“Una gema no puede ser pulida sin fricción, ni un hombre perfeccionado sin pruebas.” Proverbio chino.
Leí una historia sobre la conquista de Jericó, la cual sucedió hace miles de años. Jericó era una ciudad formidable y poderosa. Los estudiosos cuentan que estaba rodeada por dos grandes murallas de piedra. La pared exterior tenía veinte pies de alto y seis pies de ancho. La pared interior tenía treinta pies de alto y doce pies de ancho. Estas dos paredes estaban separadas por una pasarela vigilada de quince pies de ancho. La ciudad solo cubría aproximadamente nueve acres, pero debe haber parecido una ciudad imposible de conquistar para las personas que lucharon solo con lanzas, espadas y flechas.
Jericó fue un gran obstáculo para que el pueblo de Israel pudiera avanzar con la conquista. Primero, Jericó tenía que ser derrotada, pero antes que eso sucediera, las paredes que la rodeaban tenían que derrumbarse. Esa ciudad estaba ante ellos como una barrera para llegar a su meta. Si iban a obtener todo lo que habían deseado, ¡esas paredes tenían que ser derribadas!
Hay muros que nos detienen, nos estancan, nos paralizan…, y, por lo tanto, no podemos cumplir con nuestras metas. Éxitos que están tan cerca y al mismo tiempo parecen estar tan lejos. Muros que se han construido a lo largo de los años para mantenernos en el desierto de la desesperación, de la frustración y del fracaso. ¡Muros que hoy necesitan derribarse!
Las antiguas ciudades estaban rodeadas de murallas muy altas que impedían el acceso a las mismas. Sólo se podía entrar por sus puertas que se abrían una vez al día. Así se protegían las ciudades de los enemigos.
Hay barreras que se presentan delante de nuestra vida que nos impiden conquistar aquellos anhelos profundos de nuestro corazón. Un muro puede ser el temor: muchas personas no se animan a enfrentar nuevos desafíos por el miedo a fracasar. También puede ser el tener baja autoestima: pensamientos negativos que nunca se podrá alcanzar las metas por el bajo concepto que tenemos de nuestra propia persona. Por lo tanto, es necesario identificar el tipo de muro que nos ha detenido, y de esta manera, poderlo derribar y avanzar en la conquista de nuestros sueños.
Los muros siempre se han levanto sobre un cimiento. Ladrillo sobre ladrillo se va edificando una gran pared, los cuales tienen estos efectos negativos que nos impiden el paso para avanzar, impiden la visión, se ve la vida de una manera pesimista, no se observa ninguna salida ante las circunstancias adversas, y, por ende, impiden alcanzar la victoria.
La historia que te compartía dice que el pueblo de Israel con la ayuda de su Dios y con la motivación de su líder, aquellos muros fueron conquistados y derribados; pero para llegar hasta ese punto, tuvo que pasar un lapso de tiempo de silencio; su fe tuvo que ser probada, trabajaron en silencio sin ver ningún resultado, pero al séptimo día, tembló fuertemente, y aquellos muros fueron derribados.
El campo más fuerte de batalla es la mente. No tenemos que permitir que esos pensamientos se instalen otra vez en nosotros y se construya un muro sobre ellos. Las murallas derribadas jamás deben de ser reconstruidos, de hecho, en nuestra historia, el líder pronunció una maldición a quien volviera a reconstruir aquellos muros que causaron tantos problemas y frustraciones.
Para superar un obstáculo, primero debes tener una comprensión clara de cómo o por qué existe. Hay que hacer preguntas, indagar al respecto, manteniendo la visión clara. Movernos de ángulo y mirar el obstáculo desde otro punto de vista. A veces cuando hacemos esto podemos descubrir que el problema no es realmente lo que habíamos pensado al principio.
El miedo puede evitar que avancemos. Si se ve el obstáculo como algo que nos impide alcanzar el objetivo, entonces, así será. Siempre he creído que tal cual pensamos las cosas, así pasan; somos como un imán que si pensamos negativo, atraeremos cosas negativas; y de lo contrario, si pensamos positivo atraeremos solo cosas positivas.
En lugar de permitir que el obstáculo dicte nuestras acciones, hay que pensar en el éxito que se pueden lograr si verdaderamente superamos ese obstáculo. Toda dificultad se convierte en una experiencia de aprendizaje.
Los obstáculos son como animales salvajes. Son cobardes, pero te engañarán si pueden. Si ellos ven que les tienes miedo, es probable que caigan sobre ti y te devoren; pero si los miras directamente a los ojos, desaparecerán de la vista. Independientemente del desierto que estes atravesando en este momento y las circunstancias adversas que estes enfrentando, en este día, acepta el reto de pensar positivo; aférrate en lo que has creído, quien eres y hacia dónde vas, no renuncies a tus sueños por más difíciles que sean los obstáculos, derriba las murallas negativas que hasta ahora te han paralizado, y avanza con valor hacia la meta anhela.