Por Juan Daniel Brito
En los así llamados países subdesarrollados al sur del Rio Grande donde la leche y la proteína escaseaban, fuimos una generación acostumbrada a las vacunas. Éramos niños y al igual que el bautismo católico apostólico y romano, no podíamos rechazar un procedimiento doloroso que sin embargo nos libraba de enfermedades tales como la viruela, la difteria, la poliomielitis, entre otros males endémicos en poblaciones afectadas por la pobreza.
En nuestros antebrazos quedan aun las cicatrices de algunas supuraciones causadas por las vacunas que indicaban nuestro contacto con virus y por lo tanto las inmunizaciones jugaron un papel importante en proteger nuestras vidas.
Sin embargo y cuando la población de Connecticut, los Estados Unidos y del mundo enfrentan aun la plaga del Covid-19 y la peligrosa variante Delta; las estadísticas están demostrando que sin bien siete de cada diez personas entre las edades de 45 y 54 años están vacunados; de 10 individuos de 65 y más años, nueve de cada diez han recibido las vacunas. Sin embargo, un significativo porcentajes de individuos cuyas edades fluctúan entre los 12 y 44 años no han recibido la inmunización.
Es cierto que en el mes de abril de este año el tema de la elegibilidad para recibir la inoculación fue un obstáculo para muchos cuando desde el primero de abril se dio preferencia a la población de adultos mayores, pero en Connecticut a partir de mediados de mayo TODOS los residentes desde las edades de 12 años han sido y son elegibles para recibir las dos dosis de la vacuna.
De este modo, el tema de la elegibilidad ya no es un obstáculo para protegerse del Covid-19 y de la peligrosa variante Delta, pero la población juvenil continúa esgrimiendo otras razones para no protegerse y una de ellas es que Connecticut gracias a las iniciativas del gobernador Lamont y su equipo de expertos ha reducido de un modo relevante la incidencia de casos de contagios y muertes debido al virus.
“Ahora no hay tanto peligro como antes y por lo tanto no siento la necesidad de vacunarme,” dijo Claudio Rosado, estudiante del colegio Goodwin, agregando que “en Connecticut estamos a salvo.” Otros de sus compañeros temen efectos tales como que la vacuna podría afectar la fertilidad.
Para otros, el hecho de que en las personas vacunadas con la inmunización Johnson & Johnson donde algunas personas sufrieron problemas de coagulación en la sangre y desarrollaron grumos en el torrente sanguíneo o la enfermedad miocarditis, ha sido la razón para justificar sus temores a someterse a inmunizaciones.
La miocarditis es una inusual inflamación del músculo cardiaco que reduce la capacidad del corazón de bombear, aumentar o reducir el ritmo cardiaco debido a un problema del impulso eléctrico en este vital órgano. Los casos han sido y son detectados a través de un electrocardiograma o un examen de un especialista. Los síntomas pueden ser taquicardias, dolores al pecho o dificultades respiratorias. “No es ni ha sido una enfermedad común ni tampoco un problema generalizado entre las millones de personas ya vacunadas,” expresó un especialista que también atribuye consecuencias al recibir las vacunas en personas con cierto tipo de alergias.
Además de estas ideas, muchos jóvenes han caído en la información falsa basada en la campaña de Trump durante su presidencia quien se opuso al uso de máscaras, el distanciamiento social y las vacunas, en una actitud criminal que costó la vida a sus propios simpatizantes que asistieron a eventos políticos en sitios cerrados y al aire libre. También las falsas propuestas de partidarios del QAnnon continúan surtiendo efecto en cientos de miles de personas que temen ser envenenadas o idiotizadas por parte del gobierno con las vacunas.
El Dr. Jim Cardon de Hartford Health Care ha declarado que existe entre los jóvenes una “ausencia de respeto” hacia el virus Covid-19 y los daños que puede producir en las personas contagiadas. Aunque ha sido cierto que los jóvenes sufren menos consecuencias fatales al ser infectados comparados con los adultos mayores, los expertos insisten en el hecho de que, si cientos de miles de jóvenes no se dejen vacunar, puede traer peligrosas ramificaciones cuando emerja en todo su apogeo la variante Delta.
Esta variante proveniente del Covid-19 es una nueva cepa que se descubrió en la India el pasado mes de febrero y que rápidamente se extendió hacia el Reino Unido. Se le denomina la cepa B.1, 617.2 y en los casos analizados por las autoridades inglesas, su transmisión es más rápida, pode ser mas contagiosa y en muchos casos fatal.
También se ha descubierto que quienes tienen las dos vacunas anti Covid-19, están protegidos en contra del contagio, hecho sumamente importante para quienes todavía evaden la vacunación.
Por su parte el doctor Thomas Murray del Hospital de Niños de la Universidad de Yale afirma que la variante Delta ha comenzado a extenderse y lo que se sabe es que las dos dosis de la vacuna para contrarrestar el Covid-9 han demostrado eficacia para salvar a la población de un posible segundo flagelo. “El vacunarse ahora puede ayudar a prevenir el brote de la variante Delta,” dijo el facultativo.
Se informó que la semana pasada en Connecticut solamente seis de cada diez residentes entre las edades de 25 a 34 años han recibido al menos una dosis, mientras que cinco de cada diez residentes cuyas edades fluctúan entre los 18 y 24 años han recibido la dosis por las razones anteriormente mencionadas.
Por este motivo el plan del presidente Joe Biden de que para el 4 de julio de este año siete de cada diez estadounidenses hubiesen recibido al menos una dosis de la vacuna Covid-19 podría fallar y demuestra que la generación joven no ha mostrado entusiasmo ni deseos de vacunarse a pesar de los esfuerzos para facilitarles el acceso de las dosis gracias a las iniciativas entre otras, de las farmacias CVS que están llevando a cabo un laborioso proceso de información telefónica y vía Online.
Otras estadísticas demuestran que los residentes afroamericanos y latinos han demostrado menos interés en vacunarse que la población blanca mientras que las personas que residen en ciudades no se vacunan tanto como los habitantes de suburbios.
En una campaña que sorprende a ciudadanos de países latinoamericanos, el gobernador Ned Lamont ha dejado saber que el Estado está ofreciendo incentivos (premios) para los jóvenes que se vacunen los que incluyen entradas gratis para conciertos que les interesan.
En Hartford, la capital del estado que muestra un bajo interés por parte de los jóvenes por vacunarse, los que lo hagan pueden ser elegibles a premios de hasta $1,000 dólares o talonarios de entradas gratis para este verano en los populares centros de entretenimiento Six Flags.
Además, se informa que la vacuna continuará disponible a través de unidades clínicas móviles y según la vicegobernadora Susan Bysiewicz se espera que los niveles de vacunaciones aumenten cuando los jóvenes vayan a ingresar a colegios y universidades que están exigiendo en algunos casos, pruebas de que los postulantes hayan sido vacunados. También se planea pedir pruebas de la vacuna para participar en eventos o postular a trabajos.
Mason Holland, presidente del gobierno estudiantil de la Universidad de Connecticut hizo un llamado a sus compañeros para que se vacunen diciendo que “los jóvenes no sufren los sufrimientos extremos productos del contagio Covid-19, pero al no vacunarse se corre el riesgo que trasmitan el virus a otros estudiantes que sean más vulnerables a infectarse.” El líder añadió que no es el caso de protegernos solamente nosotros, sino que también resguardar a otros,” dijo.
Mientras avancen los meses, aumenten los contactos sociales y encuentros de verano en este periodo catalogado del “destape” después de meses de restricciones, se debe asegurar que en los grandes centros urbanos de Connecticut tales como New Haven, Bridgeport, Hartford, New Britain, Waterbury, entre otros con residentes afroamericanos y latinos, aumenten los vacunados y las personas continúen usando máscaras y manteniendo las recomendaciones de distanciamiento social.
A todo lo anterior se debe hacer notar la llegada de nuevos residentes que han adquirido propiedad en el estado de Connecticut que ha ganado popularidad nacional por la forma como se la lidiado con la pandemia y los bajos niveles de contagios.
Localmente los restaurantes de West Hartford y Hartford reciben visitas de residentes de otros estados que no muestran los grados de seguridad de Connecticut y de los que se desconoce se hayan o no vacunados e inmunizados.