El Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos, un indicador clave de la salud económica del país, ha mostrado una preocupante contracción en el primer trimestre de 2024. Esta disminución marca un giro significativo tras trimestres de crecimiento sostenido y refleja los impactos de diversos factores internos y externos que han afectado la economía. Entre las causas más relevantes se encuentran las tensiones comerciales, la volatilidad en los mercados financieros y la persistente inflación. Además, la incertidumbre política y las fluctuaciones en la confianza del consumidor han contribuido a este descenso inesperado. Analizar las implicaciones de esta contracción es crucial para comprender las posibles trayectorias futuras de la economía estadounidense y las medidas que podrían adoptarse para mitigar los efectos negativos. Este artículo explora las principales razones detrás de la caída del PIB, sus consecuencias y las perspectivas para los próximos trimestres.
El día jueves 30 de mayo, de acuerdo a la segunda estimación que ha dado a conocer en una publicación la Oficina de Análisis Económico (BEA por sus siglas en inglés) del Departamento de Comercio de Estados Unidos, el PIB en el primer trimestre ha sufrido una contracción más pronunciada de lo que se había anunciado previamente. El indicador en cuestión creció a una tasa anualizada del 1,3%; es decir 0,3% menos de lo que se había calculado y publicado en el mes de abril (1,6%). Debemos señalar que, esta tasa es la más baja desde el segundo trimestre del 2022, cuyo registro fue del -0,6%. Luego en el tercer y cuarto trimestre del año en mención tuvo una variación porcentual anualizada del 2,7% y 2,6% respectivamente. Senda de crecimiento que fue mantenida en todo el 2023; con un crecimiento económico, cuyas tasas anualizadas fueron el 2,2% 1T; 2,1% 2T; 4,9 3T y 3,4% 4T.
Ahora ¿qué implica el dato? Iremos analizando con algo de detalle. En principio es una clara señal, o un fiel reflejo de un debilitamiento en la economía del país, que se añade a otros indicadores económicos que se han hecho mención en la edición anterior. Es decir, en este primer trimestre, la producción de bienes y servicios de demanda final ha sido menor en comparación a los trimestres anteriores. Entre las causas que han llevado a este deterioro, tenemos: el enfriamiento que ha sufrido el gasto de los consumidores; el desempeño del sector exterior, se ha dado un notable aumento de las importaciones que ha terminado impactando negativamente (déficit de balanza comercial). Según las expectativas de algunos economistas, señalan que el crecimiento habría sido del 2,5% si se excluyera ese diferencial entre exportaciones e importaciones; también se suma entre las causas el descenso de la inversión en inventarios y el gasto del gobierno federal. Habiendo sido compensados por revisiones al alza en el gasto del gobierno estatal y local, la inversión empresarial, la inversión en vivienda y algunos servicios.
Cabe mencionar que dentro de los bienes que contribuyeron a la disminución han sido los vehículos de motor y sus partes, gasolina y otros bienes energéticos. Mientras que, dentro de los servicios; que contribuyeron al aumento fueron la atención médica, servicios financieros y los seguros. En término monetarios el PIB del primer trimestre aumentó 4,3% anual, que equivale a US$ 298 900 millones, alcanzando un nivel de US$ 28,26 billones. Resultado por debajo de los US$ 28,6 billones de la estimación anterior; según el portal yahoo!finanzas.
Este comportamiento contractivo ¿“supone” un frenazo temporal o el inicio de una tendencia a la baja? “estaría por verse”. Si ese frenazo se consolida, pues el PIB de la mayor economía del mundo iría a la baja; o en su defecto sólo se trate de una pausa. Y es que las voces están dividas; El Fondo Monetario Internacional (FMI) es bastante optimista y estima que el indicador en mención crecería este año y se ubicaría en el 2,7%, dos décimas más arriba que en el año anterior; mientras que Bankinter pronostica un cierre anual del 2,3% y tan sólo del 2% en el 2025 lo cual implicaría un decrecimiento de dos y cinco décimas en comparación al año 2023 correspondientemente. Estaremos atentos y pendientes de su desempeño en lo que resta del año.
Iremos cerrando, apuntando que la situación actual de la economía estadounidense plantea desafíos importantes para la Reserva Federal (FED), quien desde hace tiempo atrás hace uso de una política monetaria restrictiva, con la finalidad de combatir una inflación que se mantiene por sobre el rango meta. El mercado laboral se mantiene robusto; lo que dificulta considerar una reducción de los tipos de interés, pero por ahora tiene una contracción del PIB y tal vez “necesite” hacer algo para un mayor dinamismo de la economía.