En Senegal, la nación más democrática de África, la Justicia del presidente Macky Sall enjuicia al principal dirigente de oposición Ousmane Sonko, por violación sexual y difamación.
Frente a Senegal, 4 mil millas cruzando el Atlántico, los Estados Unidos son la nación más democrática del mundo, y ocurre exactamente lo mismo. La justicia del presidente demócrata, Joe Biden, enjuicia al expresidente Donald Trump por violación sexual y mal manejo de documentos presidenciales.
Seguidores de Sonko creen que Sall quiere evitar su candidatura presidencial en las elecciones de febrero, protestan, incendiaron vehículos, y el gobierno suspendió la internet.
En Senegal se respira una tensa calma.
Los republicanos se unieron, creen que Biden busca impedir que Trump sea candidato.
En ambos países, la justicia se usa como arma contra opositores políticos, eso es “normal” en “Repúblicas Bananeras”, debemos preguntar: ¿avanza Senegal, o retroceden los Estados Unidos?
Los senegaleses son una partida de ignorantes, indigentes, incivilizados subdesarrollados de pies planos, habitantes de “repúblicas bananeras”, pero los estadounidenses son lo contrario, haciendo exactamente lo mismo.
Aquí queda absolutamente claro que la política y los políticos son exactamente la misma porquería, aunque hablen idiomas diferentes y tengan diferente color de piel y partido.
El futuro de Senegal, en la dista te nebulosa, bajo el polvo del Sahara, las diferencias económicas, políticas y sociales es incierto. El futuro estadounidense, que se ven con claridad meridiana.
Aquí se iniciará una vendetta política entre bandas rivales, como la que vimos en la película El Padrino.
El sistema político está en peligro.
Los republicanos convertirán el Congreso en una poderosa arma contra el presidente Biden y su familia, si algunas de las historias resultan ciertas, sufrirán un colapso total.
Si cada grupo utiliza las armas institucionales contra sus oponentes políticos, el futuro nacional, siendo optimistas, luce mal.
Olvidaron quienes somos, tratándonos como si fuésemos ucranianos, vivimos atrapados en el fuego cruzado entre dos rivales iguales.