Exactamente casi dos meses atrás, se dio inicio a una de las medidas de lucha más grande de las últimas décadas en Estados Unidos; y con ello hago referencia a la huelga del sector automotriz, que hasta la fecha de su cese “surtió” una serie de remezones perjudiciales a la economía norteamericana “hundiendo la producción industrial”. En el presente nos dedicamos a describir y analizar, líneas abajo lo que ha significado la mencionada en materia económica en la tierra del “Tío Sam”.
La huelga arrancó el día 15 de setiembre del presente año, cuando el sindicato no arribó a acuerdos favorables con los tres fabricantes de automóviles (Stellantis, Ford Motor Company y General Motors). Unos 13 000 miembros de United Auto Workers (UAW, por sus siglas en inglés; que al traducirse sería: Trabajadores del Automóvil Unidos). Ante la convocatoria hecha por Shaw Fain, presidente del sindicato, se plegaron a esta medida unos 13 000 trabajadores. Los días 22 y 29 del mismo mes, la huelga se amplió con 5600 y 7000 trabajadores respectivamente; lo que involucró la paralización de seis centros de ensamble y 38 complejos de distribución. Debemos añadir que las tres compañías citadas, emplean unos 150 000 miembros de UAW y producen más o menos cerca del 50 % de los vehículos que se fabrican anualmente dentro del país, lo que viene a representar el 1,5 % del Producto Interior Bruto (PIB).
¿Cuáles eran las demandas de los trabajadores del sector? Reformas, en las que se incluyen salarios más altos (un incremento del 40 % en cuatro años), fin del sistema de empleo escalonado, mayores beneficios de horas extras y jubilación, así como semanas laborales más cortas (32 horas a la semana); debido a que la industria encara un cambio sin precedentes asociado a la transición de vehículos eléctricos. Finalmente, después de mes y medio de huelga; ésta llegó a su fin el día 30 de octubre; luego de algunos acuerdos beneficiosos para el sindicato, como el incremento de la remuneración en un 25 % durante el contrato de 4,5 años; un bono de ratificación de $ 5000,00 y un ajuste por costo de vida.
La huelga ha tenido impactos políticos como económicos. Más allá de que sea el sector automotriz, el que esté en esta medida de fuerza; en particular también afecta el bolsillo estadounidense. Si bien, implica pérdidas millonarias para una de las grandes industrias que acelera la fuerza económica del país. Aunque no necesariamente lleve a una recesión; el estado tiene pérdidas millonarias porque deja de percibir ingresos fiscales (impuestos) de los trabajadores que están en actividad. Firmas económicas, como “Anderson Economic Group” calcula que si todos los trabajadores del UAW en Ford, General Motors y Stellantis se fueran a una huelga por 10 días, esto le costaría hasta $5 mil millones a la economía estadounidense; si la huelga continuase, pues esa suma sería mayor. la firma Ehrlich es más moderada en su estimación. Pero no es sólo eso, los trabajadores en huelga tan sólo reciben $ 500,00 a la semana por concepto de pago de huelga; esto funciona así, tendrán menos ingresos y por tal razón reducirán sus gastos de consumo que finalmente termina afectando al crecimiento económico del país.
Precisando algunos datos, se sabe que tan sólo en la primera semana la huelga, se generó una pérdida de $ 1600 millones a la economía americana. En términos mensuales, la producción de las fábricas estadounidenses cayó más de lo previsto en el mes de octubre. Los economistas que fueron consultados por la agencia de noticias Reuters, habían estimado un desplome de la producción en 0,3 %; pero la caída fue más abrupta; llegando al 0,7 % según datos oficiales de la Reserva Federal (FED), comportamiento similar tuvo en el mes de setiembre, logrando un aumento de la producción del 0,2 % de los 0,4 % pronosticado. En términos anuales, la producción de las fábricas disminuyó 1,7 % en octubre; mientras que la producción de vehículos de motor y piezas se derrumbó en 10 % tras caer 0,5 % en setiembre.
Recogiendo algunos datos de “El Economista”, logramos conocer que la tasa de la actividad del sector manufacturero bajó a 77,2% desde 77,8 % del mes anterior y se sitúa un punto porcentual por debajo de su promedio de largo plazo. Además, se estima que la huelga ha costado alrededor de 200 millones de dólares a la semana a cada uno de los tres fabricantes, de modo que entre las seis semanas de disputa oscilaría entre unos $ 1200 y $ 1300 millones de dólares de manera individual. Otro de los impactos es, menos producción de automóviles; repercutiendo en un incremento del precio de venta.
Por extensión, la industria de autopartes de México; estima que la producción local registró pérdidas acumuladas por $ 412 millones, antes de cumplir las cuatro semanas de huelga; evidenciando la vulnerabilidad de los fabricantes de autopartes mexicanos, ya que casi el 90% de su producción se exporta a las plantas armadoras en el país vecino del norte.
En buena hora se depuso la medida de lucha de UAW, evitando profundizar sus “golpes” a la economía estadounidense.