El presente me convoca a esbozar un análisis somero, sobre el crecimiento económico que Estados Unidos ha tenido hasta el tercer trimestre de lo que va el año 2023 y así por extensión retrospectivamente lo que ha venido sucediendo con el mismo en el año anterior, en un escenario en el que se iba dejando atrás el contexto pandémico ocasionado por la covid-19. Mientras escribo líneas abajo, confío en que se irán aclarando algunas piezas del ajedrez que hasta el momento no hayan cuadrado en la mente inquisitiva de nuestros lectores, como por ejemplo ¿qué “malabares” ha realizado la gestión actual a fin de que la economía estadounidense no entre en una recesión económica, y por el contrario haya crecido preponderantemente; ante toda probabilidad anunciada por organismos y profesionales en materia económica, con una subida descollante de los tipos y una inflación que aún está por sobre el rango meta de la FED por un largo periodo.
El día 26 de octubre de los corrientes, se dio a conocer el dato preliminar del Producto Interior Bruto (PIB) del tercer trimestre, que quedó sorprendentemente bueno. Incluso superior a +4,5 % si nos guiamos por la estimación inicial de la Reserva Federal de Atlanta (FED), la misma que revisó posteriormente ubicándola entre el +5,1 % hasta el +5,4 %. El dato finalmente escaló hasta el +4,9 % t/t anualizado; el ritmo más fuerte desde el cuarto trimestre del 2021. Todos hemos sido testigos, de las previsiones desde el tercer trimestre del año pasado, de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM), Reserva Federal (FED) y algunos bancos importantes como Bankinter, Banco de América, o bancos de inversión como Goldman Sachs; entre otros que pronosticaban con fuerte énfasis que la economía estadounidense entraría sí o sí a una recesión en este 2023. Aunque titubeaban en algunos momentos y sus predicciones entraban en un dilema; como, por ejemplo, que no se tenía claridad si ésta “aterrizaría” suavemente; de manera forzosa o simplemente no aterrizaría.
Si los datos del tercer trimestre de este año, han causado asombro; lo mismo podemos decir al revisar el crecimiento del primer y segundo trimestres que han quedado con un 2,2 % y 2,1 % respectivamente; ante la anunciada recesión que se avecinaba. Nos preguntamos ¿cuál es la razón o razones por la que la economía en mención sigue creciendo batiendo todos los pronósticos? Lo primero que podemos decir uniéndonos al unísono de otras voces, es que si Estados Unidos no ha entrado en una recesión es “porque el presidente Joe Biden lo ha impedido” y ¿cómo lo ha impedido? Ejecutando el gasto público a manasalva, es decir que Estados Unidos está gastando como “loco”; lo cual nos lleva a señalar enfáticamente que su crecimiento es un “crecimiento artificial”; porque lo ha logrado de la mano de este componente del PIB, cuya situación no es reflejada “significativamente” en los demás componentes del indicador económico mencionado.
El crecimiento del que estoy hablando, es catalogado por algunos economistas como uno de los “misterios económicos” de los dos últimos años. Y es que aparte de gastar en sanidad, seguridad social, etc.; donde más se gasta el dinero es en defensa; para la guerra en Ucrania, y ahora para el conflicto en Israel. Le compra armas sobre todo a sus propias empresas, de manera que ese dinero que se gasta en este sector, todo se queda en casa. La cifra que se ha gastado hasta hoy es de 1 524 166 099 656 (trillón para el que lo prefiera en inglés); que significa el 6,3 % del PIB. Y es así que se ha logrado dinamizar la economía y se ha evitado dejar que entre en la tal anunciada recesión. Hay que señalar que, aunque el gasto público aumentó y de modo descontrolado; la inversión empresarial cayó por primera vez en dos años.
El Índice de Gerentes de Compra (PMI, por sus siglas en inglés); tanto al de servicios, manufactura y mixto; que son una herramienta clave para evaluar la salud económica y la actividad empresarial del país; que nos proporciona información valiosa sobre el crecimiento económico, la producción, el empleo y las tendencias comerciales; sabemos que no les ha ido muy bien, especialmente al manufacturero que casi todo el año ha ido rezagado y ubicado en la zona de no crecimiento económico, sino de contracción (por debajo de los 50 puntos); excepto abril y el mes de octubre. Un poquito mejor le ha ido a los PMI de servicios y mixto; pero con lecturas similares.
El factor consumo considerado meses atrás, como un componente potente para el crecimiento del PIB, lo que constituía una una buena noticia porque resistía los embates de la inflación y el endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal (+ 300 pb en 12 meses hasta 5,25/5,50%); ha ido perdiendo ese potencial y ha caído consecutivamente los dos últimos meses. Y así entre otros indicadores económicos no gozan de buen posicionamiento por ahora; pero pese a ello, se ha tenido un crecimiento que bate las expectativas; y que hemos descrito aquí a qué se debe exclusivamente y por ende es un “crecimiento artificial”.