La noticia del sensible fallecimiento de Eugenio Caro estremeció a la comunidad puertorriqueña y latina no solamente de Hartford, sino que de nuestro estado. Su deceso se produjo el pasado miércoles 8 de octubre y este héroe de la comunidad falleció rodeado de sus familiares, amigos y seres queridos.
Caro nació en el pueblo de Añasco el 15 de noviembre de 1935 y llegó a Hartford en el año 1954 en un periodo en que los puertorriqueños llegaban a la capital del estado para trabajar ocasionalmente en las fincas de tabaco y poco a poco traían a sus familias a una ciudad en la que todavía existían fuertes dosis del enfermizo racismo que ya sentían y experimentaban los miembros de la comunidad afroamericana.
Eugenio se unió al incipiente movimiento proderecho civiles que predicaba Martin Luther King Jr. siendo un temprano testigo de múltiples casos de abuso policial y discriminación en nuestra ciudad. Así decidió enrolarse en el Departamento de la Policía de Hartford donde jugó un importante papel sirviendo como intermediario bilingüe entre los agentes de la ley y los vecinos puertorriqueños.
En esos tiempos cientos de familias comenzaban a radicarse en el norte de Hartford en el área de la esquina de la Avenida Main y la Albany Avenue aledaña al llamado “Túnel.” Alquilar un departamento era una tarea casi imposible según expresaban en entrevistas María Colon Sánchez y Olga Mele, ambas pioneras de la comunidad boricua que emergía decidida a quedarse.
Caro se incorpora entonces con entusiasmo a la fundación de agencias de servicio a la comunidad recién llegada y fue uno de los fundadores de la legendaria Casa de Puerto Rico que según el líder Antonio Soto se transformó en el pequeño municipio de los latinos en Hartford.
El tema de la ausencia de servicios de salud en idioma español en los hospitales de la ciudad y los comprobados casos de esterilización involuntaria de las mujeres puertorriqueñas a las que se les ocultaba ciertos procedimientos médicos llevó a la fundación del Hispanic Health Council donde Caro fue el primer director ejecutivo. En esos tiempos no había servicios bilingües ni en los hospitales, en el
Departamento de la Policía, en los Bomberos ni en otros servicios de emergencia produciéndose tragedias y muertes de niños y adultos mayores.
Por estos motivos y en aquellos tiempos, la comunidad puertorriqueña comienza a buscar su incorporación política al concilio municipal y es así como Eugenio pasó a formar parte como asambleísta desde fines de los años 80′ y a través de los 90.’ Por dos años consecutivos se desempeñó como vicealcalde aumentando su visibilidad en los círculos políticos y en el 2010 pasa a formar parte del Comité Hispano del Caucus Demócrata.
Sin embargo, Eugenio fue un líder que cuando acontecían casos de craso abuso policial, campaña de insultos raciales a través de publicaciones en inglés, o asuntos de interés vital para los puertorriqueños, era el líder indiscutido de grandes demostraciones que encabezaba invitando a los residentes a protestar al municipio, a la legislatura, a las oficinas centrales del periódico Hartford Courant o a canales de televisión que mal interpretaban o ignoraban las necesidades de la población puertorriqueña.
Entre luchas y demostraciones públicas Eugenio tenía otras cualidades, entre ellas su devoción al béisbol deporte que practicaba con equipos locales en el Parque Colt.
Muchos recuerdan cuando formó parte del elenco estable del legendario programa de televisión “Mundo Real” en el cual con su colega Eurípides Ríos, actuaban como policías en un vecindario latino donde se mostraba la vida de una familia puertorriqueña donde la madre y dueña de casa era la maestra Nancy Maldonado.
En la década de los 70,’ la llegada de exiliados chilenos y latinoamericanos provenientes de países donde se impusieron duras dictaduras, Eugenio actuó como invitado especial e intérprete de canciones de las cuales su tema preferido era “el Bambú.” Era también un talentoso ambidiestro en la guitarra que pulsaba con un estilo de jazz latino, además del cuatro puertorriqueño brindando su talento de un modo fraternal en las peñas folclóricas latinoamericanas que se llevaban a cabo en el salón de actos de YWCA de Hartford y en múltiples eventos familiares y sociales.
A Eugenio le sobreviven sus hijos Eugenio Jr., Freddy, Kristian y sus hijas Sonia y Lisette además de seis nietos.
Después de un evento en su memoria, sus restos mortales reposan ahora en el cementerio Cedar Hill en el pueblo de Wethersfield, pero su nombre es y será recordado por futuras generaciones que estudien el nacimiento y desarrollo de la comunidad puertorriqueña y latinoamericana.