Consulta
Querida Tía Julia:
Le escribo con el corazón espinado ya que vivo la triste situación de un amor imposible que me tiene el alma hecha trizas.
Soy estudiante de primer año de colegio (no quiero mencionar la ciudad ya que temo que mis compañeros y compañeras me corran la máquina). En abril pasado quedé en conmoción febril cuando vi a un muchacho trigueño, de espaldas anchas, pelo ensortijado, y una sonrisa que tornó mi sombrío corazón en una jardín otoñal con pajaritos. Lo conocí porque todos los días debo viajar en una guagua que nos lleva a los laboratorios y este jevo conduce con destreza y seguridad viril.
Ahora comenzando el semestre nuevamente cogí la guagua y ¡Oh, Dios! El chofer era Fred al que yo le miraba la nuca. El giró su hermosa cabeza hacia mí, nuestras miradas se encontraron y sus ojos me cautivaron como la miel del poder político a una abeja candidata. De inmediato mi corazón palpitó como si se acercara un tsunami y creo que me sonrojé con los colores de una rosa cautiva en un florero de marfil.
Debido a mi natural timidez, no entablé enseguida conversación con él ya que por mirar hacia atrás casi chocamos, pero nuestras miradas se siguieron cruzando y pensé erróneamente que algo vibrante había surgido entre nosotros. Una mañana, me atreví a ofrecerle un bagel con huevo y salchicha de esos que venden en los Dunkin Donuts y Freddy lo aceptó con alegría intensa y me dijo, ¡oh gracioso! “que la próxima vez se lo trajera con un café negro.” ¡Ay, es tan gracioso!
Así, y de a poco fuimos entrando en conversaciones furtivas y el seguía aceptando antojitos tales como alcapurrias, y hasta un bacalaito que prepara muy bien la señora Amelia.
Así las cosas, hicimos una buena amistad y lo único que me preocupaba era que mis regalos no eran reciprocados y que Freddy comía con muchas ganas, me daba las gracias, pero jamás me daba ninguna atención, cosas simples como darme una flor, o invitarme al cine.
Finalmente lo convencí para que fuésemos a uno de los clubes de Hartford a los que aun se puede ir sin temor a disputas ni pescozadas, y comenzamos a beber gin con tónica, pero después Fred comenzó a tomar heavy mezclando ron con cerveza.
Cuando comenzaron a tocar un tema, salimos a bailar perreo y aunque yo le hacía cucas monas y le decía que me empujara en confianza con el paso de Viva la Retaguardia, Freddy como que ya se iba de lado porque estaba con una tremenda juma.
Mi error doctora, y lo reconozco, fue que cuando cayó medio dormido en el carro, me atreví a besarlo y acariciar su torso fuerte, peludo… Llegamos a mi apartamento, pero se negó a subir y me exigió que le llevara a la casa de su hermana donde se celebraba un bautizo. Con la frustración aniquilándome el alma; lo llevé a un apartamento en la Franklin donde había una bebelata de madre; pero sentí un temor sobrecogedor por los de los balazos de advertencia.
Al día siguiente Fred me llamó y de malas maneras me insultó diciéndome que yo no debí haberle besado en forma furtiva y que la próxima vez me iba a romper la cara. También me dijo en forma estrujada, ¡Ho Dios! algo así como que no le gustaba la carne de burro, cuestión que yo no entendí, pero que después unos muchachos me lo explicaron de un modo crudo y transparente con lujo de detalles.
Ahora siento que el corazón se me quiere salir del pecho cuando subo a la guagua del colegio y me dan ganas de sollozar ya que Fred no me mira y si lo hace, veo en sus pupilas una luz de hostilidad parecida a la de un terrorista al servicio del GOP (Grupo Omnívoro de Potentados)
¿Debiera disculparme con él y ver qué pasa, o me alejo de su lado como una gacela herida?
Por favor aconséjeme que temo enloquecer de frustración. Cariños para usted y al joven dibujante calvito que tan mal trata a las mujeres. ¿No es esto abuso doméstico?
Carlo
Respuesta
Carlo:
Entrando al punto como diría un editor, noto por el tono de tu carta que estás frustrado ya que te hiciste ilusiones con ese muchacho Freddy que me parece sabía por donde venia la marea, pero que se aprovechó de tus regalitos y el arroz con jueyes ya que percibió tu interés por él.
Lamentablemente hay tipos así que se aprovechan de los sentimientos genuinos de muchachos como tú para obtener algún provecho nimio tales como los que describes inocentemente en tu correíto.
Como ahora estoy utilizando la terapia de la realidad, te recomiendo en forma enfática que no hables nunca más con él ni le mires por el espejo retrovisor ni le hagas ojitos ya que el tipo puede chocar y está con coraje. Cuando viajes mira el paisaje de Manfield ya que es mejor que busques otros horizontes. Un día te compra un emparedado de carne y te lo vas comiendo en el viaje con café pulla para castigarle.
En los colegios universitarios y especialmente ahora, hay muchos muchachos que buscan liberarse y no me extrañaría que encuentres alguno volando bajo ya que se ve que eres buena persona, cocinas bien, añoñas a tu pareja, y eres sensible.
En el futuro cuídate de gentes que reciben y no reciprocan ya que son de esos a quienes les gusta cachetear y abusan de tus sentimientos. Ese Freddy parece que es más apretado que pantalón de torero, o sabe como sacar provecho de situaciones sentimentales.
Recuerda mija que, si no hay reciprocidad mínima en esto de los regalitos, es mejor que te alejes pa’ rápido ya que vas a sufril. Uno de mis lectores le regalaba constantemente a una muchacha de la cual estaba como tú de enamorado chocolates Manuela “que a la larga te producen caries en las muelas”, y ésta ni siquiera le enviaba una tarjeta de Navidad, aunque siempre le daba las gracias cuando el manganzón la invitaba a comer a West Hartford.
Carlo recógete, deja a Fred guiando tranquilo, concéntrate en tus estudios moleculares y no seas tan cariñoso y expresivo que te pueden dejar un ojo negro por impulsivo. Lo del beso y el sobito estuvieron de más, pero la reacción de Fred que se hizo el dormido me parece contradictoria, y lo vamos a dejar así.
Goza de este primer semestre que al parecer estará frío, concéntrate en tus estudios acerca del átomo y la sincruecit, y echa pa’lante ya que pa’tras ni para tomar impulso. Caso cerrado (parcialmente). Lo del emparedado es optativo a lo más, cuando desciendas de la guagua, hazle un desprecio con bajada de pestañas.
Tu Tía Julia.
Comentarios a los sabios consejos de la Tía Julia:
Mi nombre es Tom y tanto a mi como a mi novia no nos agrada ver películas, videos o dibujos en donde las mujeres reciban patadas ni empujones porque promueve la violencia doméstica. Lo que pasa es que hay cineastas o dibujantes que parecieran tener conflictos en el plano instintivo con la figura femenina. ¿Por qué no le envía una nota con el dibujito a su esposa, la suegra o a la abuelita? Ese tipo de odio visceral producto de traumas en contra del sexo débil provoca muchas veces que a los hombres se le caiga el pelo. Tom de Waterbury.