Querida tía,
No me dedicaré a lamerle el ojo como lo hace mucha gente afrentá. No quiero que se nos contamine con la arrogancia y la soberbia de muchos que necesitan les inflen el ego con zalamerías y así creerse importante como es el caso de algunos políticos que quieren las cosas a la brava.
De todos modos, le agradezco de antemano su ayuda con el caso de mi esposo Freddy que era ayudante de chef en un restaurante de comida francesa en Glastobury pero que se queda sin trabajo por esto de la Pandemia que dicen que se va, pero yo no sé. Ahora que estamos vacunados no sabemos si sacarnos o no la máscara y, es más, como que nos hemos acostumbrado y podemos bregar además con esto del polen que me tiene un lado hinchado.
Resulta tía que, durante la cuarentena, Freddy se defendió preparando comidas para llevar que hacía en nuestra cocina, pero una vecina a la que apodan “el Saludo,” porque no se le niega a nadie; comenzó a atemorizarlo con estos de la salubridad y la limpieza necesaria en las cocinas. Así dejo de trabajar en lo de él y quiso meterse al Uber, pero yo no quise por lo arriesgado de ese negocio, además de que allí suben al carro Pedro, Juan y Diego y yo le temo a las chinchas y a los asaltos.
Tía, Freddy se me ha puesto más vago que los gitanos que piden chavos en West Hartford. Dijo que estaba más frustrado que una tortuga con mochila y que después de veinte años de trabajo, tiene derecho a una jubilación y preferiría quedarse en la casa cuidando a nuestros dos teenagers que abomban al living room, y a su perro chihuahua que ladra de una manera muy aguda y me afecta las orejas.
Yo trato de motivarlo y le compré un uniforme de chef y la gorra de cocinero. Además, le recorte del periódico Hartford Courant los muchos anuncios de trabajos disponible en restaurantes de comida francesa y también los nombres de unas academias de estudios avanzados en comidas de Tailandia. Le informe a este salmón de los programas de ayuda a los pequeños negocios que ha informado el señor Lamont y el presidente Biden para que se instale, pero nada.
Una razón que me ha dado Freddy por la que no desea trabajar en restaurantes y yo lo entiendo, es porque hay muchas personas que son más porfiadas que vendedor de carros, no creen en las máscaras ni las vacunas, se creen supermanes o superwomen y andan repartiendo virus. Freddy está cansado de máscaras porque como usted sabe en las cocinas el ambiente está siempre más caliente que el guatero de Don Sata y queda más sudado que cartero en Puerto Rico.
¿Estará Freddy deprimido? Ahora yo le creo sus temores, pero como tiene menos entusiasmo que antes, se lo pasa pasando la aspiradora y quiere que nos mudemos a San Germán donde dicen que el aire es muy puro y corren briosas tenues y no hay temblores como en Guánica. Ahora no me atiende tan bien como antes y todos los días lee en el periódico la sección de obituarios. Cuando pasa frente a una funeraria se persigna y baja la cabeza. Se me está pareciendo a los que creen en el chupacabras.
Yo me estoy cansando de lo que pasa porque con los chavos que gano y el desempleo de Freddy estaremos más limitados que un enanito jugando baloncesto. Mis hijos están contentos con este salmón en la casa porque les cocina bueno, comparte con ellos en el parque jugando baloncesto y no les obliga a ducharse.
Tía, no sé qué hacer y me estoy cansando con estas zanganerías y afrentamientos.
No pienso regalarle nada para el Día de los Perros porque ya tengo ganas de hacerle escante con la cara y para este revolú.
Saludos a todos ustedes y que se lo pasen bien.
Zoraida
Respuesta
Lamento lo que les sucede, pero como decía un pastor en la Iglesia la Ultima Palabra Repetida, estamos viviendo en tiempos de muchos cambios acelerados. Lo de la plaga que obligó a muchas personas esforzadas a dejar sus trabajos o simplemente como pasó en los DD y McDonald donde las botaron sin explicaciones después de no proveerles a sus empleados protección básica y muchos se enfermaron; nos ha dejado una enseñanza más cruda que pata de lechón. Mija somos tan vulnerables como chiringa azotada por los vientos de ahora y debemos ajustarnos a las nuevas circunstancias.
El gobierno del presidente Biden a diferencia del que se fue y esperamos no vuelva nunca más, ha provisto con el acuerdo de los demócratas que son mayoría en la Casa de Representantes y en el Senado solamente ganan por un solo voto, los cheques de auxilio que han ayudado a las familias del país cuestión que mucha gente no agradece. Los riquitos y multimillonarios se enojaron porque se habían acostumbrado a las rebajas en los pagos de impuestos que les hacia este racista irracional. A diferencia del presidente Joe Biden que ya hizo público lo que ganaba para el efecto de la declaración de impuestos, Trump todavía no lo ha hecho y no lo va a hacer porque se descubrirían sus pillerías que les enseñó su pai.
Además de esto, el rechazo a los trabajos que ahora está creando la gran apertura con la sacadera de máscaras y las dos vacunas; tiene que ver con el despertar político de los trabajadores de restaurantes, DD y otros negocios, donde les pagan una miseria, no les proveen servicios médicos, ni tampoco un sistema justo de promociones. Una muchacha que se llama Concha me dijo que no pensaba volver a un trabajo donde la pagan doce dólares la hora, su tiempo máximo de trabajo son 20 horas a la semana, nunca llegará a ser mánager, y no tienen un sistema de pensiones.
Zoraida, millones de personas se han dado cuenta de como las explotaban y especialmente las enfermeras y trabajadores de hospitales para viejitos que están expuestos a contagiarse, exponerse al fallecimiento de seres humanos y que si cogían el Covis-19, corrían el peligro de entubamiento y los funestos ICU Unidad de Cuidos Intensivos).
En el caso de familias, con las cuarentenas y esto ha pasado en todos los países; esposos y esposas se han reencontrado y dicen los cabezones especializados en estudiar esto de las dinámicas y procesos, está aconteciendo el “síndrome del submarino.” Es que cuando se trabaja, aportas a la conversación y escuchas las novedades, pero a mucha parejas se les acabaron los temas de conversación y se distraen mirando el techo después de tener una relación carnal. Por otro lado, la presencia persistente de jóvenes y nenes en los hogares no les dan un descanso a los padres.
En muchos cas os el sociólogos Martin Cotapos de la Universidad de la Vida Tenue en Arkansas, decía que esposos y esposas deben recordar el tema de la “conquista permanente,” y reinventarse renovando los contactos, tener actividades al aire libre, y no buscar alivio en el palo ni medicamentos.
Cuídate mucho y que te lo pasen bien también.
La Tía que los quiere mucho. ¡Ah!, en cuanto a las máscaras dicen que debieran usarse y mantener las distancias de seis pies con personas desconocidas y dos millas con gente tóxica que fastidian el parto.
Julia
Nota del editor:
Para aumentar el mutuo conocimientos entre las múltiples nacionalidades de nuestros países, incluimos un mini vocabulario con el significado de expresiones típicas de la Isla del Encanto.
• Abombar: oler mal.
• Afrentao: Debiera decirse afrentado, y significa descarado.
• A la brava: conseguir objetivos o metas con violencia suma.
• Chupacabras: No mbre que creo Silverio Pérez para referirse a animal aún desconocido que les chupaba la sangre a cuadrúpedos y no era el Conde Drácula de Transilvania.
• Cocotazo: golpe en la cabeza que duele y se recuerda.
• Dia de los perros: expresión grosera que se refiere al Dia de los Padres a celebrarse el 20 de junio.
• Hacer escante: crear problemas cuando lidia con el prójimo con mentiras, insultos y rumores.
• Lamer el ojo: adular. En algunos países se usa la expresión “chupa medias.”
• Revolú: escándalo.
• Salmón: Apelativo que escoria la inteligencia de otra persona.
• Un lado hinchado: Persona al borde de una explosión emocional debido a casos de afrentamiento y descaro.