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Tía Julia. Hasta febrero del año pasado, se celebró San Valentín o el Dia de los Enamorados de un modo normal porque todavía el comercio estaba activo incluidas las floristerías, funerarias, JCPenny, Lord&Taylor, Macy, OneDollarStore, y otras tiendas del mall donde gastábamos los chavos, y nuestras tarjetas de crédito pasaban susto por lo del “pan hoy, hambre mañana.”
Los restaurantes estaban abiertos de par en par y en los CVS donde si usted gasta 76 dólares le dan premios de $2, vendían el chocolate y los corazones de dulce a diestra y siniestra para que los niños y niñas se chaven los dientes a temprana edad y requieran en el futuro implantes.
Tía, este año todo cambiará por esto del Covis-19 y el Covis-20 que se aproxima y nada es lo mismo; ¡ayayay! Es que esto duele mucho demasiado, pero al final del día, es decir como a las 22:35 de la noche, porque estamos comprando menos; ahorramos a la espera del otro cheque que dice reactivará la economía y nos aliviará la ansiedad.
En el Valentín pasado, Reynaldo, mi novio, me invitó a cenar al restaurante mexicano “Frida” que está en la avenida New Britain y donde nunca sirven la comida frida, y a una amiga mía cuyo enamorado es muy tacaño y usa máscaras de mimbre, la llevó al conocido Restaurante Aquí me Quedo de la calle Park donde ya no había mosquitos ni moscas porque era invierno. Debido a la Pandemia mi novio se ha quedado sin trabajo y ahora hace part-time en Boston repartiendo comida chatarra y las siniestras cenas chinas a domicilio. Por mi parte, yo tengo mi trabajito en un hospital cogiendo la temperatura a los pacientes que tienen appointments y preguntándoles si han viajado a Madagascar, Cawonwaka, o Thurkisgtan.
Lo malo de esta temporada es que ahora no podemos vernos con mi novio como antes y hasta hace una semana no sabía que me regalaría Reynal para el Día de los Enamorados. El me ha dicho que no le regale nada porque está contento con lo que le ofrezco gratis y yo le he preparado además para el sábado 13, una cena romántica en mi departamento/estudio desde el cual se ve el lado bonito del centro de Hartford.
Pero fíjese usted lo que es el ingenio humano. Ayer me llegó por correo una librito de esos que hacen en Stapple en el cual me dedica una poesía y un certificado para comer $20 en el restaurante Chinchín Li. Este obsequio me agradó mucho y aunque no entiendo de poesía ni me agrada la comida china por lo que la gente dice acerca de la carne de sus sopas siniestras; se la envío para que usted la analice con calma, medite y la comparta con sus lectoras.
A mi amada ausente…
Yanika, me gustas cuando callas,
Porque como que desapareces,
Y solitario, de un modo infinito,
me quedo con la boca abierta,
Mirando los astros que temblequean,
En el cielo iluminado por
Una luna media floja,
Tapada por unas nubes jodonas
Que empuja el viento norte.
Quisiera darte todo, incluso aquello,
Pero ahora estoy lejos,
Me ha ido todo como el ajo,
Y estoy más salado que
bacalao indeciso,
pero mi amor es más grande,
que una pizza family size.
¿No le parece a usted tía que es un poema que dan ganas de llorar? A mi prima que paso el GED y está en un colegio del área, no le agradó el texto diciendo que era más malo que chupar un clavo y piensa que eso de que yo le gusto “cuando callo” es una indirecta grosera para que yo cierre la boca y no comparta mis pensamientos.
Hay dos poemas más, y su publicación la dejo a su criterio.
Verónica
Respuesta,
Mira querida Vero y que coincidencia pues a mí también leyendo ese texto hirsuto, desordenado y pueril me dieron ganas de llorar porque los versos son más desabridos que la mermelada de jengibre o el famoso pique “Guanajuato Híjole” que pica tres veces y que los mecánicos usan para aflojar las tuercas.
Esto, que yo no llamaría poema, tiene un solo mérito. Me parece que Reynaldo lo mal escribió inundado por el amor hacia ti que tienes la ventaja de tener la pistolita de plástico para medir la temperatura Celsius o Fahrenheit. A ti te habrá conmovido, pero Mija eso duele y no compartas el poema con nadie porque pensarán que a tu amado la soledad o el racismo que experimenta viviendo en Boston le está afectando el flujo de las ideas en las neuronas o que el seno frontal del cerebro lo tiene más averiado que los discursos del vejete Giuliani que de héroe descendió a mequetrefe y de la que viene no se para.
Lo de la depresión económica es cierto. Una lectora me escribía informándome que, como los profesionales, incluidos algunos maestros y maestras trabajan ahora desde la casa, las tiendas de lavado en seco se han ido ajuste y las que sobreviven lo hacen con ayuda del gobierno lo cual no soluciona, pero compensa. Mi sobrino que trataba de vestir bien para que sus estudiantes elevaran sus aspiraciones y no se quedaran en los blujeans, farmers, las camisetas y las sandalias flojas, ahora ya no usa sus camisas, chalinas, gabanes ni pantalones y en su casa la esposa, cuando no están los hijos, le permite pulular en calzoncillos. Esto mismo les sucede a las maestras.
Y hablando de San Valentín festividad a la que ya me he referido anteriormente con más detalles que bochincheo de primas, fíjate que algunos restaurantes usan en la actualidad el sistema Iglú que ayudan a los esquimales que hacen sus departamentos/estudios con murallones de hielo para atraer a la clientela. No, no tienen duchas ni agua caliente. Ahora han hecho estas casetas de plástico aisladas de otras y los comensales pueden hacer reservaciones, pero tienen que llevar un guatero. Dicen que les ponen unas estufas. ¡Es que el ingenio se despierta en tiempos de necesidad!
Y hablando de poemas de amor, he seleccionado algunos, que considero leíbles, enviables y algunos sobresalientes.
“Pedazo de mis entrañas
Sangre que lleva mi sangre,
¡Tienes madre!
Duerme tranquilo en mis brazos
En este trono tan grande
Que Dios tan solo concede
A los hombres cuando nacen.”
(De los hermanos Álvarez Quintero). Otra.
“No reina en mi corazón
Otra cosa que mujer
Ni hay bien a mi parecer,
Mas digno de estimación,
Que adornada primavera
De fuentes, plantas y flores,
Que divinos resplandores
El sol en su cuarta esfera
Que purpúreo amanecer,
Que cielo lleno de estrellas
Iguala a las partes bellas
¿Del rostro de una mujer?”
(José Ruiz Alarcón), otra.
“¿Qué es poesía? – me dices mientras
Clavas en mi pupila tu pupila azul:
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
¡Poesía…eres tú!”
(Gustavo Adolfo Bécquer)
Y les dejo con estas para que las dediquen. ¡Cuídense mucho y Viva la amistad y el Amor al prójimo!
Julia
Comentarios a los Consejos de la Tía Julia. Con mi esposa con la que estamos desposados ya por cuarenta años, creemos que la comprensión y capacidad de perdonar son los secretos para mantener vivo el amor. Desde nuestros cuerpos se alejó ya la vital primavera, pero afloran los recuerdos y los momentos placenteros y amargos compartidos cogidos de la mano. Eva y Tulio de Milford. Gracias.