostumbrados gastos de inspección y del cierre de contrato. West Hartford, Windsor y Farmington son además ciudades caracterizada por los altos impuestos a la propiedad.
En conclusión, la crisis en la adquisición de una casa o de un condominio es otro factor relevante en un aumento de los problemas de salud mental que afectan a la población de adultos mayores estadounidenses y a compradores de propiedad. Los intereses para los préstamos hipotecarios continúan altos y no se sabe como el gobierno y el congreso lidiaran con este problema.
Le mantendremos informados.