Admirada Titi Julia,
Soy una muchacha quien de partida no estoy de acuerdo con la construcción de la Maldita Pared que montó el expresidente Trump entre Estados Unidos y México. Ahora la desea continuar el señor Biden y yo voté por él para que no se gastaran más chavos. Tía es que ya no hay respeto hacia nuestras naciones y se nos trata mal de hecho y de palabra.
Los cuates somos un país sofisticado que merece respeto y solamente para que no lo olviden, tenemos directores y actores del calibre de Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón, María Novaro y Guillermo del Toro. Y en literatura, mi cuate, recordemos a Octavio Paz, Carlos Fuentes, Sor Juan Inés de la Cruz y Juan Rulfo, por nombrar solamente a algunos y no crear envidias.
Lo que está sucediendo tía es que ahorita a mí me afloja las clavijas de las vihuelas el saber que esta gente quienes auspician deportes tales como el fútbol, el box y la lucha libre, usan también a las féminas como figuras sexuales, gladiadoras de la bofetada.
¿No se siente usted triste cuando por unos dólares más ciertas mujeres se dan de golpes en la cara, se machacan los senos y se hacen daño al cerebro como lo hacen los boxeadores machos que ya a los diez años de pelear quedan tartamudos por los puñetazos en el cráneo?
A los equipos femeninos que juegan balompié y se hacen trizas a patadas no les pagaban y todo se lo llevaban los empresarios de la pillería dizque deportiva.
Lo que viene pasando es que mi novio Cristóbal goza con estos deportes y como decimos en Guadalajara donde a la gente les encanta las tunas, “ya me está colmando la colmena” porque usted le viera la cara de satisfacción cuando las luchadoras se hacen trizas en el ring side, haciéndose llaves donde muestran hasta lo que comieron en el desayuno. A Crestón, y con respeto, que es como le llamo en la intimidad, me parece que es solamente eso lo que le gusta y deleita y para nada la grave situación mundial en el medio oriente.
Para mí, el futbol bien arbitrado, el baloncesto, el tenis y el atletismo son juegos aceptables y las mujeres muestran su energía y capacidad de un modo decente, salvo en el tenis donde usan unas minifalditas. En los juegos brutales que le digo, como este del boxeo con patadas y cabezazos en los que los que pelean están encerrados como fieras detrás de una reja; las mujeres son un espectáculo triste.
¡Pero esto no es todo! Cristóbal no se pierde las noticias del tiempo de México y ¿por qué? ¿Ha visto usted las mujeres que contratan para informar de la situación meteorológica en los canales mexicanos con trajes más apretados que gas de visita? ¡Oh Virgencita de Guadalupe!
En conclusión, tía y para no aburrirla, no sé qué hacer con Crestón y al parecer continuará mirando los deportes violentos entre mujeres poniendo unas caras extrañas de satisfacción, deleite, y euforia mórbida cuando dos féminas están en el suelo apretándose y mostrando las partes posteriores. En estos casos ¡híjole! este tipo degenerado emite sonidos tales como ahaaaaa, hummmmmmm, hijoleeeeeee, ¡qué mamacitaaaaaa! ohhhhhhhhhhhhh y sus ojos se les ponen voluptuosos, gozadores y sensuales.
Tía, no sé si lograría sobrevivir como esposa con estas formas de comportamiento que tampoco le gustan a mamá que teme que Cristóbal sea por ahora tranquilo y amoroso pero que ya casados quiera repetir conmigo la lucha libre y técnicas como la llave de Nelson, el “agarre fetal,” “el sesenta y nueve,” “Cierra los ojos y no respires que así parecerás muerta,” o “el delicioso estrangulamiento fatulo pero amoroso.”
Por favor aconséjeme ya que este problema no solamente me afecta a mí, sino que a otras chamacas del colegio universitario donde estudio part-time y en mi trabajo en UPS.
Feliz otoño, abríguese y que la virgencita de Guadalupe la proteja del frio y de los que todavía creen en la frase “ojo por ojo diente por diente” aplicadas a genocidios e invasiones en lo poco que queda del país palestino. ¡Oh, Dios!
Lola Flores
Respuesta,
Lolita,
Tu nombre me hace recordar a la gran Lola Beltrán quien mi mamá y mi abuela admiraban. Una gran cantante y actriz mexicana en los buenos tiempos del cine azteca con los mariachis e historias de amor, pero tienes mucha razón cuando mencionas a los nuevos valores de la cinematografía mexicana y de otros países latinoamericanos.
Tu carta está muy bien escrita y se nota que tus maestros en Guadalajara hicieron su trabajo.
Estoy de acuerdo contigo en que el asunto de lucha libre entre féminas se ha convertido en un espectáculo casi pornográfico donde las que se estropean el esqueleto salen vestidas con bikini y ropa deportiva muy o extremadamente cómoda. Debemos también recordar que la lucha libre es más bien un espectáculo teatral en el que se enfrentan latinas con nombres tan sugestivos como “Jesusita la Machacadora” o “Rosita y sus Muslos Tentaculares,” o “Lidia la del rebozo con filo.”
Muchos tipos como Cristóbal o Crestón no miran tanto la lucha femenina como un deporte, sino que a unas muchachas que simulan hacerse trizas exhibiendo el soma. En las llaves de artes marciales del “agárrese como pueda;” la aparente víctima está en el suelo gritando y mostrando todo, incluso aquello.
Sinceramente no veo nada de deportivo en este espectáculo circense que nadie toma en serio, aunque se debe reconocer la agilidad de la luchadora lanzando patadas en el vuelo del águila y los famosos tacles que a veces les dan a las mujeres en los senos, la cabeza, o el bajo vientre. ¡Oh, Dios!
Este falso “deporte” que pareciera un embuste crea daños irreversibles en las trabajadoras del ring side, y los luchadores profesionales tales como “Ricardito el Enano Vengador,” “Cabronni Patada de Hierro,” o “James el Tarzán Malulo,” sufren a la larga lesiones en la columna vertebral, los hombros, caderas, y el cerebro ya que a veces para hacer los actos más realistas, se les pasa la mano o la pata y desmoronan las costillas y el esternón del contrario.
Detrás de este tipo de entretención hay productores que se hacen millonarios explotando a estos actores y actrices de la violencia.
Los luchadores han iniciado desde hace tiempo demandas legales ya que las industrias no les proveen sistemas de seguro médico para lidiar con sus graves lesiones y las pérdidas definitivas de dientes y muelas en estos tiempos en que los implantes valen una fortuna.
También hubo una investigación acerca del uso de esteroides por parte de los luchadores/gladiadores para patearse con ahínco y lucir musculosos.
Si esto les pasa a los luchadores, lo mismo les sucede a estas porno/luchadoras explotadas comercialmente.
En relación al boxeo entre varones es interesante saber que las primeras peleas de las que se tiene memoria se dieron ni más ni menos que en el siglo XVIII en Londres, Inglaterra y eran sin guantes, mientras que la primera exhibición boxística femenina tuvo lugar en las Olimpiadas del 1904. Sin embargo, no sería hasta las Olimpiadas del 2012 cuando se hacen oficiales los combates entre mujeres y existen hoy día federaciones nacionales e internacionales de boxeo femenino como deporte profesional.
No son pocas las hispanas y no digo latinas ya que ellas no hablan latín; que aparecen en las listas de exponentes de este deporte y entre ellas solamente quiero mencionar los nombres de Marcela Acuña de Argentina, Yulilán Luna de México y Cecilia Brackur de Colombia, entre otras. De las luchadoras en el “agárrese como pueda,” figuran Lady Shani, Heroína y La dama Enmascarada, entre muchas otras ¿Cómo la ves? ¡Híjole!
En la porno/lucha libre, el asunto es claramente una explotación del cuerpo de las mujeres y ahora es cosa tuya aceptar como novia y esposa que tu futuro esposo te exponga a espectáculos mórbidos y enfermizos en que se degrada a la mujer haciendo de sus cuerpos semi desnudos un producto recreacional.
Saludos en este otoño más frio que nalga de foca.
Tía Julia
Comentarios a los Sabios Consejos de la Tía Julia.
Con mis amigas en el DD del hermoso pueblo de Bloomfield estamos indignadas con esto de obligar a los palestinos residentes de Gaza a abandonar sus hogares casi con lo que tiene puesto por lo de los bombardeos de Israel llamados “ojo por ojo, diente por diente.” ¡Qué barbaridad!