Querida Tía Julia:
Me atrevo a escribirle por consejos de mi prima a quien usted le aconsejó que se olvidara de un tipo al que apodaban “Cometa” que aparecía y desaparecía dejando niñitos sin papá. Todavía anda suelto y la policía le busca por casos de manutenciones impagas para que dialogue con el Juez.
También deseo que pase una Feliz Noche Buena con su novio y que sea finalmente feliz y la prosperidad reine para usted en el 2023. Un saludo para los que bautizo como los “trabajadores esenciales” de la prensa y que trabajan en este semanario que no falló durante la pandemia y nos mantuvo y mantiene informados.
Mi sobrenombre es Tulina y soy de la hermosa ciudad de Waterbury, tengo 21 años, aunque represento 20 y mi problema es simple, pero a la vez complejo y me explico.
Desde chiquita me ha gustado el baile y me encantan ritmos como el “Perreoin” y el Merengue Ultra que se practica en Santo Domingo e incluso en Nigeria. Soy una joven, moderna y quiero gozar de la vida con bailes con toque, pero sin excesos ni invasiones. ¿Usted me entiende?
En una fiesta conocí a un muchacho muy simpático estudiante en un college y al que le caí muy bien por mi forma de bailar.
Tino tiene muchas cualidades, pero hay algo en que no nos llevamos. Una noche en un evento de fin de semestre en lo que él llama la casa de estudios, uno de sus amigo me invitó a bailar un RegetónFull y cuando estábamos en lo mejor y yo hacía la “sentadita” y el refregón de espalda, mi novio interrumpió el baile, me sacó del brazo al balcón de la residencia en el colegio Trinity.
El tipo me insultó y me acusó de obscena y escandalosa. Temí que el balcón se fuese a derrumbar como sucedió en el pasado porque no estaba reforzado con madera de palo.
Traté de explicarle que eso no era nada y que el refregón era parte del bailecito y no había malicia, pero Tino sigue enojado conmigo y yo lo siento mucho porque me trata bien, me pasea, e invita a los DD los fines de semana. Hace unos días hablamos por teléfono y me dijo que si volvíamos a ser noviecitos no quería saber más de fiestas navideñas con perreos, ni gateos.
Otra de nuestras diferencias tiene que ver con que a mi me gusta enviar muchas tarjetas de saludos de Navidad, Año Nuevo y de los Tres Santos Reyes que yo pago con lo que gano de un modo honrado en un salón de belleza donde hacemos estilos exclusivos franceses como el “Reglagé l’ami purquá” y el “Cheveux grenoble miné.” Solamente en propinas de las señoronas de West Hartford me hago sus buenos 200 dólares a la semana sin impuestos. Como dice el expresidente Trump, “yo hago negocios de un modo inteligente” y evito pagar impuestos, aunque a veces suene a pillería.
Mi enamorado dice ahora que yo me siento obligada a mandar tantas tarjetas porque tengo una baja autoestima y debo compensar un complejo de inferioridad subconsciente que me impulsa a bailar de un modo muy llamativo para compensar mi ego moviendo las nalgas. ¿Cómo la ve?
Dice el infeliz que se cree sicólogo, que ahora en el siglo XXI y en su caso, enviando un mensaje en el Facebook basta y sus amistades se van en coche. Es que este tipo tiene también la mano más apretada que un baby y no cambia los DD por desayunos mexicanos con mole y huevos rancheros, ¡Híjole!
Ya tenemos intimidad y le he explicado que yo lo quiero, pero me encantan las fiestas, la vida social y enviar regalos y tarjetitas. Tía, ¿Qué puedo hacer? ¿Sigo con las fiestas y los refregones intensos? Por favor oriénteme antes de la fiesta de año nuevo porque estoy en una encrucijada letal y nociva y este tipo me hace sentir culpable lo cual y de acuerdo a lo hablado con mis compañeras de trabajo, es una forma cruel de abuso emocional. Merci beaucoup.
Dolly
Respuesta
Querida Doli (ente):
En esto del baile siempre han existido controversias y es cosa de recordar los inicios del Rock and Roll cuando los parejos de las nenas las lanzaban al aire mostrado así hasta el desayuno del día anterior ya que usaban esas faldas anchas que se lleva el viento, tipo Marilyn Monroe y que ahora están pasadas de moda.
Después vino la época del “go-go” y el twist con las famosas minifaldas a la altura del ombligo donde las parejas gesticulaban y se movían más que gata en celo. En mis tiempos se bailaban las baladas y el bolero, y solamente a veces, cuando había confianza y al resguardo de la media luz de la marquesina, se producía el “full contact” pero en forma disimulada ya que siempre estaban las mamás, hermanos o primos siguiendo en forma cercana las escaramuzas de los pasitos sobre una baldosa y ya te habrán contado como es la gente de Ponce.
En esos tiempos todo era nada más que apretaditas de dedos, roces discretos, besitos robados y estrujaditas de cintura circunstanciales. Bueno, el tiempo pasa y de acuerdo a lo que yo sé, observo y me sorprende como las cosas han cambiado y el contacto corporal se hace en forma natural y sin inhibiciones en el merengue con toque, el merecumbé raspadito y el Rap con puñalada de carne, tal como se muestran en el plasma a todo color y los cantantes descarados se aprietan el paquete.
Ahora a la gente le encanta mostrándose en el Facebook, bailando y dándose el palo de anís y piensan que hay que aplaudirlas. Es que ya no hay decoro.
Como pasa en todo, hay gente a la que le gusta esta expresión de baile, y otras que no lo consideran una danza, sino que una poca vergüenza como el famoso baile del perrito. Es cosa de ver el canal de televisión mexicano para apreciar los extremos de esta expresión corporal donde uno ve a unos tipos cincuentones con barriga moviéndose en forma erótica rodeados de nenas de 15.
Alguien de más edad podría decir, “pero y ahora que ganamos el mundial a penales ¿qué me decís del tango argentino y la milonga que desde fines del siglo XIX (diecinueve) exigían contacto estrecho entre el bailarín y la bailarina la cual además andaba siempre con una falda estrecha abierta al lado, sos sonso vos sos?”
Considero que si quieres a tu novio y lo respetas no deberías bailar con otros hombres esta expresión coreográfica donde hay figuras aptas solo para mayores de 64 años, pero es que aquí en Estados Unidos la ven hasta los niños chicos en internet. Como lo que tu bailas es un baile absolutamente sensual, pienso que deberías respetar los deseos de tu enamorado quien con razón se puede sentir celoso ya que al parecer te quiere y no desea ver sobándote con otros.
Enséñale a él a bailar reguetón y el perreo, pero en privado, para que quizás participe y se sienta más cómodo, salvo que el hombre tenga menos ritmo que una gotera.
En cuanto a las fiestecitas en colegios universitarios, te recomiendo que cuides tu reputación ya que me han contado que allí se consume de todo y no solamente carne de pollo, y que ya varias personas en Hartford y New Britain han llamado a la policía debido al griterío, la música y el revolú. Si todavía te sientes con deseos de dar salida a este frenesí bailable, rompe con tu novio, continúa perreando y te deseo suerte.
¡Ah! Deja de preocuparte de mi vida privada porque el chisme en Hartford corre por todas partes debido a las próximas elecciones para alcalde donde se postula el Nick.
Cariños,
Tía Julia
Comentarios a los Sabios Consejos de la Tía Julia.
Nosotros con mi esposa ya no regalamos tanto para la familia porque todo está muy caro. Lo que hacemos es comprar chucherías y regalitos bobos en la Tiendas de Un dólar y los metemos en cajas bien grandes envueltos en papel brilloso para que no se note. Es que dicen que viene una recesión económica y subirá el precio del arroz y de los gandules. Oscarito y Nélida de Springfield.