STAMFORD. El Corona virus no fue un impedimento para que Ladi Rojas, nativa del Perú, dueña de Ladis Beauty Salón, ubicado en 805 East Main Street, NO celebrara veinte años de tener abierta la puerta de su peluquería donde, junto a su equipo de trabajo, embellece diariamente a decenas de personas que con el pasar del tiempo se suman miles.
Pero, este primero de julio del 2020, fue especial. Sus dos décadas vino marcado con la desinfección de su local, el uso de mascarillas, guantes, spray anti-bacterial y un sofisticado termómetro que desde que su público cruza el umbral de Ladis Salón debe someterse a seguir los protocolos de sanidad sin rehusarse.
Durante todo el día, dentro del salón de belleza hubo mucho movimiento. Las y los peluqueros trabajaban en sus estaciones separados el uno del otro, en tanto que, Johana Marinero, la nueva revelación de esta sala de belleza, maquillaba a una señora con su línea de cosméticos, un emprendimiento que la joven viene mostrando al público desde inicios de este año en el concurso de Miss Guatemala Connecticut, organizado por el Grupo Quetzal de Stamford.
A las cinco de la tarde llegó el alcalde de Stamford, David Martin, ataviado con su mascarilla y buscando la sana distancia. El NO se salvó de ser tomado la temperatura y de ser untado de gel antibacterial. Lo que le valió decir: “Esa es la manera de cuidarnos para sobrevivir”.
Ladi Rojas, le dio la bienvenida y le agradeció su presencia, pero también le cuestionó que en muchas ocasiones “los políticos NO acuden ni contestan sus llamadas por considerables “insignificantes”, refiriéndose específicamente al senador Carlo Leone, a quien ha buscado por varias veces y no ha tenido su atención.
A esto, el alcalde le ofreció una disculpa y le contestó que muchas veces ellos tienen mucho en sus manos y a veces es difícil poder resolver todo. “Es fácil y rápido dañar algo, pero es muy difícil y a veces imposible poder resolver o arreglar algo correctamente”, repuso.
Ocasión que el burgomaestre aprovechó para preguntar a Ladi Rojas si es que obtuvo los incentivos del Estado durante este tiempo de pandemia, pero como Rojas le respondió que solo obtuvo un préstamo para su primer salón y no para el segundo, el alcalde se comprometió a ayudarle con una asesoría del Departamento de Desarrollo de Negocios Municipal; además aconsejó que acuda a la Asociación del East Side Partnership (vecindario donde está la peluquería) para que reciba asistencia sobre cómo mejorar su negocio.
También, el alcalde habló sobre la legalidad de las medicinas que se venden en las marketas traídas desde Latinoamérica y que por el Corona virus se están vendiendo en forma alarmante. “Parece que la genética de los hispanos es mejor que la de los afro-americanos. Hay más latinos infectados de COVID-19, pero menos muertes; en cambio, hay menos afros infectados, pero ellos mueren más”, dijo.
Aprovechó el burgomaestre para preguntar a Ladi y a su equipo de trabajo, si es que veía con buenos ojos la actividad comercial reestableciéndose poco a poco y dijo apoyar al Departamento de Educación del Estado que planifica abrir las escuelas este otoño.
Finalmente, Ladi presentó a cada uno de sus colaboradores. Todos venidos de América Latina. Y cuando fue el turno para Saúl, él le dijo al alcalde: “Venga, venga, le quiero dar un paseo por toda la peluquería”.
Durante el paseo, Saúl y el alcalde Martin bromearon. A la hora que entraron a la cámara de cosmetología, Martin le dijo: ¿Esto es para depilarse y sacarnos la piel?, Saúl con sentido del humor le respondió: ¡No! ¿Por ahora?, será cuándo el Estado nos indique cuándo le podemos poner cera.
Inmediatamente, Saúl sentó en el “sillón municipal” al alcalde. Le puso una capa, le limpió con papel desinfectante el área del cuello y le dijo:” ¡listo!, ¡a cortar!. El alcalde se rió, se dejó pasar la secadora de pelo mientras el público le tomaba fotos.
La señora de la sección de “manicure”, en cambio, esperaba pacientemente que Saúl terminara su turno y le pidió al alcalde que pase por sección para “pintarle las uñas”. Martin dijo: “!No!, ¡no!, en otra vez, será.
Finalmente, Ladi le entregó una bolsa llena de productos de belleza para hombres y Johana Marinero, le enseñó toda su colección de maquillaje. Con curiosidad el alcalde cogía las muestras de pestañas postizas, la paleta de colores y las brochas y cuando leyó su nombre le dijo: “¿Eres hija del señor Marinero?, a lo que Johana respondió, abriendo la cortina de la ventana: “Si es mi papá, tiene el negocio de envíos de dinero y de carga que está aquí al lado”.