Pregunta
Tía:
En mi pregunta seré muy franca y tan transparente como una ameba. Soy una mujer digan y estudiada cuyo rostro es de características únicas lo cual lamentablemente me ha valido muchos sobrenombres y me explico. En la escuela superior de Guaynabo me apodaban Celia Crucita, y mis amigas decían que yo tenía el pelo malo, mientras que otras me decían pazúa. ¿Se imagina usted?
A pesar de todo eso, he echado p’alante y no soy ninguna acomplejá como esas que andan por allí planchándose el pelo y escondiéndose del sol como lo hacen algunas deseosas de parecerse a Blanca Nieves que residía con, ¡imagínese! No tres o cinco, sino con SIETE enanos.
Digo esto, porque mi esposo Damián es distinto a mi y quizás por ese motivo sus padres lo bautizaron como Guarionex ya que tiene el pelito lacio, los ojitos almendrados, su piel es más bien acaramelada clara, ancho de pecho, lampiño, y de labios gruesos al punto que cuando joven le decían “beso atómico.” Sus piernas, aunque fuertes son muy cortas y en la escuela lo molestaban gritándole “muleta de cocodrilo.”
Curiosamente, tiene los ojitos verdes, su físico, personalidad y la forma de bailar merengue me atrajeron desde que lo vi, y él a su vez dice que se enamoró de mí porque tengo el cuerpo como la JLo, era y soy simpática, tan ardiente como fierro de pincho y cuando cocino me sale muy bien el arroz con jueyes o la vianda con malanga y yautía.
La cosa es que en marzo recibimos unos papeles del IRS y comenzamos a llenarlos con calma y cierta hostilidad utilizando un bolígrafo, que es la palabra correcta ya que muchos por allí le llaman incorrectamente “pluma” que era realmente hasta mediados del 1900 una pluma de un pobre ganso, con una punta cóncava en su extremo que se untaba en tinta para escribir cartas de amor y de las otras.
Tuvimos algunos problemas con la pregunta esa de la nacionalidad ya que las opciones no mostraban “puertorriqueños” o si éramos latinos o asiáticos. Damián y yo nacimos con orgullo patrio en la isla del encanto. Pero cuando llegamos a la sección de “raza,” comenzamos a comernos un cable porque en mi caso yo entiendo y lo acepto que mi herencia negra es más obvia que “subir pa’arriba” como dicen muchos por allí a quienes les agrada la redundancia y reiteración extrema. Desde chica me decían negrita y como mi familia es de Loiza, “no problem.”
Ahora con mi esposo la cuestión es distinta ya que él de ser blanco no es blanco. Por los ojitos almendrados, mi esposo se parecería al emperador de China llamado Xi, aunque para serle franca y explicita jamás he visto a gente de piel amarilla con ojos verdes. El pelito de mi esposo no es pazúo sino que más bien, más lacio que una escoba monga y su pecho es muy ancho y yo le digo en los momentos íntimos “mi Tarzán, hayyyy papi.”
A diferencia mía que tengo la cabeza casi redonda, él tiene el cráneo alargado hacia atrás y sin ser cabezón se nota la diferencia. En cuanto al color, yo diría que es indefinible porque jamás se parecerá al tono negro intenso de mi faz o el de los hermanos haitianos, pero, a decir verdad, verdad, es más bien de tono marrón claro en invierno, y marrón oscuro en verano.
Con mis nenas el problema de clasificarlas ha sido más difícil que pellizcar un vidrio porque una salió de color marrón oscuro con el pelo lacio y ojitos adormilados como los del presidente Biden que se atrevió a asomarse a Ucrania donde el Putin que mal rayo parta, desea transformar a este país en un cementerio. La otra es como yo, es decir prietita con los ojitos del pai, bien linda.
Hemos consultado con amistades acerca de cómo responder esta pregunta y hay gente que nos dice que pongamos cualquier cosa, ya que lo importante es la nacionalidad y nosotros, cualquiera sea el color somos todos boricuas. “Dejen el espacio en blanco, nadie se enoja y no hay consecuencias,” nos dijo Guiso.
Por favor respóndanos ya que creemos que al no responder nos podríamos fastidiar.
Clara
Respuesta
Querida Clarita:
Tu pregunta es más que bienvenida y se nota que ustedes son personas responsables que desean ser correctos en cuanto a la pregunta de la raza, tema que le encanta al Donald Trump y a los inútiles de sus hijos quienes se creen nobles, patricios y aristócratas. Es un buen momento para autoanalizarse en este mes de abril a pesar de las lluvias, la variante B, las alergias, y los asomos de primavera que comienza a pintar de arco iris el paisaje donde brotan enhiestas las flores.
También se espera la Semana Santa que reconocen los cristianos.
No eres solamente tú y tu esposo los que nos molestamos mucho demasiado acerca de esta pregunta que yo diría es obsoleta ya que esto de raza, aplicada a la clasificación de los seres humanos, se inició en el año 1600 cuando en Inglaterra se establecieron tres limitadas categorías de seres humanos: negroides, mongoloides, y caucásicos, para de este modo referirse a nuestras diferencias de color, y configuración anatómica, refiriéndose así a la raza negra, asiática y europea respectivamente.
Era el inicio de un proceso de “clasificaciones científicas,” lo que escribió Darwin en su libro el Origen de las Especies, además de los nuevos estudios de los genes. Muchos pensaron que tal como se encasillaban los leones y los monitos, este sistema de archivo era aplicable al complejo ser humano u “homo sapiens.”
Sin embargo, desde aquellos tiempos ha pasado mucho agua por el río Connecticut y el río Grande de Loiza, ese del “río grande, llanto grande,” y las características raciales se han ido modificando de acuerdo a las migraciones, creándose el fenómeno del mestizaje, típico en nuestros países de donde los peninsulares nos dejaron la lengua castellana, pero usándo a nuestros ancestros como esclavos o concubinas, se llevaron a cambio mucho oro, estaño y platita.
En los Estados Unidos y Sudáfrica, la esclavitud de personas de la raza negra o su segregación impuesta por parte de los blanquitos europeos, llevaron la cosa racial a extremos semejantes a los que implementó el trastornado de Adolfo Hitler en Europa quien creía en la existencia de una raza aria, blanca y pura no “contaminada” y mejor que otras. Pero fíjate que este tipo que se suicidó cobardemente en el mes de abril de 1945 tenía una rajita por que llevaba en si sangre judía. Esta es otra de las razas miradas en menos en Europa por centurias y acusadas de haber asesinado a Cristo. ¡Ay Bendito!
Por todas estas razones y las barbaridades que se han cometido con esto de obligar a las personas a definirse racialmente, yo diría que en cualquier documento es más justo declararse existente (yo soy y estoy) y respondiendo a su nacionalidad, es decir el país de proveniencia. Para la respuesta de “raza,” debemos ser prácticos y aprovechar que hay una línea que deja abierta la posibilidad de no responder.
Mija, ya llegará un día en el mundo en el cual las preguntas y cuestiones de “raza” en los formularios desaparezcan totalmente porque la especie humana es amiga de explorar y ya vez como en Andalucía en el siglo 900 después de Cristo, ya los árabes que no son blancos se llevaban muy bien con las judías, y los castellanos se enamoraban de las moras y de allí surge una raza muy linda llamada andaluza que baila el Flamenco ¡Olé! y el seis chorreado. Ustedes son puertorriqueños y a mucha honra.
Para que ustedes vean como se avanza. en estos momentos y gracias a las leyes, cuando una persona postula a un empleo se prohíbe preguntarle la raza, o si es o no jubilado. Aprovecho la oportunidad de informarte que no hay detalles factuales acerca de la Blanca Nieves ni su relación con los enanitos porque es todo ficción sana.
Tu Tía
Comentario a los sabios Consejos de la Tía Julia.
Aquí en Groton estamos preocupados para el caso de una guerra nuclear porque se fabrican en secreto submarinos nucleares. Mi esposa quiere que vendamos todos y nos mudemos a Bolivia. Johnny. Gracias por la oportunidad.