Los principales ejecutivos de Wall Street, que se hicieron multibillonarios profetizando prosperidad, ahora profetizan calamidad, afirman ver un huracán financiero en el futuro inmediato, vivimos tiempos extraordinarios.
Jamie Dimon, el jefe supremo de JP Morgan Chase, principal prestamista estadounidense, ve “un huracán” avanzando hacia nosotros. Los jefes de Goldman Sachs y Stanley Morgan, primer y segundo actor de Wall Street, coincidieron con Dimon.
La analogía tiene actualidad, recién iniciamos una temporada ciclónica que promete ser muy activa y en extremo devastadora.
Estos profetas profetizaron prosperidad, sólo prosperaron ellos, ahora profetizan huracanes, los muertos, damnificados y desplazados seguiremos siendo nosotros.
Si profetizan un “huracán”, es porque tienen los refugios para alquilar, alimentos, medicinas y frazadas para vender, los profetas de la opulencia nunca se equivocan, siempre ganan.
En una conferencia sobre inversiones profetizaron desgracias, de seguro ganarán mucho dinero con el sufrimiento de todos nosotros.
Estos tipos saben beneficiarse de las crisis, recordemos la crisis inmobiliaria del 2007 y el colapso de Wall Street en el 2008.
Alegaron haber perdido una alucinante cantidad de dinero, y el gobierno tomó del dinero que le pagamos en impuestos para “rescatarlos” de una crisis que ellos crearon.
El colapso de Wall Street les produjo a los banqueros una cantidad alucinante de plata, y muchísima más libertad para hacer lo que quieran con nuestro dinero.
Las “regulaciones” financieras de Barack Obama, que siguieron a la crisis del 2008 cambiaron nuestra relación comercial con los bancos ya no somos depositantes, somos sus “prestamistas”.
Las letritas pequeñitas de los contratos con los bancos, dice que nosotros, los depositantes, en realidad le estamos “prestando” ese dinero para ellos negociarlo como lo consideren.
Ellos, que son especialistas creando crisis, beneficiándose de ellas, ahora anuncian un “huracán”, pero nosotros no podemos cuidarnos de nada, ellos tienen nuestro dinero y el poder.