“Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito. Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas”
Cuando nos vemos en la necesidad de levantar un objeto muy pesado, suele pasar que nos resulta imposible hacerlo si lo queremos hacer solos, rápidamente nos damos cuenta que necesitamos una ayuda que nos permita levantarlo y así trasladarlo al lugar que queremos.
Se hace necesario más de una fuerza asociada para lograr el fin, de igual manera pasa en una fábrica, no funciona con un solo empleado sino con un conjunto de ellos, que día a día trabajan de manera coordinada para lograr el producto final.
También nos pasa en nuestra vida, contamos con amigos o personas allegadas que han sido y son de gran ayuda para superar nuestros conflictos y problemas, sin embargo, no siempre nos sentimos de esa manera y hasta podemos decir: “Yo no tengo a nadie y ni quiero, porque los que tuve me han decepcionado, abusaron de mi confianza y me dieron la espalda, justamente cuando más los necesitaba…”
Pero recordemos que nadie es perfecto, tan solo aprendamos a seleccionar nuestras amistades y a ver lo positivo de cada uno, apreciar sus virtudes, porque en esta vida, todos fallamos. Aprendamos a perdonar, a reparar los errores del pasado…, y de esta manera, continuar trabajando en unidad.
El trabajo en equipo es sin duda, uno de los retos más importantes en todas las organizaciones. Cuando las personas que conforman una compañía están comprometidas y trabajan de manera articulada en el logro de objetivos comunes, efectivamente van a obtener resultados positivos.
El éxito de las empresas depende, en gran medida, de la coordinación, comunicación y compromiso que pueda existir entre sus empleados. Cuando éstos trabajan en equipo, las actividades fluyen de manera más rápida y eficiente. Se trata de un modelo de gestión muy relevante, para obtener los mejores resultados posibles.
El fútbol es un buen ejemplo del trabajo en equipo, debido a que en este deporte todos sus jugadores, por muy estrellas individuales que sean, deben interactuar, participar y estar unidos para que, a través de estas acciones, se llegue a un entendimiento y una coordinación que permita alcanzar un óptimo desempeño.
De acuerdo con Andrew Carnegie, “El trabajo en equipo es la habilidad para trabajar juntos hacia una visión común. La habilidad de dirigir logros individuales hacia objetivos organizacionales. Es el combustible que permite a personas comunes conseguir resultados poco comunes”.
Los equipos se integran, se desempeñan y desintegran en base a su cultura, sus relaciones, actitudes y esfuerzo. Los mejores equipos tienen una gran cultura, dirigida por un gran liderazgo. Las relaciones son significativas y los miembros del equipo están conectados. La actitud colectiva es muy positiva y todos en el equipo trabajan duro para lograr su misión.
Trabajar en equipo permite tener un propósito común para todos los integrantes del mismo; hay que trabajar bajo una misma dirección, lo que implica compromiso y comunicación durante el proceso. Esto permite que, si en algún momento un integrante del equipo pierde la perspectiva, rápidamente encuentre de nuevo la motivación y el entusiasmo para continuar trabajando en el proyecto.
El hecho de que cada persona trabaje en aquellas cuestiones para las que tenga más formación y capacidad, ejerce una influencia muy positiva en su motivación y en la del resto de los integrantes del equipo.
Somos seres sociales y necesitamos interactuar con los demás, de hecho, cuanto más compartimos con los demás y más afines somos con la mayoría de la gente, mejor nos sentimos, es un sentimiento que aflora dentro de nosotros.
Cuando un grupo de personas convierte sus expectativas personales en vínculos y lazos afectivos fuertes, pasa a ser un equipo e incluso una familia. En ese sentido, nadie deja que otro miembro pierda sin antes ayudarle, se caiga sin ayudarle a levantarse. Es donde realmente se vive la empatía y la cercanía.
Los equipos se construyen en base a las fortalezas. Lo mejor de uno de sus miembros mejora a todo el equipo y las debilidades, disminuyen porque todos se hacen mejores entre sí. La visión compartida los hace crecer y enfocarse en lo mejor de cada uno, construyendo la excelencia.
Recuerda que, “la unión hace la fuerza”. Un grupo de personas que no tienen unidad no consigue nada. Debemos mantenernos unidos como un solo pueblo que somos; debemos de tener la mentalidad que tienen los marines del ejército de este país, “no se deja un amigo atrás”. Ayudémonos unos a otros, trabajemos en unidad, aplaudamos las victorias de los demás, celebremos como que fueran nuestras, fortalezcamos los lazos de la hermandad, y permitamos que el Eterno nos guíe cada día.