La situación económica en los Estados Unidos, a la edición del presente artículo es objeto de inquietante preocupación; debido a dos eventos de significancia mundial: la pandemia de la covid – 19 y el conflicto Ucrania – Rusia y un aspecto a considerar de menor grado, la guerra comercial con China. Es crucial analizar los datos económicos y las tendencias emergentes para comprender mejor el panorama en los últimos meses del presente año y de cara al corto y mediano plazo. Por ello, en el presente, procuramos alcanzar una “radiografía” de los indicadores económicos del país que a nuestro criterio podrían poner en serios aprietos a Estados Unidos. Acompáñenos líneas abajo.
Poniendo en contexto, la pandemia de la covid-19 generó impactos sin precedentes en el país: el cierre de negocios; el mercado laboral con una serie de altibajos, con miles de empresas cerrando, muchas personas perdiendo sus empleos y la disminución de la actividad económica (recesión); cambios en los hábitos de gasto de los consumidores, con un aumento en las compras en línea y una disminución en las compras en tiendas físicas; la implementación de diversas medidas del gobierno para estimular la economía, como paquetes de estímulo monetario y alivio de deudas, ocasionando un aumento en la deuda nacional, planteando preocupaciones sobre las futuras consecuencias económicas; la desigualdad económica y la falta de acceso a oportunidades afectando desproporcionadamente a ciertos grupos demográficos, entre otros.
El conflicto Rusia – Ucrania, a su paso va dejando sus efectos; tales como la volatilidad en los precios de la energía; el incremento de la inflación, llegando a niveles nunca vistos desde hace décadas, elevando considerablemente el costo de vida y que hasta la fecha la Reserva Federal (FED) no ha sido capaz de ubicarla en el rango meta (2 %) y por lo que se estima nos acompañará un buen tiempo, en especial la inflación subyacente (2025); problemas en la cadena de suministro y algunos otros efectos en el largo plazo, como el envío de miles de millones de dólares en apoyo a Ucrania en este conflicto, disminuyendo su presupuesto en algunos sectores e incrementando su deuda pública. Todo esto pese a que Rusia es su socio comercial número 26, según datos de 2019 de Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos.
Y en lo que respecta a las consecuencias de la guerra comercial con China, sucintamente se puede apuntar a la disminución del comercio entre ambos países, repercutiendo en negativo en los productores y consumidores; cayendo pronunciadamente las importaciones chinas, como las exportaciones de Estados Unidos al país asiático.
Si bien la situación económica en los Estados Unidos pospandemia, mostró signos alentadores de recuperación; con la llegada del mencionado conflicto enfrenta desafíos importantes en el camino hacia una completa reactivación y estabilidad económica. Hoy experimenta cambios significativos. Aquí mostramos algunos datos, que nos revelan la realidad respecto a algunos sectores, que recogemos de algunas noticas sobre materia económica.
Está latente la llegada de una recesión o estanflación; no habrá aterrizaje suave de la economía según las declaraciones de Jerome Powell, presidente de la FED dadas en el pasado mes de setiembre; añadiendo que hay una gran cola de golpes que puede sufrir la economía americana en los próximos meses; la deuda pública supera los $ 33 billones de dólares que amenaza nuevamente con el cierre del gobierno, habiendo sobrepasado en el mes de enero el techo de su deuda; el precio del petróleo superará los $ 150,00 por barril, como se estima después del conflicto palestino-israelí desencadenado el pasado fin de semana, que bien sabemos un alza de precio, genera inflación, caída del consumo y recesiones. También se explica porque occidente ha decidido dejar de depender del petróleo ruso y en el mes de junio la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) determinó reducir su producción, incrementándose inmediatamente el precio del petróleo Brent de $ 74,00 a $ 95,00 por barril (11 de junio); la huelga del sindicato de trabajadores de los automóviles comenzada el 15 de setiembre, que desafía con perjudicar seriamente este mercado (Ford, General Motors y Stellantis); ya en su primera semana le ha costado a la economía de Estados Unidos $ 1600 millones; las tasas de interés de las hipotecas del 8% amenazan con una congelación del mercado inmobiliario; la deuda de estudiantes que se extiende casi a $ 44 millones de personas, comenzará de nuevo a pagarse tras una interrupción de tres años y medio, cuya media es de $ 393,00 al mes. Al reasumir el pago de la deuda, significará una disminución del consumo en millones de hogares. La reducción del consumo como consecuencia del pago estudiantil, se calcula entre $ 8 mil y 9 mil millones de dólares. Al verse afectado el consumo, habrá más desempleo y una ralentización de la economía.
¿Puede verse en aprietos la economía del país del Tío Sam? Naturalmente; de modo que las autoridades en competencia deberían prestar seria atención a esta realidad y “activar” los mecanismos necesarios para paliar y surfear lo que se nos viene.