Queremos que nuestro gobierno nos escuche, que responda a la voz de la gente. En una democracia, esto es algo que sucede cada vez que votamos. Para garantizar un gobierno abierto y receptivo, queremos que en nuestras elecciones vote tanta gente como sea posible.
Es por este motivo que siempre he sido de la opinión de que necesitamos leyes que hagan que votar sea tan fácil como podamos. Si alguien quiere participar en unas elecciones, debe poder hacerlo siempre, con tantas facilidades como sea posible. Nuestras leyes deben ir destinadas a eliminar cualquier barrera que impida votar.
Los estados de Nueva Inglaterra, y Connecticut no es una excepción, tienden a ser de la opinión que esto del voto es un problema resulto. Los estados que están aprobando leyes draconianas para hacer que registrarse para votar y participar en unos comicios sea complicado son otros, esos que están por ahí el sur. Aquí somos buena gente y tenemos elecciones bien abiertas y participativas.
El pequeño inconveniente, no obstante, es que esto es falso, y nuestro sistema electoral es un pequeño desastre.
Empecemos por el voto anticipado. No todo el mundo puede ir al colegio electoral un martes laborable en noviembre, y menos si tiene niños, malos horarios en el trabajo, o simplemente está demasiado ocupado para escaparse a votar. Hay gente que no tiene tiempo ni ganas de hacer largas colas para escoger candidatos, y más cuando todo el mundo sale del trabajo al mismo tiempo. Para solventar este problema, cuarenta y cinco estados tienen voto anticipado; uno puede ir a su oficina electoral, DMV, u otro sitio habilitado a tal efecto y votar antes del día de las elecciones. Connecticut es uno de los cinco donde esto no existe.
Otro ejemplo sangrante es el voto por correo. Connecticut tiene una serie de reglas y limitaciones estrictas sobre quién puede solicitar un voto por correo. La petición tiene que ser motivada, es decir, sólo puede hacerse en casos determinados, y requiere una cantidad de papeleo considerable. En el 2020, con la pandemia, se relajaron un poco las limitaciones, pero no es algo permanente. En el resto del país, mientras tanto, todos los votantes pueden pedir votar por correo. En algunos (sobre todo en la costa oeste: California, Washington, Oregón…) todo el mundo recibe la papeleta en casa de manera automática, y todo el mundo puede votar con calma, sin burocracia de por medio.
Empeorando las cosas, estas dos limitaciones no son legales, sino que emanan de la constitución del estado. De forma un tanto inusual, esta restringe tanto el voto anticipado como el voto por correo, así que no basta con un mero cambio legal.
La buena noticia, sin embargo, es que tenemos una reforma constitucional en camino. Tras años de negociaciones y politiqueo, el legislativo estatal aprobó (en dos votaciones en dos legislaturas separadas; reformar la constitución no es fácil) un cambio en nuestra ley fundamental que permitirá el voto anticipado en todas las elecciones en Connecticut. Se acabó esto de sólo tener un martes al azar donde pasar cuentas con nuestros representantes; los legisladores podrán establecer otros días, sin limitaciones.
Falta, sin embargo, un paso importante: los votantes deben aprobar este cambio en referéndum. En las elecciones de noviembre, cuando acudamos a las urnas, deberemos pronunciarnos sobre si queremos voto anticipado o no en Connecticut. Y por supuesto, creo imperativo que votar sí.
De aprobarse la enmienda, vuestro trabajo no habrá terminado del todo. El cambio sólo afecta al voto anticipado presencial (esto es, ir a depositar tu papeleta a algún sitio), no al voto por correo. Este seguirá con sus torpes, anticuadas limitaciones y requisitos de papeleo, sin que podamos adoptar aún el patrón oro de los sistemas electorales, el voto universal por correo que tienen muchos estados del país. Para que eso suceda, hará falta otra enmienda constitucional para hacerlo posible.
Está en camino, y será cuestión de todos trabajar para aprobarla. Por ahora, el voto anticipado será un cambio más que significativo que merece nuestro apoyo, y que ayudará a que nuestra comunidad tenga un voz más fuerte y clara en el capitolio. Empecemos allí.