Vivimos en sociedades que giran demasiado deprisa, de manera que a veces nuestra propia velocidad nos confunde. Corriendo de un lado a otro, pasando de un compromiso a otro, apenas nos queda tiempo para estar con nosotros mismos. Como resultado, no es extraño que las emociones terminen acumulándose hasta que, finalmente, explotan.
Cuando nos desconectamos de nosotros mismos y no vamos expresando asertivamente lo que nos preocupa o angustia, podemos sufrir una auténtica acumulación emocional que termine afectando nuestra salud y poniendo en jaque nuestro equilibrio psicológico. Por eso, de vez en cuando necesitamos mirar dentro y realizar prácticas de descompresión emocional que nos permitan liberar tensiones y aligerar el peso que llevamos.
¿Cómo aplicar la técnica del “Desahogo” para liberar tus emociones?
El principal objetivo de la técnica del “Desahogo” es deshacerte de las emociones desagradables que entorpecen tu equilibrio psicológico, generando en su lugar un estado de calma interior y serenidad que te ayude a afrontar mejor los desafíos cotidianos.
En la segunda fase tendrás que analizar y explicar los desajustes usando el material evocado. El objetivo en este momento es entender por qué piensas y sientes de esa forma. ¿Por qué te han venido esas imágenes a la mente? Esas respuestas te ayudarán a encontrar posibles causas y explicaciones para tu malestar y reconstruir una imagen lo más completa posible del problema. Te ayudará pensar en ti mismo como un psicólogo, ¿qué te dirías?
En la tercera fase debes realizar una compresión extrema de la carga cognitivo-emocional. O sea, recoge todas las ideas, imágenes, moldes y emociones negativas que quieres modificar, como si fueran un paquete, mientras aspiras profundamente, apretando los puños y ascendiendo visualmente a lo alto de una montaña elevada. Solo asegúrate de mantener activa toda esa carga ideo-emocional, mientras aguantas el aire y contraes el vientre, con el pecho en alto.
A continuación, el objetivo es extinguir, eliminar o explosionar todo ese conjunto de recuerdos, ideas, imágenes, moldes y emociones negativos que generaste anteriormente y que deseas cambiar. Por tanto, imagina que ese paquete que llevas contigo explota, como si fuera una bomba o un volcán.
En la cuarta fase, simplemente intenta relajarte. Visualízate descendiendo por la montaña tranquilamente hasta llegar a un sitio relajante. Puede ser una playa, en cuyo caso recrea el suave movimiento de las olas, el olor del salitre del mar, la caricia del sol en la piel y la radiante luminosidad azul del cielo que te envuelve. Otra alternativa es un río refrescante o un relajante prado verde. Lo importante es que sientas cómo te fundes con la naturaleza mientras te relajas.
Vale aclarar que, si has arrastrado determinadas emociones negativas durante mucho tiempo, como el odio y el rencor, es probable que tengas que repetir varias veces esta técnica de descompresión emocional, hasta que te deshagas de esos estados afectivos y puedes llenarte realmente de tranquilidad, fuerza y/o seguridad. Si nunca has practicado la visualización, también es probable que te cueste más imaginar los diferentes escenarios. Solo tienes que ganar práctica con un poco de paciencia.
El Problema de Nuestra “Carga” Emocional:
La vida moderna es muy exigente, de manera que no es extraño que el filósofo Byung-Chul Han la haya catalogado como “la sociedad del cansancio”. De hecho, es probable que en más de una ocasión te hayas sentido extremadamente agotado por la cantidad de responsabilidades, compromisos y tareas que tienes que afrontar.
¿Qué es la carga emocional exactamente?
La carga mental es el esfuerzo cognitivo y emocional que demanda la gestión del día a día en todos los ámbitos en los que te desenvuelves. Es el conjunto de detalles que debes gestionar a lo largo de una jornada, desde tus responsabilidades hasta las decisiones que debes tomar y, por supuesto, las tareas que afrontas y los problemas que surgen.
La carga mental es particularmente difícil de gestionar porque a menudo es invisible. El estrés que soportas a diario, el caos con el que tienes que lidiar, los malabarismos para encajar los compromisos sociales, las obligaciones laborales y familiares, estar en sintonía con las personas que te rodean, recordar las tareas pendientes, morderte la lengua para no desatar una discusión… Todo va sumando para generar una carga mental significativa y drenante.
¿Cómo aligerar ese peso invisible en tu vida?
- Comunicar, comunicar, comunicar.
La comunicación es vital para reducir la carga mental. Si te sientes sobrecargado de tareas y agobiado por las responsabilidades, necesitas pedir ayuda. Quizá puedas hablarlo con los miembros de tu equipo de trabajo, tu jefe o tu pareja. Explícales que estás soportando una carga mental excesiva que está afectando tu salud y desempeño, de manera que necesitas aligerarla. Lo ideal es que te prepares para esa conversación de antemano y propongas algunas soluciones o alternativas para que las otras personas pueden ayudarte a aliviar el peso que arrastras.
- Delega siempre que sea posible.
Muchas veces la carga mental proviene del deseo de controlarlo todo y del pensamiento de que solo tú puedes hacer las cosas bien. Si ese es el caso, debes aprender a fluir y confiar más en quienes te rodean. Es probable que tu pareja no doble las toallas como tú o que tu compañero de trabajo no siga tu mismo método, pero generalmente esos detalles no son importantes, mientras las cosas se hagan. Delegar tareas no solo te ayudará a aliviar la carga mental sino que también se convertirá en oportunidades de crecimiento para los demás.
- Establece límites para protegerte.
No poner límites y decir “sí” a todo puede hacer que asumas cada vez más responsabilidades y obligaciones que terminarán acrecentando tu carga mental. Por esa razón, es fundamental que establezcas límites en tus relaciones cercanas y en el trabajo. Así podrás asegurarte de tener tiempo para relajarte, cuidarte y hacer las cosas que disfrutas y te permiten recargar las pilas. Ese equilibrio entre la ocupación y el tiempo libre protegerá tu salud mental y te permitirá ser más eficiente en tu día a día.
El trabajo cognitivo y emocional que implica gestionar la vida laboral, amorosa, social y familiar a menudo lo ocupa todo. Esas obligaciones, tareas pendientes y preocupaciones pueden convertirse en un agujero negro por el que se escapa tu tiempo y energía. Para evitarlo, asegúrate de llevar un estilo de vida que te permita desconectar y reponer fuerzas. Necesitas descansar lo suficiente, conectar contigo y aprender a relajarte. Sin excusas ni pretextos.
Las opiniones vertidas por Waldemar Gracia no reflejan la posición de la Voz Hispana. Nombres, lugares y circunstancias han sido alterados para proteger la identidad de los personajes citados en la historia.
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