Actualmente en nuestras ciudades y en los Estados Unidos los supremacistas blancos tratan de negar o impedir que se conozca la historia de la vida de los esclavos. Por esto se desconoce o simplemente se ignoran las atrocidades cometidas en contra de esta raza. Un ejemplo de este intento de ocultar la verdad la ha fomentado Ron De Santis, el gobernador MAGA de Florida, quien ha eliminado de los estudios sociales y de las bibliotecas de las escuelas “textos que pudiesen producir congoja o sentimientos de culpas a los educandos.” En otras palabras, tapar el cielo con la mano.
Caminando por la calle North Main en West Hartford, llaman la atención las lápidas de piedra desgastadas por el tiempo del Old Center Burying Yard, antiguo cementerio aledaño al vibrante centro comercial de West Hartford. Este espacio es una verdadera lección de historia porque allí hay una lápida correspondiente a la tumba de la familia Webster, apellido proveniente de Inglaterra y traído por exiliados de las colonias puritanas.
Sin embargo, en un rincón apartado del camposanto localizado en el número 30 de la calle North Main; llama la atención una pequeña lápida con el texto grabado en piedra “Memory of Bristol a native of AFRICA, died March 8, 1814. Aged 83 years.”
El nombre de este hombre africano es uno de los pocos conocidos en los cementerios de europeos blancos dentro del infame sistema de la esclavitud. La segregación racial existía en los campos santos y se desconoce si otros esclavos fueron enterrados en reservaciones aisladas del resto de las tumbas de sus amos con sencillos epitafios de madera ya destruido por el paso los siglos.
El caso de Bristol, también conocido como Bristow, Bristo o Bristoll, es excepcional.
Aunque la cantidad de esclavos en Connecticut se desconoce a cabalidad y al no existir cementerios para estos condenados a la crasa explotación en granjas, el caso del esclavo Bristol es único.
Por las crónicas de aquel tiempo, se sabe que perteneció a Thomas Hart Hooker y era un experto agricultor que puso en práctica sus destrezas, dándose a conocer a los colonos ingleses de West Hartford.
A diferencia de los esclavos del sur, ejercía diversos trabajos para otros puritanos de un pueblo que emergía de múltiples granjas recibiendo dinero por sus servicios muy bien valorados en una época donde la agricultura era la clave de la sobrevivencia en una región de largos inviernos y breves periodos para la siembra y las cosechas.
Se sabe que, a la usanza de aquellos tiempos en la guerra por la independencia de las colonias, los dueños de esclavos les enviaban representando al amo o a la familia en los campos de batalla, y este sería el caso de Bristol, destacándose en la guerra contra los ingleses.
Posteriormente Bristol fue capaz de ahorrar dinero y comprar su libertad por sesenta libras de parte de su amo Thomas Hooker. Pero esto no es lo único que hace de Bristol alguien especial. En 1778 consigue adquirir 3 acres de tierra en el área de Bristol transformándose en un propietario. Hecho inusual comparado con las crueles condiciones de los estados del sur.
Connecticut se destacó por implantar un sistema gradual de abolición de la esclavitud. El primero de marzo de 1784, los niños y niñas nacidos de padres esclavos se pudieron convertir en esclavos libertos al cumplir los 25 años.
La reputación de Bristol, sus destrezas en la agricultura y su inteligencia le ayudaron a salir del cruel anonimato de otros esclavos, consigue su libertad, recibe protección como ciudadano libre y termina estableciéndose de un modo independiente en nuestro estado vendiendo sus destrezas en el domino del agro.
Se desconoce si tuvo esposa o hijos, o su lugar de nacimiento en África. Los esclavos llegados de ese continente no tenían nombres ni apellidos y se les conocía por un nombre o apodo adquirido y asignado por sus amos en una paradojal ceremonia del bautismo. Otros adquirirían los apellidos de sus amos, como es el caso del apellido Hayes.
Al observar la tumba de Bristol, llama también la atención otra placa de metal en la que se reconoce su nombre y trayectoria vital, y la fecha de su muerte a los 83 años.
Los historiadores siguen indagando acerca de su vida, y se han confirmado datos provenientes de crónicas, cartas, y documentos de compraventa de propiedades.
Gracias al proyecto The Witness Stones llevado a cabo el 2018, 42 estudiantes de la escuela Sean O’ Connor del pueblo de West Hartford estudiaron su caso y como conclusión de los estudios, pusieron una placa de reconocimiento en la tumba de Bristol y le recordaron para el Dia dedicado a los muertos este pasado primero de octubre. Hoy día, una de las escuelas de este sistema escolar lleva el nombre de Bristow, derivación del nombre Bristol.
Lamentablemente millones de otras vidas de esclavos importados desde el África se desconocen, al igual que el lugar de sepultación.