Un tipo que se niega a usar mascaritas de seguridad ni mantener la distancia social de seis pies con su novia, ha tomado una segunda decisión crucial en su vida caracterizada por la ociosidad y el odio a todos aquellos que no sean blancos. Se siente orgulloso de ser uno de los primeros en entrar con una bandera confederada al palacio del Congreso el Dia de Reyes, y allí conoció a otro matón de 22 añitos a quien sus padres criaron para ser un inútil y que vive con sus progenitores en el acaudalado pueblo de Ridgefield.
Cuentan que hace unos pocos días atrás los dos insurrectos se encontraron en la ciudad de Danbury, se reconocieron y se dieron un abrazo fraternal como si fuesen viejos compañeros de armas y he aquí el dialogo de los tunantes con licencia de malandrines. El intercambio de palabras fue en inglés, pero lo traduciremos al español para comodidad de nuestros lectores.
“Definitivamente Stanley, he decidido hacerme militante del ‘Partido de los Patriotas’ que desde Mar o Lago en Florida está fundando rodeado de comodidades el Jefe Supremo. Lamentablemente no sé muy bien como conectarme con la organización y eso me tiene tan frustrado como un pollo en lista de espera en un Kentucky Fried Chicken,” le dice al otro bribón que viste una chaqueta de miliciano, botas herradas, y una chaqueta antibalas.
“Brother William, estás hablando con la persona indicada. A mí me han nombrado supremo organizador aquí en Danbury y ahora mismo voy hacia nuestra sede política y social,” dice con entusiasmo el vigilante que carga un Colt .45, un puñal de caza con hojas acerradas para que duela más y una manopla.
Los dos tipos se acercan entonces a la sede del Partido de los Patriotas en cuyo frontis hay un tremendo retrato del General en Jefe con su clásica sonrisa de imbécil. Ya en las cercanías del edificio se escuchan inesperadamente voces que gritan de un modo perentorio y mordaz.
“Ladrón,” “Rata,” “Fraudulento,” “Perjuro,” “Renegado,” “Embustero,” “Fullero,” “Violador,” “Delincuente,” “Estafador,” “Traidor,” “Insidioso,” “Ratero,” “Adultero,” Amamantado,” “Pérfido,” “Tunante,” “Desertor,” “Vendido,” “Artero,” “Delator,” Judas,” “Infiel,” “Felón” “Leguleyo,” “Matasanos…”
Al escuchar esto, William, el invitado, se preocupa y le comenta a Stanley que el lugar parece peligroso porque por los insultos que se escuchan podría haber una pelea y trifulca de madre.
“No, no te preocupes brother, no son insultos. Lo que sucede es que están pasando la asistencia.”
Ya en el interior de un salón que se asemeja a una bodega para guardar guano, el moderador del encuentro a quien llaman el comandante Kloako, está respondiendo preguntas que llegan desde la audiencia.
“Hermano Kloako. ¿Es posible que a nuestro general en jefe lo vayan a encarcelar por haber incitado una insurrección y arengarnos a tomar por asalto el palacio del Congreso, secuestrar a senadores y congresistas para obligarles a declarar a nuestro líder como el ganador en las pasadas elecciones?”
(Murmullos varios)
Comandante Kloako. No tenemos que preocuparnos porque el general va a alegar cono atenuante que después de la derrota del tres de noviembre sufre de una amnesia aguda y que de repente le vienen impulsos fulminantes y no puede controlar la con lengua. ¿Otra pregunta?
Charles von Wugan. Comandante, yo tengo muchos amigos en el grupo The Proud Boys que han tenido un loable comportamiento en nuestra lucha en contra de la Pelosi, los alienígenos y socialistas liberales. Ellos están con un coraje intenso por que el Gran Chaman Vikingo Cornudo le había pedido al General en Jefe que lo perdonara, pero él no lo hizo, y el gran brujo con cuernos podría hacerse merecedor a años de cárcel y una multa dolorosa.
Comandante Kloako. Gracias por la pregunta Von Wagen. Lo que sucedió es que hubo más de doscientas peticiones de ciudadanos solicitando el perdón, pero no se preocupen porque el comandante Steven Bannon más conocido como “el hediondo,” va a apoyar al Cornudo en su defensa con unos chavos que le dio un aliado chino que podría sacarlo del país en un yate de lujo. Bueno como no hay más preguntas, levantaremos un acta de constitución del Partido de los Patriotas, capítulo de Danbury y me propongo como presidente de esta organización. No olviden conectarse con el portal PatriotsChigladoUltra para cualquier pregunta. A la salida los nuevos miembros pueden retirar su identificación y un brazalete rojo con las iniciales PP. No se olviden de la cuota que les hará merecedores de un descuento de un 10% en cualquier armería y cinco dólares por u a compra de más de 60 billes en CVS.
El grupo sale de la sala con entusiasmo letal cantando el himno “Oh mi General, mi general.”