La “vibecession”, es un término de reciente acuñación para describir la reciente fluctuación económica en Estados Unidos, que ha generado un debate sobre las fuerzas subyacentes que impulsan este fenómeno. En medio de un contexto de cambio acelerado, esta amalgama de vibraciones económicas y recesión ha desafiado las nociones tradicionales de estabilidad financiera. En este artículo, se abordará aspectos importantes; como su definición, causas, consecuencias, y posibles estrategias para mitigar su impacto en la economía estadounidense.
La vibecession es un neologismo que describe la desconexión entre la economía de un país y la percepción que los ciudadanos tienen de ella. Pese a los buenos números macroeconómicos, la opinión pública es escéptica ante los mismos, y peor aún, la gente percibe el futuro nacional y el suyo con cierto pesimismo. Fue la escritora Kyla Scanlon, quien bautizó esta condición como “vibecession” en el año 2022; que resulta ser la suma de dos palabras: vibes (vibras, en español) y recession (recesión, en español); es decir, la economía sigue creciendo, pero las percepciones o vibras no son positivas. Hay que señalar, que este dilema ha estado presente desde hace buen tiempo atrás, pero la acuñación del término es reciente.
Muchos consideran que el país del “Tío Sam” entró en un periodo de vibración a inicios del año 2022 y concluyó en enero de 2024; cuando fueron encuestados los estadounidenses y en su mayoría manifestaban sus percepciones en negativo sobre la economía del país. Y algunos, señalaban que se había entrado en recesión, pese a que los datos evidenciaban que la inflación estaba bajando, el producto interior bruto (PIB) creciendo y con una economía de casi pleno empleo. Esta paradoja fascinante surge, cuando se generaliza el pesimismo económico en la mayoría de la población. El hecho de que el gasto de los consumidores siga experimentando un crecimiento sostenido, a pesar de las sombrías perspectivas económicas, subraya una curiosa división entre el sentimiento y la actividad económica.
Se estima que principalmente sean tres los factores que han influido para esta “vibra” en los estadounidenses: los medios de comunicación masiva que se centran en noticias dramáticas y negativas, las predicciones de algunos economistas que la recesión sucedería en el 2023 (y nunca llegó), y también a que el público tiene un sesgo de negatividad.
En el año 2023 USA tuvo un crecimiento económico que batió todas las expectativas; el factor consumo fue el motor descollante; el mercado es potente, la inflación casi llegando al rango meta (3,1% dato actual) ¿estos indicadores no serán lo suficientemente necesarios para dejar atrás a la “vibecession”? La respuesta es no, no necesariamente; porque la gran mayoría de norteamericanos no han experimentado un incremento acelerado en sus ingresos como sí lo ha hecho la inflación desde el 2021. Millones sienten frustración y se percibe cuando dialogamos con cualquier ciudadano y éstos expresan que “el costo de vida es mucho más elevado que antes” y “que se tiene que gastar más para satisfacer la misma canasta de bienes en relación al 2020”, y ven con desesperanza el mañana; creyendo que empeorará.
Esta creciente percepción negativa de la gente sobre el futuro económico es preocupante, porque en caso de continuar con esta tendencia, se podría propiciar un fenómeno que los economistas han denominado como “profecías auto-cumplidas” ¿Cómo se podría dar este fenómeno en el país? Una explicación somera nos ayudará a entender esto. Si la gente no avizora un escenario favorable en el futuro para invertir o para emprender nuevos negocios, entonces las personas ahorrarán su dinero o lo llevarán a otro país, y esto trae como consecuencia que se generen menos empleos de los esperados. Si se crean menos empleos, más personas se quedarán sin ingresos. Si no se recibe un ingreso, no se puede ahorrar demasiado como para impulsar más inversiones, tampoco se puede gastar más en otros bienes, y adicionalmente, ante la carencia de empleo, el gobierno recauda menos por concepto de impuestos. Por consiguiente, lo que el gobierno tenía planeado su gasto público, termina siendo menor a lo deseado. Y el resultado final de todo esto es un menor crecimiento económico.
Finalmente ¿cómo minimizar su impacto? En principio, debemos centrarnos en lo que la gente hace y no en lo que dice; pues se está comportando de forma coherente con una economía fuerte (gasto sostenido). Y las autoridades deben levantar “más fuerte la voz” para cambiar esta percepción pesimista del futuro y puedan transformar el posible círculo vicioso de la economía en uno lleno de virtuosismo que beneficie a todos.