La semana pasada, Latinobarómetro publicó su informe 2023 titulado la recesión democrática en América Latina, cuyo resultado es visible el debilitamiento democrático es visible a lo largo de los últimos 13 años (2010-2023), inclusive en aquellos países de asentada tradición democrática y concluye que la democracia regional y sus instituciones fundamentales, lejos de consolidarse y fortalecerse, están sufriendo significativos retrocesos.
La mejor forma de conocer las causas por las que un producto o servicio no ha logrado tener la aceptación que se esperaba en el mercado es a través de encuestas, siendo los resultados una guía para tomar decisiones con fundamento. Y es que cuando se lleva a cabo una encuesta se hace con la finalidad de descubrir lo que la gente piensa sobre un determinado tema. El Latinobarómetro es un estudio de opinión pública que aplica anualmente alrededor de 20 mil entrevistas en 18 países de América Latina representando a más de 600 millones de habitantes.
Los indicadores del Latinobarómetro 2023 muestran que 54% de los ciudadanos de la región toleraría un régimen antidemocrático en el poder, si éste resuelve los problemas más urgentes de cada país.
Los datos de Latinobarómetro 2023 son una evidencia clara de los enormes retos que enfrenta la democracia en una región económicamente desigual, donde la concentración de la riqueza ha generado un resentimiento social cada vez más presente en la vida cotidiana.
Según el informe, las democracias en América Latina están gradualmente cediendo su lugar a regímenes populistas, autocráticos o de tendencias antidemocráticas. La recesión se expresa en el bajo apoyo que tiene la democracia; el aumento de la indiferencia al tipo de régimen; preferencia y actitudes a favor del autoritarismo; el desplome del desempeño de los gobiernos y una pésima imagen de los partidos políticos.
Este preocupante panorama se refleja en el decreciente apoyo ciudadano a la democracia en América Latina, en 2023 el promedio de apoyo es de apenas 48%. El declive es sostenible si se le compara con el 63% de apoyo ciudadano alcanzado en 2010, evidenciándose un continuo desplome de 15 puntos en los últimos 13 años.
Según Latinobarómetro, este declive democrático en América Latina obedece a la deficiencia de la democracia para producir bienes políticos que demanda la población, como la igualdad ante la ley, la justicia, la dignidad y la justa distribución de la riqueza.
El sentimiento general de la ciudadanía es que sus niveles de vida no experimentan mejoras significativas; por el contrario, se encuentran en permanente declive. En síntesis: la democracia no resuelve sus problemas más urgentes.
La insatisfacción permanente con el funcionamiento del gobierno ha servido como caldo de cultivo para el crecimiento de tendencias autocráticas y populistas que proponen demoler toda la institucionalidad democrática como solución inmediata a los acuciantes problemas que afrontan las sociedades del continente.
Como lo ha señalado el secretario general de la OEA, Luis Almagro, para superar los difíciles momentos que vivimos, es necesario fomentar e incrementar valores y prácticas democráticas, como el respeto, la tolerancia y el diálogo, entendiéndolos como los mecanismos idóneos para lograr un desarrollo social y económico más incluyente e integral.