Por Juan D. Brito
En los últimos dos años se han producido nuevos acontecimientos que obligan a postergar el análisis de situaciones tales como los conflictos locales entre quienes desean un plan de mejoramiento urbano no solamente para el centro de Hartford, sino que para todos los vecindarios; la búsqueda de una solución racional a la criminalidad que es una respuesta a condiciones de una pobreza de espíritu y material que existe por generaciones; la polémica entre el alcalde Luke Bronin y el Concilio municipal versus la opinión del senador John Fonfarra acerca del destino del aeropuerto Brainard fundado en 1922 y al que algunos planean eliminar para construir condominios en un sector propenso a inundaciones; y entre otros, el constante tema desde fines del 2019 con la aparición mundial de la Pandemia Covis-19 que ahora se ha ido convirtiendo en la variante Delta.
Aunque estos son temas importantes, es importante traer a nuestras conciencias dos cifras, 1.5 grados Celsius o, traducido a 2.7 grados Fahrenheit.
De lo que se trata es que hay un acelerado aumento de la temperatura global del planeta que causa las actuales lluvias sin precedentes en su duración y cantidad de agua caída sobre la superficie transformando pequeñas vertientes, riachuelos, y ríos en la causa de inundaciones que han producido muertes, la destrucción de hogares, puentes, caminos y diques, además de enormes perdidas materiales para empresas y consorcios.
Según los expertos llama la atención la frecuencia de las tormentas eléctricas, de lluvias, tronadas y viento y si la tormenta Isaías que en agosto del año pasado dejó sin electricidad a cientos de miles de hogares en Connecticut durante semanas en plena estación de verano, las recién pasadas Fred, Henry e Ida acontecen en menos de un mes con inusitada violencia.
Al fenómeno de incendios forestales que arrasan bosques, pueblos y ciudades en California, Siberia en Rusia y Europa, se agregan ahora las tormentas y lluvias y según los científicos esto continuará y si es que no se logra reducir la temperatura global del planeta a menos de 2.7 grados Fahrenheit.
“Seamos claros, lo que esta sucediendo hoy en el planeta se pudo haber evitado,” ha dicho Varshini Prakash, director ejecutivo del Sunrise Movement en respuesta al reciente informe acerca del clima global emitidos por las Naciones Unidas.
“Lo que allí se informa y se anticipa es que este informe dado a conocer el 9 de agosto es apocalíptico y catastrófico, añade Prakash.
En el próximo encuentro internacional cúspide de las Naciones Unidas cuyo tema es el clima global y que se llevará a cabo el próximo mes de noviembre bajo el lema COP 26, los líderes del mundo literalmente estarán decidiendo el futuro de la vida en el planeta.
El último encuentro del llamado Club de Paris firmado en el 2015 obligaba a los países participantes en el acuerdo global a limitar la temperatura del planeta a una mucho menor que los 3.6 grados Fahrenheit, y preferiblemente a 2.7 grados F o traducido a centígrados a 1.5 Celsius.
António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas ha dicho que este “código rojo” de advertencia extrema significa prácticamente eliminar el uso de combustibles que se originan en fósiles y que producen que los gases nefastos vayan a la atmósfera y estratósfera, impidiendo un alivio para el planeta.
Que la temperatura aumente más de 1.5 grados Celsius o 2.7 grados Fahrenheit producirá un daño absolutamente irreversible y una catástrofe para los habitantes de la Tierra y el sistema natural de preservación del planeta.
Aunque llegar a un aumento de la temperatura terrestre en 1.5 grados Celsius (o 2.7 grados F) extras significaría un severo impacto climático mayor al experimentado hasta hoy día y entonces el aumento de la temperatura global aumentará.
Las temperaturas extremas que hemos experimentado este año en el mundo, las inundaciones y las sequias causantes de gigantescos incendios forestales están ocurriendo con una frecuencia cinco veces mayor de acuerdo a los récords históricos.
Si la temperatura global aumenta 2 grados Celsius más, los disturbios climáticos acontecerán 14 veces más a menudo y con mayor violencia.
Vale la pena recordar que el gobierno republicano de Donald Trump decidió al asumir el poder en el 2016, retirar a los Estados Unidos del Club de París, en circunstancias de que la presencia de esta nación, China, la India y Rusia son fundamentales en una decisión global de disminución del uso de fósiles que emanan el letal anhídrido de carbono a la atmósfera.
Hasta el día de hoy y de un manera separada, miles de científicos han declarado que el planeta vive un “estado de emergencia del clima” y que la humanidad debe actuar en forma mucho más acelerada para evitar peores condiciones climáticas como las hasta ahora experimentadas en los Estados Unidos y otros países del hemisferio Norte del sur.
Las temperaturas globales ya han aumentado en 1.1 grados Celsius y si no hay cambios alcanzaría a un apocalíptico aumento de 3 grados Celsius.
Para los científicos se debe lograr la meta para el año 2030 de evitar que las temperaturas asciendan 1.5 grados Celsius deteniendo agresivamente la emisión de gases de dióxido de carbón hacia la atmosfera y detener completamente el ascenso del calor global para el año 2050. Esto requerirá transformar los modos de producción de combustibles de los países del mundo en una escala sin procedentes en la historia de la actual civilización.
Los expertos dicen que esta meta es obtenible, aunque el desafío para las naciones poderosas del hemisferio Norte es grande, pero el mayor obstáculo de una transición acelerada de una economía global que evite la catástrofe irreversible es el acuerdo político internacional.
En el encuentro mundial de noviembre en las Naciones Unidas se TIENE que llegar a un acuerdo creíble que realmente mantenga como meta no llegar a un aumento de la temperatura más allá de 1.5 grados Celsius.
En Estados Unidos los congresistas y senadores republicanos que apoyan a las grandes corporaciones e industrias que envían monóxido de carbono a los cielos no han querido aprobar un plan más agresivo de acción para evitar la hecatombe y el gobierno del presidente Joe Biden está presentando múltiples alternativas que aún no logran convencer a los industrialistas y compañías petroleras que toman ventaja de la venta de su producto.
Las grandes economías y los poderes políticos de Rusia. India y China no han escuchado las recomendaciones de sus propios científicos debido a sus miopes ambiciones geopolíticas y de control territorial, rehusando entonces endorsar políticas correctivas.
Por ahora TODOS estos países, incluyendo los europeos están teniendo pruebas dramáticas de las consecuencias de llegar a un alza de la temperatura global en el planeta de 1.5 grados Celsius para el año 2030 y quizás sus gobernantes entren en razón por el bien de toda la humanidad.
Hace más de seis décadas un científico ruso dijo que tanto hemos acosado y dañado a la naturaleza que esta buscará recobrar su balance con reacciones apocalípticas y es lo que estamos viviendo.
(En un cuadrito)
La agredida naturaleza del planeta Tierra está clamando con inundaciones sin precedentes, gigantescos incendios, huracanes y sequias, por un alto a las acciones descontroladas, destructivas y egoístas de los súper capitalistas.