Pregunta
Respetada Tía:
Le escribo para desearle un Feliz Dia de San Valentín y no tanto para pedirle una solución a un problema ya que éste de cierto modo se resolvió, sino más bien para ventilar con alguien este horrible tormento de los torrmentos que me tiene más abrumada que una malévola cartita del IRS cuando una tiene un atraso.
Para darle una pequeña idea de lo que me sucede, debo decir que ahora no me atrevo ni a salir a la calle en el barrio donde vivo en la ciudad de New Brinski donde quieren mucho a los hispanos, cuando estamos dormidos.
Llegando desde la Perla del Sur, Ponce, donde ahora tiembla mucho demasiado; comencé a tomar clases de inglés en Central y allí conocí a un muchacho con aspecto europeo, y de muy buenos modales que hablaba el inglés y también italiano, porque había nacido en un barrio que se llama La Boca porque comen mucho churrasco y chorizo de Marsella.
Al poco tiempo nos hicimos novios, pero mantuvimos la independencia ya que yo soy católica, en otras palabras, después del acto “cada uno para su casa” y yo nunca me despegué del lado de mi titi.
De inmediato me sorprendió el que Diego tuviese una activa vida social que era lo que a mí me gustaba porque así yo conocía gente y podía practicar el inglés, idioma que es más difícil que caminar con pantuflas sobre la lluvia frizá. Ya en el primer fin de semana habíamos ido a un funeral, un matrimonio, y una verbena a beneficio en una parroquia de Simsbury.
Diego me explicó que escribía para una revista y me instruía acerca de como debía ir vestida para estas ocasiones. Si era velorio, yo debía ir de negro y velo y como soy elegante, me halagaban mucho, aunque Diego me había advertido que solo respondiera con monosílabos o expresiones tales como, “Oh yeaah,” “very nice,” o “Wooowwww,” hasta que dominara el inglés.
Donde fuésemos comíamos y bebíamos muy bien. Diego de entrada se presentaba, saludaba a los novios, y les daba besos a las mamás. Por otra parte, nuestra relación iba muy bien, hasta que sucedió el accidente.
Después que fuimos a un funeral, terminamos en un elegante restaurante de Farmington donde se llevó a cabo un almuerzo en el que los deudos, familiares y amigos compartieron una carne asada, queso groumelé y un vino de California The Cave excelente que estaba de mascarlo. Diego tomó muchas fotos y la gente posaba.
Cuando estábamos comiendo de lo mejor, se acercaron a Diego dos tipos que le pidieron que se identificara a lo que mi novio dijo que era el primo hermano de la señora fallecida y además periodista.
Enseguida los tipos le pidieron que saliera con ellos y que no se resistiera pues no querían hacer un escándalo. Yo por solidaridad me levanté y los seguí. Cerca de la puerta uno de ellos cogió a Diego por el cuello lo zamarreó de mala manera y le dijo en perfecto español, “así es que primo del hermano de la señora fallecida chiquitico ¿ah?, pues fíjate que el muerto es mi tío, pedazo de estiércol.” Tía, sacaron a Diego a empujones, y yo logré pasar desapercibida viendo desde lejos ¡Oh, Dios! como unos policías polacos se llevaban al infeliz a empujones y al menos me hizo una seña disimulada de que me fuera pa’ rápido.
A la semana me llamó un señor que se identificó como su abogado diciendo que a Diego lo iban a deportar pues había expirado su visa de estudiante y se le acusaba de estafa y falsa representación de personas. Me dijo de su parte que cuando saliera del lío me enviaría un e-mail desde Buenos Aires y ayer recibí una tarjeta de San Valentín con su nombre.
¿Cómo la ve? Por favor aconséjeme que creo estar deprimiéndome y ahora no me sacó una peluca rubia que me prestaron, la máscara maldita, ni las gafas oscuras ni para ir al baño.
Tía, suerte con la lluvia congelada y el viento norte que esta más frio que nalguita de pingüino.
Margot
Respuesta
Ay, Margot, Margot, te sacaste el premiado.
Fíjate que, si no me hubieses enviado pruebas y foto de este tipo, me hubiese sido difícil creer este entuerto que es más enredado que la situación interna en el partido republicano donde el Trump tiene a muchos aún convencido de que es el presidente, pero algunos están despertando por el intento de golpe.
Yo he conocido casos de cacheteo por necesidad utilizado por estudiantes pobres que no se pierden ninguna misa si es que al final hay una actividad social gratis. Lo de los velorios ni me cuentes ya que sabrás que en algunos pueblos es obligación atender al que llegue, y tú sabes como le gusta a la gente darse el palo gratis y papear comiendo alcapurrias o chuletas.
También me han dicho que muchos DJ y locutores andan con la novia, el cuñado, la chaperona y dos ayudantes que comen y bailan como si los hubiesen tenido amarrados.
El cacheterismo es ya una institución y hay gente que se deja caer a un apartamento a preguntar si esta la dueña de casa exactamente a las doce del día. Otras personas cuando son invitadas llegan con un “rabito,” es decir una invitada o invitado que cuando les ofrecen vino lo rechazan ya que, según ellos, solo toman cognac envejecido o Vodka de Siberia.
En tu caso, este tipo se pasaba de listo ya que utilizando las sagradas y augustas credenciales de periodista de una revista de farándula y solaz, te haya hecho cómplice de sus triquiñuelas.
Ahora bien, si lo hacía por razones de sobrevivencia, lo encuentro muy creativo ya que muchos han pasado por eso en estos tiempos de pandemia y necesidades básicas.
Para no desviarme del tema como decía la Dra. Polo, aunque esto del posible juicio en contra de Trump me tiene alborozada y jubilosa; te sugiero que te cambies de pueblo y convenzas a tu tía para que se muden a Manchester donde hay un Community college y aunque debas usar peluca (que ahora con el frío viene muy bien), además de la bufanda y la máscara, con el paso inexorable de los meses a la gente siempre se le olvidan las cosas. Ahora con las máscaras que dicen serían ya optativas si te pones la vacuna ultra, no se sabe quien es o no es pillo.
Si este pobre muchacho te escribe una misiva, envíale otra muy respetuosa y le sugieres que se dedique a observar las nuevas galaxias y no te metas nunca más con él. La única manera para ingresar a USA es casándose con una americana bien blanca que lo pida desde acá. Esto no se lo cuentes a nadie.
En el futuro cuídate de los tipos demasiados conchudos, vendedores de carros o políticos, ya que te puedes meter en problemas serios.
Estudia, prepárate y recuerda que quien no haya cometido errores que lance la primera piedra, ¡Ay!
Tú amiga,
La Tía Julia.
Comentario a los Sabios Consejos de la Tía Julia. Hi! Yo llamarme Kenneth and no gustar letter del trumpista who voted por mentirouso Trump. This man caerme mal because ser muy pillou and his face is beyond white. Thanks. Ken from Fairfield.